EL-SUR

Lunes 15 de Abril de 2024

Guerrero, México

Opinión

Vacación, ¿pausa o dignidad vacante?

Ana Cecilia Terrazas

Diciembre 04, 2021

Uno. Las vacaciones son definidas por la Real Academia Española como*:
1. f. Descanso temporal de una actividad habitual, principalmente del trabajo remunerado o de los estudios.
2. Tiempo que dura la cesación del trabajo.
3. Acción de vacar (quedar un empleo sin persona que lo desempeñe).
4. Cargo o dignidad que está vacante.
En esta época invernal, de final de año, de aún-pandemia, la definición choca de frente con el sentido común de quienes hemos vivido una pausa, un limbo, un paréntesis extraño con final incierto, porque la vida cotidiana se volvió una suerte de vacación laboral que quizá amerita un nuevo concepto, un híbrido, travacación o vacalabores, porque ni el trabajo ni la vacación salen impávidos de la Covid-19.
Las personas a distancia, sana o no, laboran sin cesar y a veces el home office se hace en la playa. Algunos sitios de fin de semana se han vuelto oficinas encantadoras –siempre que tengan wifi– y salir de vacaciones no resulta tan accesible ni fácil porque o no hay dinero o se gastó todo en trabajar vacacionalmente desde ese sitio fuera de casa.
Esto, sin tomar en cuenta que, para miles y miles de personas y familias en el mundo, la pandemia significó la pérdida de trabajo y la pauperización.
Dos. Hace no tanto tiempo, tomar el auto, meter algunas cosas básicas, ponerle gasolina y salir a carretera con amistades o familia era una opción idónea y espontánea para vacacionar. Sobre todo, en un país armado de pueblos mágicos y surrealismo en cada rinconcito de todos los estados. De un tiempo a esta parte, no obstante, la inseguridad carretera y los bloqueos de autopistas no hacen tan atractivo ni sencillo el tomar camino y disponerse al viaje. Salir se transformó en toda una hazaña temeraria. Con trabajos se corre el riesgo de ir a donde se sabe que ya fueron otras personas hace poco tiempo o a donde parece más seguro, pero tan sólo por unos días. Guanajuatear, rondar por Zacatecas y costear por Jalisco o Oaxaca parece cada vez más el primer capítulo de una serie gore.
Tres. El tráfico aeroportuario es casi como una vacación –mal lograda– en sí misma. Se hacen millones de trámites, el riesgo de contagio parece altísimo, cuando no está bloqueada la salida o la llegada hay demoras inverosímiles y, en última instancia, no podemos seguir volteando la cara al hecho de saber que, como dice el niusdiario español, “el avión es el medio de transporte más contaminante, con 285 gramos de CO2 por kilómetro y pasajero. El coche emite 104, la moto 72 y el tren 14. Todos también por kilómetro y pasajero”**.
Cuatro. Habrá quien tenga pocos recursos, energía y posibilidades este fin de año para salir de viaje. Acaso pensará en pasear y dar la vuelta, en visitar algunos familiares cercanos, con suerte cruzarse al estado vecino. Otros más, quienes tienen su visa estadunidense, podrán arriesgarse a ir en auto o en avión al país vecino (hay quien afirma que la gente sin visa tiene que esperar hasta el 2024 o contratar gestores para agilizar el trámite).
Cinco. Una noticia agradable entre todo lo anterior. Playa Viva en Guerrero está saturado hasta el próximo año. Parece que este complejo ecoturístico-boutique-regenerativo, diseñado para ser sustentable, de lujo y con absoluta conciencia ambiental, es todo un éxito. Santuario de tortuguitas, intenta ser armónico con el paisaje natural y con los poblados y pobladores cercanos. Está a la caza de viajeros con ánimo romántico, aventurero o familiar que gocen de la naturaleza y se precien de cuidar su huella de carbono.
Seis. La cuarta ola de Covid-19 y mutaciones o variantes que la acompañan se perfila a la vuelta de la esquina. Los desastres naturales están inaugurando estadísticas, cifras, rompen récords. Salir de vacaciones se antoja, pero no es tan apto el contexto ni se facilitan las condiciones.
Siete. Urge pensar en nuevas maneras de vacacionar. Por lo pronto, se me ocurren formas de silencio urbano; soñar con la des-celularización durante algunos días; escapar de toda pantalla y trabajo doméstico; hacer algo absoluta y rotundamente nuevo; acudir a lugares total y comprobadamente (pero en serio) descovidizados. En fin, habrá que empujar toda frontera imaginativa para vacacionar el fin de año, es decir, para realmente poder “descansar de esta vida ya habitual” en lugar de vernos ante esa “dignidad que está vacante”.

*https://dle.rae.es/vacaci%C3%B3n
**https://www.niusdiario.es/sociedad/medio-ambiente/cuanto-contamina-volar-avion-efectos-medio-ambiente_18_2854170231.html

@anterrazas