EL-SUR

Miércoles 17 de Abril de 2024

Guerrero, México

Opinión

Un año más de borracheras y resacas

Abelardo Martín M.

Diciembre 19, 2017

Para bien o para mal, al calendario le quedan muy pocos días y es obligado el balance de lo bueno y lo malo ocurrido en 2017. Es mucho lo bueno, si se considera la paciencia, el trabajo y el carácter con el que ha vivido el pueblo.
Calamidades de la naturaleza pusieron a prueba la fortaleza, la solidaridad, la entrega, la pasion de millones de mexicanos que vivieron la pérdida de bienes materiales y también de muchas vidas de familiares o amigos que sucumbieron a los terremotos y a las contingencias climatológicas.
Resaltó un hecho, del que el pueblo es poco consciente: hay un país grande con una población enjundiosa, creativa y fuerte, pero un gobierno chiquito, cada vez mas débil y cada vez más dependiente, rebasado por los problemas desde hace mucho tiempo, pero ensoberbecido por el poder y el dinero, que han envenenado y pervertido a casi todos sus integrantes. Hay sin duda honrosas excepciones, pero los hechos muestran a funcionarios alejados total y absolutamente de la realidad, encadenados a sus ambiciones materiales, personales o de grupo, y sin la posibilidad de enderezar el rumbo y tomar la ruta correcta. Error tras error, y con la fantasía de que se hace lo correcto, que se va por el camino adecuado. Nada más alejado de la realidad.
Guerrero es un claro ejemplo de lo que vive y sufre todo el país, todos los días.
La crónica cotidiana que nos relata El Sur muestra con crudeza la realidad social, pero del otro lado, la incapacidad del gobierno del estado para enfrentarla. La primera plana de ayer es contundente: la nota principal habla de los ocho ejecutados en Acapulco y la foto de portada narra el inicio de la feria de Navidad y Añoo Nuevo en Chilpancingo, bajo estricta vigilancia de miembros de distintas policias y tambien de soldados. En Guerrero se sabe, por cierto, que la participacion de los elementos del Ejército Mexicano en las labores de combate y prevención del delito ha sido un rotundo fracaso por más campañas de seguridad, como de publicidad en las que se construye un estado de fantasía donde la miseria, la violencia y todos los problemas que vive la gente, han sido superados hace mucho tiempo.
Escasos días, menos de dos semanas, le quedan de vida al calendario que se acaba, el de un año en el que en Guerrero hay poco que celebrar y se acumulan en cambio muchas pérdidas que consignar.
Aunque habrá que esperar al recuento final una vez que concluya diciembre, desde ahora las cifras oficiales marcan este ciclo como el del repunte de la violencia en el estado, el cual sigue ocupando los primeros lugares en el porcentaje de homicidios y en otros rubros de la actividad delictiva.
Como parte de ese escenario, a mediados de año se produjo el motín carcelario que tuvo como saldo 28 muertos y una cifra similar de heridos, a raíz de lo cual la Comisión Nacional de Derechos Humanos emitió el sábado una recomendación al gobernador Héctor Astudillo para que corrija anomalías e irregularidades en los centros penitenciarios, como sobrepoblación y hacinamiento, autogobierno e inadecuada clasificación de los reos e insuficiencia de personal.
Seguimos también como una de las entidades de mayor pobreza, y arrastramos uno de los mayores rezagos en los niveles educativos, nuestros niños y jóvenes muestran serias deficiencias en sus promedios de aprovechamiento escolar.
El auge de la criminalidad ha agravado ese fenómeno, pues ahora los profesores denuncian que se sienten vulnerables y ante cualquier rumor o amenaza simplemente suspenden clases y envían a los alumnos a sus casas.
Así sucedió al inicio del actual ciclo escolar en la Montaña baja, principalmente en Tixtla y Zitlala, y así acaba de ocurrir en otros municipios, donde los docentes luego de recibir sus cheques de aguinaldo y de las quincenas finales del año, decidieron adelantar sus vacaciones ante supuestos amagos de la delincuencia. Con todo ello, la preparación académica del alumnado es cada vez peor.
El gobernador condena esta ausencia temprana en las aulas pero se confiesa impotente para remediarla.
También hay rezagos en la reconstrucción habitacional en los lugares en que hubo daños a causa de los terremotos de septiembre pasado, lo cual no es novedad si se escuchan aún reclamos de damnificados no atendidos aún por los huracanes de 2013.
Pero a fin de cuentas empiezan las fiestas navideñas y Acapulco y el resto de los polos turísticos del estado se reaniman olvidándose de los problemas y los peligros que la región vive. A partir de mediados del mes, en el principal puerto guerrerense hay ya una ocupación  hotelera superior al 50 por ciento y esa tendencia se mantendrá en ascenso hasta los últimos días del año, en que ya sabemos que la cifra llega prácticamente al lleno total.
Luego llegará enero y la puesta al día de carencias y problemas, aunque también se dará la rebatinga entre los partidos políticos por los puestos de elección popular que se disputarán en las próximas elecciones, de alcaldes y legisladores federales y locales en el caso de la entidad.
Es posible que con ello se opaque en un cierto lapso la problemática estatal, y de la misma forma escucharemos de candidatos y organizaciones las garantías pertinentes de que a cambio de nuestro voto ellos resolverán todos los entuertos.
De ahí que el semestre será como una larga fiesta acapulqueña prolongada desde diciembre hasta julio.
Millones y millones de spots en radio y televisión se convertirán en una estridente cortina de humo de la realidad. Muchas promesas, muchos “ahora sí” ofrecerán candidatos, partidos y gobiernos que se dedicarán a sus respectivas campañas electorales para que los partidos políticos que los ungieron sigan en el reparto del botin gubernamental. Mucha gente caerá en la tentación de vender su voto, de obtener un paliativo para pasar el día y no disminuir su miseria, pero los operadores electorales se sentirán orondos de consumar el engaño y de construir la democracia de escenografía, característica de México. Lo que queda de diciembre y el primer semestre del año, se convertirá en una borrachera de promesas y falsas ilusiones, sin descartar que el ambiente se desconponga aún más y los hechos de violencia crezcan para acrecentar el miedo y minar la ya muy disminuida voluntad ciudadana.
Ambiente de fiesta, pues. Después vendrá la resaca. La realidad cruda y dura. Otra vez.