EL-SUR

Miércoles 24 de Abril de 2024

Guerrero, México

Opinión

Un día sin Mac Donald’s

Aurelio Pelaez

Abril 24, 2006

 

CRUCE DE PEATONES

Un día sin Kentucky Fried Chicken, sin Mac Donald’s; un día sin Pizza Hut, sin ir a Wal Mart; un día sin Burger King, sin Blockbuster; un día sin comprar en Sam’s Club, en Office Max ni en Office Depot; ese Primero de Mayo pasó y sin comprar unos Nike, unas llantas Goodyear aunque te quedes a media calle, o sin amagar pagar en el restaurante con tu tarjeta American Express que recortaste de una revista Time y que apantalla hasta al mesero más escéptico, aunque siempre prefieres saldar tu cuenta, de última hora, con moneda nacional.

Un día de solidaridad con los cientos de miles de guerrerenses que viven en Estados Unidos y que para el primero de mayo promueven un boicot a empresas gringas en México en demanda de que en ese país se promueva una ley migratoria que les reconozca derechos a los paisanos que desde hace años viven en ese país y que además mantienen un papel activo en el sector productivo de esa, la primer economía del mundo.

Qué tanto es tantito. Es más, hasta la abstinencia de una cocacola –los mexicanos son los mayores consumidores de este producto del imperialismo yanqui– a lo mejor hace ruido.

De Un día sin mexicanos, la película de Sergio Arau, a los hechos, un día sin mexicanos consumidores de productos gringos el primero de mayo. La jornada en apoyo a nuestros paisanos –¡ey familia!– que se fueron a trabajar para el otro lado, y que en estas últimas semanas han dado una arriesgada muestra de resistencia civil a las políticas antimigratorias promovidas por los más derechosos de los políticos estadunidenses, no nos cuesta nada. Al contrario, un leve ahorro.

Si acaso, no entrarle ese día a las hamburguesas y decidirse por unos patrióticos tacos o unos totopos con guacamole para disfrutar el descanso del Día del Trabajo.

Y es que todo pasa porque sexenios van y sexenios vienen, y los gobiernos mexicanos no han sido capaces de negociar de tú a tú una reforma migratoria que sea justa para los compatriotas que se van a trabajar a ese país –mínimo a la parte del territorio que nos quitaron hace 150 años (como se ve, casi no hay resentimiento).

Porque sexenios van y vienen y nuestros gobiernos tampoco han sido capaces de crear empleos y riqueza para todos y ésta se concentra en unos cuantos, que para empezar son familias más ricas que las de países de primer mundo como Suiza, Inglaterra o Italia.

Y en tanto, a falta de empleos la economía mexicana, y economías como las de Guerrero, se sostienen por las remesas que manda el pariente que se fue a trabajar al norte a hacer, diría el presidente Fox, trabajos que ni los negros quieren hacer, como ser explotados por los Wal Mart y otras empresas del Imperio.

Así, en tiempos del libre mercado y del predominio de las empresas trasnacionales, qué tanto es tantito, digo, dejar de consumir por un día en los consorcios yanquis y hacer sentir el mexican power, acá, tras la cortina de nopal y ya, pues si se sensibilizan y solidarizan con la raza quizá hasta las Mac Donald’s nos parezcan nutritivas.

O como resolvería el dilema alguna vez el grupo roquero Botellita de Jerez, To be or no to be, that’s the Woolworth.