EL-SUR

Viernes 03 de Mayo de 2024

Guerrero, México

Opinión

Un tercio de todas las especies de vertebrados se utilizan

Octavio Klimek Alcaraz

Julio 01, 2023

Alrededor de un tercio de los vertebrados de la Tierra (15 mil especies animales de peces con aletas radiadas, peces cartilaginosos, aves, mamíferos, reptiles y anfibios) son consumidas para diversos usos alimentarios y no alimentarios por pescadores, cazadores y otros recolectores de animales, y ponen en peligro a muchas otras especies y sus roles en los ecosistemas, a través de la sobreexplotación. Estos son los resultados de un estudio realizado por 12 investigadores encabezados por Chris T. Darimont del Departamento de Geografía de la Universidad de Victoria en Canada y Rob Cooke del Centro de Ecología e Hidrología en Wallingford en el Reino Unido. El estudio se titula El nicho diverso depredador de la humanidad y sus consecuencias ecológicas y fue publicado recientemente en Communications biology de la revista Nature, este 29 de junio (Commun Biol 6, 609 (2023). https://doi.org/10.1038/s42003-023-04940-w).
El equipo de investigadores compiló y evaluó los datos disponibles de “uso y comercio”de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) sobre 46 mil 755 especies de vertebrados conocidos. En el estudio buscan conocer el número, la fuerza y la diversidad de las relaciones depredador-presa y como pueden influir en la biodiversidad. Se analizan las interacciones depredadoras modernas de la humanidad con los vertebrados y se estiman sus consecuencias ecológicas.
Los investigadores consideran la depredación por parte de los humanos en términos generales, y desde la perspectiva de los efectos sobre las poblaciones de presas, como cualquier uso que elimine a los individuos de las poblaciones silvestres, letalmente o de otro tipo. Los procesos que consideran (según lo capturado por las designaciones de “uso y comercio” de la UICN) variaron desde la eliminación de individuos vivos para el comercio de mascotas, hasta la recolección por parte de sociedades que dependen en gran medida de la caza y la pesca, hasta la pesca comercial globalizada y el comercio de vertebrados, y las interacciones entre estas actividades. Además, considera esta definición amplia, que todas estas actividades variadas incluyen procesos (es decir, detección, captura, etcétera) ejemplificados por la depredación.
De estas 15 mil especies explotadas, sólo alrededor del 55 por ciento (8 mil 37 especies; 17 por ciento del total de especies evaluadas) se matan para alimentarse. La diversidad de presas humanas es más alta entre las especies de presas marinas (43 por ciento de los taxones evaluados), seguidas de las especies de agua dulce (35 por ciento) y terrestres (26 por ciento). Casi la mitad de todos los peces con aletas radiadas (42 por ciento) y aves (46 por ciento) son utilizados por humanos, lo que representa 11 mil 697 (78 por ciento) de todos los vertebrados explotados. Los mamíferos y los peces cartilaginosos presentan un uso intermedio (24 por ciento y 28 por ciento de las especies, respectivamente), mientras que los reptiles y anfibios son los menos explotados (14 por ciento y 8 por ciento, respectivamente).
Así, evaluados en rangos equivalentes, los humanos explotan hasta 300 veces más especies que los depredadores no humanos comparables. La explotación para el comercio de mascotas, medicamentos y otros usos ahora afecta a casi tantas especies como las destinadas al consumo de alimentos, y casi el 40 por ciento de las especies explotadas están amenazadas por el uso humano.
Los usos múltiples para especies individuales son comunes (26 por ciento de las especies). El uso alimentario (es decir, consumido por humanos) domina la explotación de peces marinos y de agua dulce (72 por ciento de las especies). Por el contrario, en el ámbito terrestre, el uso como mascotas es casi dos veces más común (74 por ciento), que el uso de alimentos (39 por ciento). La caza deportiva y otras formas de recolección (es decir, para trofeos y adornos, etcétera) subyacen al uso del 8 por ciento de las especies terrestres explotadas. Los patrones taxonómicos muestran que los peces y los mamíferos se utilizan principalmente para la alimentación, mientras que las aves, reptiles y anfibios se dirigen principalmente como mascotas.
Las regiones ecuatoriales, donde la riqueza de especies es más alta, particularmente las zonas costeras y en todo el sudeste asiático, muestran el mayor número de especies explotadas. La estandarización de la riqueza de especies reveló áreas desproporcionadamente altas (por ejemplo, la mayoría de las cuencas oceánicas; India, África del Norte, Eurasia del Norte) o bajo (Océano Austral; América Central y del Sur; América del Sur y del Este del Norte) uso de especies. La alimentación es el uso más común de los vertebrados a través de los océanos, y en la tierra a través de Eurasia y en el sudeste asiático. El uso de mascotas representa más de la mitad de las especies explotadas en la mayoría de las regiones terrestres del planeta, así como en las áreas marinas que rodean los archipiélagos.
En los análisis del espacio de rasgos ecológicos de las aves y los mamíferos amenazados por la explotación se encontró que los humanos se dirigen a especies que son de cuerpo más grande, más longevas, tienen dietas más herbívoras y tienen una mayor amplitud de hábitat que las especies no utilizadas. Además, aquellas especies en riesgo de extinción y para las que el uso se considera una amenaza ocupan una cantidad desproporcionadamente grande y única región del espacio de rasgos. Finalmente, los humanos son aparentemente únicos entre los depredadores al interactuar tan ampliamente con el espacio de rasgos ecológicos de aves y mamíferos, estimándose en mil 300 veces ecológicamente más grande el papel depredador de los humanos que el de los de los depredadores no humanos.
Finalmente, los autores del estudio sugieren que la sociedad necesita reconocer plenamente los efectos integrales que el enorme nicho depredador de la humanidad puede ejercer no solo sobre las especies objetivo sino también sobre sus ecosistemas. Aunque el nicho depredador de la humanidad aparentemente no tiene restricciones, las tasas de explotación deben limitarse si se quieren salvaguardar las 45 mil especies de vertebrados contemporáneos y los procesos ecológicos que apoyan.
Por fortuna, muchas especies no se utilizan, en parte por razones culturales: en muchas regiones del mundo, las personas no persiguen roedores y murciélagos porque se consideran “impuros” o portadores de enfermedades. Sin embargo, la rareza o la difícil accesibilidad, apenas protegen: especialmente en el comercio de mascotas, si estos animales son demandados y pueden venderse a un alto precio, ya que serán capturados.
Estos patrones sugieren que muchas más especies están sujetas a procesos ecológicos impuestos por los seres humanos. Además, si la sobreexplotación continua probablemente tendrá profundas consecuencias para la biodiversidad y la función de los ecosistemas.
La alta demanda de peces coralinos, de aves canoras o guacamayas, por ejemplo, ha asegurado que numerosas especies en la naturaleza estén amenazadas de extinción o ya hayan desaparecido. La llamada crisis de los pájaros cantores en el sudeste asiático es un ejemplo de ello. En Brasil, la guacamaya de Spix (Cyanopsitta spixii), han sobrevivido sólo gracias a la cría en cautiverio después de que los cazadores capturaron todos los especímenes en libertad.
El consumo intensivo de animales salvajes también aumenta el riesgo de que las enfermedades del reino animal salten a los humanos: además del SARS-CoV-2, varios patógenos peligrosos han infectado a los humanos en los últimos años dado que se consumen irracionalmente por los humanos. El comercio mundial también garantiza que especies invasoras entren en ecosistemas que son nuevos para ellas afectado a especies nativas, o que los patógenos se propaguen por los continentes y pongan en peligro a otras especies, como fue el caso de varias epidemias entre los anfibios.
En conclusión, la gente ama – hay amores que matan– a los animales y, por lo tanto, quiere poseerlos. Así que los cazan y se los comen, esa sería el mensaje de lo que está ocurriendo conforme a este estudio. Finalmente, los seres humanos han sido durante mucho tiempo depredadores con relaciones nutritivas y culturales duraderas con sus presas.