EL-SUR

Jueves 25 de Abril de 2024

Guerrero, México

Opinión

Vigilados desde lejos

Aurelio Pelaez

Julio 07, 2006

No hay que esperar nada en asuntos de cultura por parte del actual gobierno estatal. No lo habrá. En vista de lo anterior, bien harían los grupos culturales y artísticos en elaborar un plan de contingencia por los próximos cuatro años, nueve meses y veinticuatro días con sus noches, que restan a este gobierno.
De súbito nos llega la revelación: votar por el cambio no forzosamente significa cambiar. En algunos casos –como usted comprenderá Míster Zeta– la vuelta de tuerca fue hacia atrás, hacia el ahorro en cultura porque no es rentable, al recorte a la educación porque es una inversión improductiva, al escamoteo de espacios a los artistas, porque al final siempre terminan criticando al gobierno.
Versos. Y si los grupos culturales además exigen atención: tambo, bote, chirona. Guardaditos se ven más bonito. Si no pregúntenle a los del Calpulli Tecuanichan, el adelanto de cómo en adelante se tratará a los grupos culturales que pretendan hacer cumplir las promesas de campaña a cierto gobierno del cambio.
La política del “cuando oigo hablar de cultura saco mi forifaiv”, será el lema de este sexenio estatal, que si bien nos va, se dedicará a administrar los programas y convenios que dejaron los anteriores gobiernos… priístas.
Nada nuevo. El estado sigue gobernado a las maneras del PRI. Es decir, el gobernador controla a los diputados (llámesele poder legislativo), a los magistrados al dar golpe de mano interno (dígasele poder judicial), se fiscaliza solo en materia de dineros (su diputado Bajos y su Contraloría son de sus confianzas), y no está nada dispuesto a la transparencia.
¿Alguna diferencia con los gobiernos del PRI? Quizá, que con más oficio político, los gobiernos priístas nos disfrazaban su autoritarismo, pero éste nos lo deja ir en caliente, al mejor estilo diazordacista del principio de autoridad. Por poder, al Presidente no se le contradice, se le acata; por principio de autoridad, el Presidente no puede dar marcha atrás en ninguna decisión, porque nunca se equivoca.
–¿Oye, que los cocodrilos vuelan?
–Y a ti quién te dijo esa pendejada.
–El jefe.
–Bueno, sí vuelan… pero bajito.
Pero además, los ex jefazos priístas de alguna manera siempre aparecían en las crisis, como el perfecto caudillo, el benefactor, el omnipresente que nos daba confianza en el desastre aunque sus soluciones fueran de saliva. Es decir, retóricas.
Ahora, las cosas como van. No nos engañan, nos dicen la verdad –en eso avanzamos– aunque la neta venga una semana después del desastre. En eso vamos para atrás. ¿Ya se dieron cuenta?, en las crisis nos quedamos solos:
Ejecutados en Zihuatanejo… el Góber, en Monterrey; decapitados por allá… el Góber, en el Distrito Federal atendiendo algo (nos enteramos por las fotos de publicidad en sus gacetas y porque el míster trae corbata); amenazas, paros, lluvias, abstencionismo y caída de la votación del PRD, y el Góber que se toma sus días de vacaciones.
Y un día, se aparece blandiendo la espada justiciera, cual Gabriel y aplica sin piedad la ley y la justicia… a tres artesanos. ¿No dan ganas de llorar por el detalle?
Vistas así las cosas en este y otros asuntos de Guerrero, no queda más que concluir que vivimos en un estado propiamente vigilado desde lejos.