EL-SUR

Viernes 19 de Abril de 2024

Guerrero, México

Opinión

Trump contra el Acuerdo de París

Octavio Klimek Alcaraz

Junio 10, 2017

El cambio climático es identificado como el principal problema ambiental del siglo XXI. Por ello, la trascendencia de Acuerdo de París, que fue adoptado en la ciudad de París, Francia, el 12 de diciembre de 2015. Dicho Acuerdo ya ha entrado en vigor el pasado 4 de noviembre de 2016, es decir, en menos de un año después de su adopción. Nunca en la historia diplomática un acuerdo de las Naciones Unidas había sido tan rápidamente procesado para su entrada en vigor. Lo que destaca la relevancia del tema.
Con el Acuerdo de París, la idea es lograr un futuro diferente para la humanidad de emisiones de carbono en balance cero y de gran resistencia ante el cambio climático. En el fondo, debe comprenderse, la lucha contra el cambio climático es también una lucha contra la pobreza y la desigualdad de este mundo. Esto lastima, necesariamente, los intereses entre los sectores económicos y políticos más retrógrados, que niegan la evidencia científica del cambio climático.
Si la humanidad no logra garantizar esto, las consecuencias para la sociedad y la economía serían graves. De continuar la intensificación del cambio climático en las próximas décadas, aumentarán los riesgos para los seres humanos. Habrá deterioro de los servicios de la naturaleza, incluyendo la pérdida de la biodiversidad y la productividad de los ecosistemas, y la agricultura; así como daños a la infraestructura y la pérdida de tierras (por ejemplo, por el aumento del nivel del mar).
Expliquemos la importancia para el país del Acuerdo de París.
La trascendencia del citado acuerdo, es que los países que lo han ratificado se comprometen a lograr el objetivo de: “Mantener el aumento de la temperatura media mundial muy por debajo de 2 ºC con respecto a los niveles preindustriales, y proseguir los esfuerzos para limitar ese aumento de la temperatura a 1.5 ºC con respecto a los niveles preindustriales,…” (Artículo 2, párrafo 1(a)).
Además, se establece que: “Para cumplir el objetivo a largo plazo referente a la temperatura que se establece en el artículo 2, las Partes se proponen lograr que las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero alcancen su punto máximo lo antes posible, teniendo presente que los países en desarrollo tardarán más en lograrlo, y a partir de ese momento reducir rápidamente las emisiones de gases de efecto invernadero, de conformidad con la mejor información científica disponible, para alcanzar un equilibrio entre las emisiones antropógenas por las fuentes y la absorción antropógena por los sumideros en la segunda mitad del siglo,…” (Artículo 4, párrafo 1).
El citado artículo 4 también señala que “Cada Parte deberá preparar, comunicar y mantener las sucesivas contribuciones determinadas a nivel nacional que tenga previsto efectuar. Las Partes procurarán adoptar medidas de mitigación internas, con el fin de alcanzar los objetivos de esas contribuciones.” (Párrafo 2). Es pertinente comentar que, hasta ahora las citadas contribuciones, en diferentes análisis, en su conjunto no reducen en suficiencia las emisiones de Gases de Efecto Invernadero respecto al objetivo de mantenerse por debajo de los 2 grados a final de siglo.
En el acuerdo, es importante para México por sus implicaciones en el tema de adaptación, que en su artículo 7 incluye lo siguiente: “las Partes establecen el objetivo mundial relativo a la adaptación, que consiste en aumentar la capacidad de adaptación, fortalecer la resiliencia y reducir la vulnerabilidad al cambio climático con miras a contribuir al desarrollo sostenible y lograr una respuesta de adaptación adecuada en el contexto del objetivo referente a la temperatura que se menciona en el artículo 2.” (Párrafo 1).
Uno de los temas, que es también importante para México al ser parte afectada, es el reconocimiento de la responsabilidad histórica de los países desarrollados ante los efectos adversos del cambio climático en los países en desarrollo. Así, en el artículo 9 del acuerdo, se comunica: “Las Partes que son países desarrollados deberán proporcionar recursos financieros a las Partes que son países en desarrollo para prestarles asistencia tanto en la mitigación como en la adaptación, y seguir cumpliendo así sus obligaciones en virtud de la Convención.” (Párrafo 1). En consecuencia, se tiene como meta ejercer 100 mil millones anuales de financiamiento como mínimo a partir del 2020.
Sin embargo, el Acuerdo de París ha sufrido un duro golpe. El pasado jueves 1 de junio el presidente de Estados Unidos de América, Donald Trump, ha anunciado que abandona de inmediato el acuerdo por considerarlo perjudicial para la economía de su país. No fue una sorpresa, el ahora presidente Trump, es conocido como un negacionista del cambio climático y anunció en distintos momentos de su campaña a la presidencia su deseo de que su país saliera del acuerdo. Aunado a ello, durante su campaña declaró que fortalecería la industria de la energía a partir del carbón y los hidrocarburos contrario a los propósitos del acuerdo.
La preocupación mundial por dicho anuncio es debido a que Estados Unidos de América es el segundo país con mayores emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI), después de China. Pero por persona es el mayor emisor del planeta, seguido en ese rubro de la Unión Europea. Por ello, Estados Unidos había comprometido dentro de las negociaciones del Acuerdo reducir sus emisiones entre un 26 por ciento y un 28 por ciento respecto a sus niveles de 2005.
Ser uno de los países parte del Acuerdo de París había hecho ganar a Estados Unidos de América un gran liderazgo y respeto en la lucha contra el mayor desafío de la humanidad en el siglo XXI, el cambio climático. Además, de hacer honor al principio de responsabilidades comunes pero diferenciadas en materia de cambio climático. Esto, después de más de un siglo de emitir Gases de Efecto Invernadero a la atmosfera, como el gran contribuyente de dichas emisiones y por tanto principal responsable del cambio climático en el planeta.
Es importante señalar, que de manera significativa los otros dos grandes emisores citados, tanto China, como la Unión Europea han manifestado en respuesta al anuncio del presidente Trump que no abandonarán el Acuerdo de París, así como un gran número de países que lo integran. Nuestro país México ha hecho lo propio honrando dicho acuerdo.
Se observa, además, que desde gobiernos regionales y locales, grandes empresas, universidades en Estados Unidos de América, entre otros importantes actores de la sociedad de dicho país, han propuesto diversas acciones propias para cumplir con las metas de reducción de emisiones comprometidas por Estados Unidos en el Acuerdo de París. Es decir, se mantiene la esperanza que en el mediano plazo Estados Unidos regresen al marco del multilaterismo, abandonado su propio aislamiento, y formen parte de las decisiones que afectan al planeta entero. Esto en el entendido de que el peor escenario –una reelección de 4 años a los 4 años adicionales de este mandato– serían 8 años de sufrir el planeta las acciones del actual gobierno del presidente Donald Trump.
P. D. La violencia en todo el territorio de Guerrero, y en especial en estos últimos días en su capital Chilpancingo debe ser frenada de inmediato. El Estado Mexicano en su conjunto no debe olvidar y recordar lo que significa Chilpancingo en la historia de México. Chilpancingo fue la cuna del primer constituyente mexicano, que es el Primer Congreso de Anáhuac. Esto se manifestó en nuestro primer texto constitucional Los Sentimientos de la Nación. Es en el Congreso de Anáhuac donde se declaró formalmente la Independencia de México del Reino de España. Hoy la ciudadanía de Chilpancingo tiene un profundo sentimiento de indefensión y vive en el temor de la violencia cotidiana. Creo, que aquí en Chilpancingo, el Estado Mexicano está ahora más que a prueba. Debe demostrar toda la fuerza de la legalidad y el imperio de la justicia. Es su deber histórico y moral acabar con la impunidad delincuencial.
P.D. Aprender de las lecciones. Una izquierda fragmentada sería incapaz de lograr gobernar este país. Así, fragmentados se ha perdido Guerrero, Oaxaca y posiblemente el Estado de México. Soy un demócrata socialista y ecologista, que no me gustan muchas cosas de la izquierda partidista, pero también entiendo que ha sido gracias a su existencia un dique para frenar el avance de las causas más retrogradas del país. PRD tiene una historia de mucho sacrificio de su militancia y ahí está como la Puerta de Alcalá. Morena con su virtual candidato por tercera ocasión a la presidencia vino a aumentar la diversidad de opciones en el ámbito de la izquierda y ha crecido electoralmente en poco tiempo. Pero ambos partidos por si solos no aseguran ganar las elecciones de 2018. Necesitamos sumar y no restar, dejar de inmediato la crítica para los verdaderos adversarios. Creo, es tiempo de hacer un llamado a la unidad en torno a un gobierno de coalición de las izquierdas, con un programa de acción preciso, de definir claros perfiles de militancia en la izquierda o con personas comprometidas con las mejores causas de la sociedad para ocupar los principales espacios del Ejecutivo Federal, así como las candidaturas comunes al Congreso de la Unión, para ganar la mayoría e impulsar una agenda legislativa de real trasformación del país. Muchos suponen que lograr ganar la presidencia es el único objetivo, cuando desde una posición de izquierda nuestro deber histórico es acabar con el presidencialismo, que le ha hecho tanto daño a este país con hombres providenciales, que en 6 años pretenden reinventan el país. En el escenario de ganar meramente la presidencia, no se asegura de ninguna forma dicha transformación, si no tenemos una visión integral hacia el futuro. No nos engañemos.