EL-SUR

Viernes 26 de Abril de 2024

Guerrero, México

Opinión

Ver en el exterior el interior

Adán Ramírez Serret

Junio 29, 2018

Uno de los libros más exitoso hasta ahora en el año es La mujer en la ventana de A.J. Finn, seudónimo del editor neoyorquino Daniel Mallory (1982), quien con esta novela ha vendido nada más y nada menos que poco más de un millón de copias tan sólo en Estados Unidos, y está siendo traducido a más de 30 lenguas.
No siempre es fácil escribir, e incluso leer un libro muy exitoso (un best seller), pues en general, dentro de los cánones de los lectores “serios”, siempre existe una especie de desprecio –tácito y cobarde–, por aquellos títulos que se venden en números que superan las seis cifras. No es sencillo reseñarlos, pues en general son tenidos por literatura barata, y, hay que decirlo, la mayor parte de las veces, lo son. Sin embargo, hay ciertas excepciones, como muchas novelas de Stephen King, la saga de Stieg Larsson o muchos otros libros de suspenso o policiacos, que son extraordinarios.
Por supuesto que es difícil, y polémico, siempre discutir qué libros son buenos y cuáles son malos. Cuáles son literatura o cuáles son refrito del refrito. Pues se cae en terrenos donde llega a ser difícil discernir las ofensas de los halagos. En lo personal estas discusiones me resultan aburridas pues para mí hay un elemento básico para calificar cualquier libro, y este es uno muy sencillo: que me encante leerlo. Puede ser por la maravilla del estilo, por lo directo de la prosa, por la ausencia de historia o por la fuerza de lo que cuente… Fue exactamente lo que me fascinó de esta novela, La mujer en la ventana. Basta con echar un ojo a las primeras páginas para descubrir la maravilla de esta obra.
Desde el principio el lector de suspense se puede dar cuenta que está en un territorio conocido. Deliciosamente extraño, a lo Alfred Hitchcock y tentadoramente morboso, a lo Patricia Highsmith. Estas alusiones no me las saco de la manga, ni mucho menos, pues desde el mismo título de esta novela pensamos en el clásico de Hitchcock, La ventana indiscreta, y, en todas las entrevistas que ha dado el autor, siempre menciona la saga de Highsmith sobre Ripley. Sin embargo, por supuesto, y para alivio de aquellos a los que le aburren los ecos cinematográficos y literarios, la historia de esta novela no sólo se entiende, sino que atrapa desde la primera página sin saber nada de ninguna película ni de ningún autor.
Se trata de una mujer que sufre agorafobia, un terrible mal que impide a muchas personas estar en lugares abiertos. Fuera de contexto, la enfermedad no parece tan terrible, pero desde el inicio de esta novela nos percatamos que hay algo espantoso en la historia de la mujer que se pasa la vida observando el mundo desde una ventana. Sin que sepamos en un principio las causas, nos encontramos con alguien que lo ha perdido todo por este mal, trabajo, esposo y familia, pues es una persona absolutamente disfuncional, ya que al poner un pie fuera de su casa, se desmaya a causa del pánico.
Así pasa los días esta mujer, Anna Fox, sedada con anti ansiolíticos, bebiendo una botella de vino tinto tras otra, hasta que un buen día, de tanto observar a los de afuera, su equilibrio mental llega al límite y observa un hecho terrible.
Es una novela que a pesar de que el autor dice que lo más importante en una obra es la trama y en efecto la historia nos mantiene al filo de la butaca; lo más importante aquí, lo apasionante, es, quizá, descubrir el principio de todo novelista, de todo periodista y me atrevo a decir que de todo humano: observar en el exterior lo que explique lo que sucede dentro de nosotros.
La mujer en la ventana es un caso excepcional en donde una hermosa literatura puede ser leída por los grandes públicos. Sobre ella escribe Stephen King, el maestro del terror, “Uno de esos libros que es imposible dejar de leer. Por momentos excepcional”. Esta novela, es una oportunidad para descubrir aquello que existe detro nosotros y desconocemos por completo.

(A.J. Finn, La mujer en la ventana, Barcelona, Debate, 2018. 535 páginas).