EL-SUR

Viernes 26 de Abril de 2024

Guerrero, México

Opinión

Un uomo invisibile, el lector enciclopédico de París

Federico Vite

Junio 14, 2022

 

El actor y cineasta italiano Nereo Rapetti realizó un documental de 28 minutos en febrero de 1974: Un uomo invisibile. En este proyecto retrata la vida cotidiana de Italo Calvino, quien vivió 13 inviernos parisinos en Square Châtillon, al sur de Montparnasse. Calvino ya había escrito lo más importante de su obra narrativa y ensayística, a excepción, claro está, de Se una notte d’inverno un viaggiatore, novela ejemplar que se publicó en 1979, un año antes de que Italo regresara a Roma.
Rapetti dirigió varios documentales y actuó en una comedia italiana de los años 80, Piso Pisello (1981), pero su trabajo como cineasta ha cobrado una interesante ola de admiradores. En Un uomo invisibile el espectador ve a Rapetti y a Calvino recorriendo París, desde La Défense hasta Les Halles. Mientras se desplazan, la voz en off de Calvino magnifica algunas reflexiones. Pero uno de los aspectos es el que quisiera traer a colación, una idea que enmarca cuestiones esenciales del presente; por ejemplo: “Me atrae el asunto del anonimato, de estar en un sitio sintiéndome invisible. La otra tarde en el metro estaba un señor sin calcetines, sin zapatos, no era un hippie o un gitano, ni un clochard. Era un tipo como yo, un profesor, que olvidó ponerse los zapatos y los calcetines. Caminaba bajo la lluvia. Nadie le ponía atención y al verlo así tuve el sueño de ser invisible. Me atrajo tanto esa idea”. De este apunte, Rapetti asegura: ¿No eres un escritor invisible viviendo en Ciudades Invisibles? La respuesta es una carcajada franca de Calvino. Bueno, es el problema de la lengua, responde, vivir en italiano en un país que habla francés. No se refiere a que sea monolingüe. No. De hecho, su familia era plurilingüe. En casa se hablaba español, italiano, francés y portugués. Él explica que vivir con el idioma implica necesariamente construir una realidad y desde esa realidad, el italiano, tuvo una gran enseñanza de París, ciudad, por cierto, a la que no le dedicó una sola página, como bien refiere Rapetti al inicio del documental: ¿Por qué no ha escrito ni siquiera una página sobre París? Para responder esa pregunta nació Un uomo invisibile.
Calvino entendió de verdad la entraña de La Ciudad Luz. “Yo concibo a París como una gran enciclopedia, como un espíritu de exposición universal. Visito las calles, las tiendas, pero hay un tipo de negocios en los que se siente que París es la ciudad que ha dado forma al museo, esa manera singular de entender la civilización. Y el museo propicia varias formas de vida cotidiana. En París todo confluye entre la calle y el museo. Conserva lo viejo con lo nuevo. El pasado se mantiene en presente, se mezclan. París es una memoria colectiva. Puedes abrir una puerta pequeña de una calle e ingresar a un salón grande con pianos donde dan clases musicales. ¿Qué es eso? Hay pianos nuevos con métodos tradicionales de enseñanza”.
Esta lucidez también se demuestra en otro pasaje del documental, cuando Calvino diserta sobre la personificación de los escritores como entes públicos, como personas de carne y hueso, con rostro y opinión, pero con poco capital simbólico.“Creo que los escritores, al ser personificados, no ayudan mucho. Los escritores muy populares de quienes no se sabía nada eran solo un nombre sobre las portadas de los libros. ¿Quiénes eran Gaston Leroux o Maurice Leblanc? Basta con mencionarlos para tener una respuesta. Son escritores que crearon el mito de París. Ni siquiera se sabía el nombre de pila, pero los conocían millones de lectores. Shakespeare, por ejemplo, de quien ni siquiera tenemos bien claro su rostro, sólo nos fiamos de algunos retratos. Ahora los escritores han ocupado el campo del mundo representado, a cambio, se vaciaron de significado”, Italo cincela en mármol esta aseveración que me parece de profunda actualidad. Si hubiera conocido nuestro presente, seguro desearía ser mucho más invisible. En la estatura moral de mi tiempo, la fama está indisolublemente ligada a la estupidez.
También pienso, por supuesto, en Ciudades Invisibles (1972) al contemplar el documental, en los extraños nódulos con los que se funciona los recuerdos, las vivencias y las lecturas. Descubro el anima mundi de un tipo discursivo e inteligente. Queda claro que este hombre se siente mejor en fachadas interiores, incluso, refiere él mismo, estaría muy contento en un sitio donde el mundo no le asedie. “Me siento cómodo escribiendo en un hotel, sin problemas, siendo completamente anónimo”, dice, “París es una gigantesca obra de consulta, una enciclopedia, una ciudad que absorbe mucha información”.
El paseo de Calvino y Rapetti se complementa con una charla en el vestíbulo de la casa del escritor. Calvino recita versos en francés de Jules Laforgue con acento italiano y tartamudea con recurrencia. Eleva los brazos y gesticula con vigor. Visiblemente ansioso quiere comunicar todo lo que sabe. Es un hombre de estatura media, delgado y cuyas facciones finas son enmarcadas por un disminuido pelo negro, como ala de cuervo, que circunda una frente amplia. Se peina de lado.
Calvino estaría seis años más en París. Volvió a Italia en 1980. Cinco años después, el 6 de septiembre de 1985, padeció un ataque de ictus cerebral en Roccamare de Castiglione della Pescaia, donde vacacionaba En ese momento su labor esencial se enfocaba en una serie de conferencias que impartiría en la Universidad de Harvard, en la cátedra Charles Eliot Norton Poetry. Esos textos fueron publicados como Lezioni americane (1988); en español se tituló Seis propuestas para el próximo milenio. Días después, la noche del 18 al 19 de septiembre, murió en el hospital de Santa Maria della Scala. La mayor experiencia que nos regala Calvino es memorable: “París educa el ojo para entender la belleza”.
Puede apreciar Un uomo invisibile en esta dirección electrónica https://youtu.be/6jdiCztTLQw.
Se trata de un documento, dijeran los italianos, bravissimo.