EL-SUR

Martes 23 de Abril de 2024

Guerrero, México

Opinión

Tratado de Altamar

Octavio Klimek Alcaraz

Marzo 11, 2023

 

 

Siempre da gusto escribir sobre una buena noticia ambiental en estos tiempos tan plagados de noticias adversas para la mayoría de la gente del planeta y México. El pasado sábado 4 de marzo, en la sede de Naciones Unidas en Nueva York, delegados de más de 190 naciones lograron acordar un texto para la protección de la alta mar. Esto se logró en la Conferencia intergubernamental sobre un instrumento internacional jurídicamente vinculante en virtud de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar sobre la conservación y el uso sostenible de la diversidad biológica marina de las zonas situadas fuera de la jurisdicción nacional, que inició el 20 de febrero y concluyó ese día. La página electrónica de la Conferencia es: https://www.un.org/bbnj/?_gl=1*1223kf3*_ga*MjEyNTQ4MjYxMS4xNjc0ODU0MTky*_ga_TK9BQL5X7Z*MTY3ODQxMTk0NC4xLjAuMTY3ODQxMTk0NC4wLjAuMA.
Este anuncio llevó casi dos décadas de negociaciones, incluyendo cuatro años de conversaciones formales. Como se narra en medios de información, la embajadora Rena Lee, de Singapur, presidenta de la Conferencia Intergubernamental, manifestó: “Damas y caballeros, el barco ha llegado a la costa”, el sábado en la noche al anunciar el acuerdo con una prolongada ovación de pie en la sala de reuniones donde se cerró el acuerdo. El drama de la negociación multilateral con consultas a puertas cerradas de la presidenta, que duraron más de 36 horas llevó a un “compromiso delicado”, con problemas de procedimiento evidentes al final de la reunión. Los delegados “acordaron” el texto discutido durante la reunión a puertas cerradas, sin adoptarlo formalmente en el plenario. La Conferencia Intergubernamental estableció un grupo de trabajo informal de composición abierta que realizará ediciones técnicas, armonizará la redacción en los seis idiomas oficiales de la ONU e informará nuevamente a la Conferencia Intergubernamental, que celebrará otra sesión en los próximos meses, para adoptar formalmente el acuerdo. El texto acordado con evidencias de numerosas correcciones puede ser consultado, en la página electrónica https://www.un.org/bbnj/sites/www.un.org.bbnj/files/draft_agreement_advanced_unedited_for_posting_v1.pdf.
El texto del acuerdo se denomina Proyecto de acuerdo con arreglo a la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar sobre la conservación y el uso sostenible de la diversidad biológica marina de las zonas situadas fuera de la jurisdicción nacional.
En su artículo 2 señala que “El objetivo del presente Acuerdo es asegurar la conservación y el uso sostenible de la diversidad biológica marina de las zonas situadas fuera de la jurisdicción nacional”.
Así se regularán las zonas marinas, la altamar, fuera de las 200 millas náuticas, a 370 kilómetros de las costas, donde terminan los territorios de los Estados. Es decir, la alta mar representa casi la mitad del mundo y el 64 por ciento de la superficie de los océanos que no están bajo la soberanía de los Estados insulares y costeros y que hasta ahora son un espacio sin ley. Sus dimensiones demuestran la importancia para la humanidad de proteger mejor estas aguas internacionales y asegurar de que la vida se mantenga en ellas, lo que sin duda tendrá un enorme impacto en todo el planeta.
Aunque es cierto, que existe el Derecho marítimo internacional, el Acuerdo de las Naciones Unidas sobre el transporte marítimo, algunos acuerdos pesqueros o normas sobre la extracción de materias primas. Pero todo esto son en gran medida acuerdos económicos. Hasta ahora no existen acuerdos ambientales obligatorios para la protección del mar y la conservación de flora y fauna marina en altamar.
Gran parte de la biodiversidad del planeta está en altamar, y lo que puede parecer espacios azules y vacíos a lo lejos están lleno de vida. Desde grandes mamíferos como las ballenas, reptiles como las tortugas marinas, aves marinas –en el aire en interacción constante con las aguas marinas–, tiburones y otros bancos de peces que migran miles de kilómetros a través de los océanos. Pero también habitan la altamar miles de millones de especies de microorganismos, de especies de flora y fauna marina, todos ellos importantes en las cadenas de la vida en los océanos saludables. Por lo tanto, su protección no termina en las fronteras de las aguas territoriales. Los ecosistemas marinos no conocen fronteras políticas.
Se estima que alrededor de un tercio de la población mundial, más de 3 mil millones de personas, consumen alimentos marinos, como son la fauna marina. Son en muchos casos la única fuente de proteína animal para ellos. Además, existe, un potencial aun no bien estudiado en la flora marina para alimentar a más seres humanos y no consumir más carne de ganado.
Los grandes ciclos biogeoquímicos pasan por los océanos. Aproximadamente la mitad del oxígeno en el planeta se genera por el fitoplancton. Además, los océanos del mundo son los mayores sumideros de carbono del planeta, están frenando en lo posible el cambio climático producido por los seres humanos.
Pese la importancia de los mares del mundo, hoy existen suficientes evidencias sobre los impactos adversos en los océanos de la contaminación y el cambio climático. En todo el planeta, por doquier se encuentran todo tipo de residuos, como los micro plásticos. Así, múltiples actividades humanas están acelerando la extinción de la biodiversidad marina y la destrucción de los ecosistemas marinos.
Agrava el hecho de que hasta ahora la pesca de altura en alta mar ha sido poco controlada, la ordenación de la pesca en todo caso ha sido utilizada para distribuir capturas y no para proteger la biodiversidad marina. Es evidente la sobrepesca en muchas zonas de alta mar, flotas pesqueras, especialmente las chinas, están arrasando los mares, se espera con el acuerdo el impulsar una pesca sostenible.
El acuerdo prevé regulaciones sorprendentemente amplias –desde la definición de áreas protegidas hasta la evaluación del impacto ambiental de programas y proyectos de investigación, así como proyectos de extracción de materias primas.
Uno de los grandes alcances del acuerdo de altamar es que posibilita lograr para el 2030 que se conserven al menos el 30 por ciento de las superficies de altamar. Dando cumplimiento a la Meta 3 del Marco Mundial de Kunming-Montreal de la Diversidad Biológica del Convenio sobre Diversidad Biológica. Para que no se forme un simple mosaico de áreas protegidas, también se crearán los llamados corredores azules en consulta con los científicos y partes interesadas. Así se denominan zonas protegidas interconectadas que se orientan por las rutas migratorias de las ballenas. Cómo se define concretamente un estatuto de protección de un área de altamar, dónde se encuentran exactamente estas áreas y qué excepciones, por ejemplo, deben ser posibles para la minería en aguas profundas. Todo esto debe negociarse en los próximos meses en los nuevos organismos que se crearán.
La altamar no sólo es rica en minerales, sino que también es un tesoro biotecnológico para la industria farmacéutica y de cosméticos. Las empresas de los estados más ricos poseen, la totalidad de las patentes de recursos genéticos marinos –y por lo tanto su perspectiva es realizar un negocio multimillonario con medicamentos y cosméticos. Sin embargo, según una declaración de la ONU de 1970, la altamar y todos sus recursos son “patrimonio común de la humanidad”. En ese sentido, los países pobres recibirán pagos compensatorios de los países ricos cuando estos exploten las profundidades marinas, por ejemplo, en aguas tropicales. Los beneficios de la investigación biotecnológica marina deberán destinarse al menos en parte a un fondo que permita a los países más pobres financiar sus proyectos de conservación marino. Eso son algunos de los asuntos que los gobiernos de países pobres han estado demandando. Asimismo, en el acuerdo también se incluye una evaluación científica de la compatibilidad ambiental del uso de los recursos genéticos. Todavía creo que, no fue una distribución justa del patrimonio marino, pero sí es un compromiso entre partes que hace posible este acuerdo. Habrá que ver su implementación.
Las notas de los medios señalan que durante las negociaciones, China y Rusia frenaron y exigieron la unanimidad para todos los detalles del acuerdo. Esto habría significado que algunos Estados participantes podrían haber bloqueado por sí solos cualquier avance, con su veto. En lugar de ello, el texto del acuerdo dice que sólo se necesita una mayoría de tres cuartos para proyectos de protección concretos, es decir, que el 75 por ciento de todos los Estados miembros deben aprobar. Para alcanzar este compromiso, el estatuto de protección de ciertas áreas puede reducirse si los países de un área determinada, por ejemplo, no quieren renunciar a la pesca. Sin embargo, estas excepciones deberían estar bien justificadas sobre la base de criterios determinados. Además, los países en cuestión estarán obligados a aplicar como alternativa medidas de protección lo más adecuadas posible.
Sin duda alguna el acuerdo llena una laguna importante en la política ambiental internacional y sólo crea la posibilidad de proteger plenamente la altamar. Esto no se puede exagerar ante la crisis de la biodiversidad y el clima. Por ahora el acuerdo sobre la protección de la alta mar es una promesa hasta nuevo aviso. No entrará en vigor hasta que lo hayan ratificado al menos 60 Estados, posiblemente en los próximos dos años, para que la protección práctica de la alta mar pueda finalmente comenzar.