Marcial Rodríguez Saldaña
Octubre 05, 2017
El asesinato cometido en contra del Dr. José Villanueva Arce, director de la Preparatoria número 2 de la Universidad Autónoma de Guerrero ubicada en Acapulco, en la mañana de este sábado 30 de septiembre, se suma a muchos más que se han perpetrado en tiempos muy recientes y que han causado natural indignación, consternación y han conmovido a la comunidad universitaria guerrerense y a la sociedad en general.
1.- Este asesinato se agrega al de la maestra Jenny Rosado Peña, quien era integrante de la Comisión de Becas del Sindicato de Trabajadores Académicos de la Universidad Autónoma de Guerrero (STAUAG), cometido el 9 de enero de este año; al de José Luis Cruz Hernández catedrático de la escuela de Enfermería número 2 el 31 de marzo; al del sub-director de la Preparatoria 5 ubicada en Ometepec Juan Carbajal Merino el 15 de diciembre del 2016; al de Francisco Javier Ramírez García de la Unidad Académica de Psicología en diciembre del 2016; a los de los estudiantes Aidé Fuentes Nava, de la Unidad Académica de Ciencias de la Educación, y Manuel Juárez Flores de la Preparatoria 33, Engelbert Martínez Cruz de la Maestría en Ingeniería, Carmelinda García Benítez de la Facultad de Matemáticas, Darwin Raymundo Barrientos Miranda estudiante de la Unidad Académica de Artes, Samuel González Saavedra alumno de la Preparatoria 32 de Iguala, Cristian Jesús Santiago Navarrete, estudiante de la Facultad de Ciencias de la Comunicación (Facom), Adriana Ramos García, Ángel Mendoza Ocampo estudiante de tercer año de Medicina, entre tantos más.
2.- A esto hay que anexar una larga lista de atentados a universitarios que se traducen en secuestros, extorsiones, amenazas, robos, intimidaciones y tantas más violaciones a los derechos humanos, a la paz, a la seguridad, a la libertad, a la justicia. Se trata de una sucesión de hechos hacia un sector de la sociedad guerrerense como los universitarios que su labor ha sido pacífica, mujeres y hombres, jóvenes de bien que se dedican a enseñar, a investigar, a tener vínculos con el pueblo de Guerrero en lo que llamamos la extensión universitaria y a preservar, incentivar y difundir la cultura popular de Guerrero. Asesinar a integrantes de este sector social es agraviar al pueblo en su conjunto pues en ellos está fincado el presente y el futuro del desarrollo social, económico, político y cultural del pueblo del Guerrero.
3.- El sector universitario guerrerense forma parte de toda la población de nuestra entidad federada, no es en ningún modo ni nunca lo ha sido un segmento privilegiado, por el contrario ha sido golpeado fuertemente por los gobiernos represivos y autoritarios que hemos padecido y que se comprueba con los asesinatos, secuestros, desapariciones, exilios y persecuciones políticas, y ahora con las evidencias que constan en la opinión pública vive momentos de tragedia, de dolor, de angustia, de tristeza, de duelo, de desesperanza, pero también de coraje, de exigencia de justicia ante tantos hechos de agravios que cada vez que ocurren se acumulan en el alma, en el corazón de cada familia, de cada colonia, de cada barrio, de cada comunidad, de cada pueblo que sufre y se conduele por su sangre esparcida, por sus vivos de hace poco y muertos ahora.
4.- La violencia en contra de los universitarios es un reflejo de lo que pasa en la población de Guerrero, no son hechos aislados en contra de un sector guerrerense, es la confirmación de lo que le aqueja al pueblo de Guerrero: a los comerciantes, a los empresarios, a los maestros, a los vendedores ambulantes, a los colonos, a los campesinos, a los jóvenes, a muchas personas y familias de Guerrero, es un fenómeno que agravia a toda la sociedad. El gobierno en todos sus niveles se ve ausente, incompetente para cumplir con sus responsabilidades públicas, entre ellas la más fundamental que es la de garantizar la vida de sus representados.
Ante este vacío de autoridad de parte de los representantes formales del pueblo lo que queda es la reacción de la sociedad civil, de las organizaciones sociales, civiles, ciudadanas, del pueblo para reclamar sus derechos humanos a la vida, a la libertad, a la seguridad y a gobiernos que asuman las demandas y sentimientos populares.
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