EL-SUR

Jueves 25 de Abril de 2024

Guerrero, México

Opinión

Una duda muy molesta y muy picante

Federico Vite

Diciembre 18, 2018

 

 

La escritora estadunidense Toni Morrison expone con gran virtuosismo sus capacidades literarias en Beloved (Alfred A. Knopf, Estados Unidos, 1987, 324 páginas), fragmenta el relato para que el lector vaya recogiendo pieza por pieza los motivos que dan forma a todo este rosario de calamidades: esclavismo, asesinato, infidelidad, muerte. Se hunde por momentos en el gótico sureño del tío Faulkner, pero escapa de esa camisa de fuerza recurriendo al realismo mágico, aunque lo hace con variantes a las propuestas por García Márquez. Digamos que la irrupción del elemento fantástico en el relato es agrio; por ejemplo, las manitas de un fantasma marcadas en el pastel, la violencia de un espectro que intenta ahorcar a las personas que duermen en una casa embrujada, la seducción de un fantasma y las voces, voces todo el tiempo.
Morrison escribe esta novela tomando como base un caso real, pero no le sirvió mucho la realidad porque obviamente se trataba de una historia cruenta, salvaje, construida con heridas. Usó la tragedia para aderezarla con un elemento sobrenatural. Narra desde diversas perspectivas un descenso al infierno. Beloved es hija de Sethe, la protagonista de este relato, quien escapa de su amo cuando está embarazada; busca su libertad a tontas y a locas. Pide a sus hijos mayores que se adelanten en la travesía. Ella los sigue después. Durante su escape nace Beloved. Tras padecer una traumática serie de catastróficas desdichas, llega a Ohio, donde no está permitida la esclavitud. Sin embargo, su antiguo amo la encuentra y trata de llevársela a sus territorios, porque ella es de él, porque la ley lo ampara (si el amo solicitaba la orden de recuperar a sus esclavos y a los hijos de sus esclavos, se fundamentaba en la Ley de esclavos fugitivos, regla que permitía al propietario perseguir y recuperarlos más allá de las fronteras estatales). Sethe decide que antes de volver a ese infierno se mata y aniquila a su familia. Así que le corta la garganta al bebé (Beloved) con una sierra y cuando trata de consumar el homicidio de sus otros hijos la detiene un hombre blanco, quien la anuncia que han pagado por su libertad. Ella puede rehacer su vida.
Morrison cuenta que ya tenía toda la idea de la novela en la cabeza, incluso el libro estaba parcialmente escrito, pero necesitaba que Beloved, la hija asesinada por Sethe, regresara de la muerte. Pensaba en la manera de resolver ese asunto. Se devanaba los sesos. Morrison no sabía ( Beloved nos remite a un personaje extraño y memorable, Remedios, la bella, de Cien años de soledad, aunque a diferencia de ese creación de Gabriel García Márquez, Beloved sí es sexual, seductora y caprichosa, además, violenta,) cómo crear un episodio extraordinario de manera verosímil (toda una empresa para cualquier escritor serio), así que salió a dar un paseo, frustrada porque no lograba encontrar la manera de resucitar a su personaje. Se quedó absorta en la contemplación del paisaje. Observó a una chica que nadaba hasta la orilla del río. Salió del brazo de agua y se acomodó exhausta sobre la tierra. La ropa quedó empapada, el agua escurría en hilachos, el pelo era una extensión del cuerpo liquido. Toda ella era una presencia casi invisible, de agua diáfana. Esta es una imagen poderosa de la novela y crea un arco dramático improbable, alejado del narrativo sendero naturalista de la historia. De esa forma entra Morrison al realismo mágico, por medio del agua, con una mujer que en vez de cabello tenía peces. O eso creía la gente que la vio salir del río.
Mucho antes de que el milagro de la resurrección ocurra, Sethe se prostituye con el encargado de una funeraria para que grabe en la lápida de su hija las palabras Dear Beloved (tarda 10 minutos en escribir “Beloved”; 20 minutos, para Dear beloved). Muchos años después, y tras el final de la guerra civil estadunidense, en las afueras de Cincinnati, Sethe vive con su hija Denver y un viejo amigo que también fue esclavo, Paul D (un hombre que jura amor eterno porque una mujer le ofrece comida y sábanas de algodón limpias. Él durmió en el barro, en el heno, mazorcas, hierba, mugre y las sábanas eran realmente el paraíso encarnado).Todos trataban de borrar los malos tragos del pasado, los abusos.
La historia recomienza cuando un día aparece en la puerta de la casa de Sethe una chica de entre 19 y 20 años. Está sentada. Sonríe ella, guapa y altiva, dice que su nombre es Beloved. Para muchas personas ella es un demonio, pero para Sethe es la hija que asesinó, lo comprueba después, a ver la cicatriz abajo del mentón. Así que la mima, consciente a Beloved, le cumple sus caprichos. La hija está continuamente enojada, agresiva. Es el centro del mundo para los personajes. Sethe no sabe si debe acoger de nueva cuenta a Beloved o definitivamente dejarla ir, porque eso implica renovar la culpa del pasado. El dilema ético es enorme.
Escribir una novela como esta no es fácil (no es fácil escribir un buen libro). Morrison apuesta por hurgar en la culpa de una madre que asesina a su hija. Lo hace con mucho acierto y con gran dominio técnico. Morrison trabaja muy bien el tempo de su historia. Regresa al pasado y vuelve al presente con mucha soltura: muestra su músculo narrativo y su acendrado domino técnico.
A Morrison la criticaron los escritores afroamericanos porque señalaban que al retratar en un libro un caso real y ganar con ello muchísimos premios, todo ello traducido en dinero, ganancias obtenidas gracias a la explotación del dolor ajeno, se ratificaba un doble abuso. Ella argumentó que su libro tenía un enfoque político, documentaba el daño en contra de los más desprotegidos y criticaba las secuelas de la esclavitud.
Toni Morrison ganó el Premio Pulitzer en 1988 con esta novela, y el Premio Nobel de Literatura en 1993 por todo el conjunto de su obra, un canto a favor de los desprotegidos, a favor de los derechos civiles y en contra la discriminación. Beloved bien podría leerse como el lado salvaje del realismo mágico, pero queda esa duda, molesta y picante, ¿es un abuso contar la historia de los desprotegidos para ganar fama y dinero? Que tengan un buen martes.