Hay libros que parecen escritos para el futuro. Porque cuando salen a la luz, confrontan tanto, crean tantos problemas; que parecen hechos por un loco o, peor aún, por una loca.
Con el paso de los años cuesta trabajo pensar que Las flores de mal de Baudelaire o Madame Bovary de Flaubert, fueron libros contestatarios (quizá el caso de Sade, Lautréamont o Rimbaud sea diferente).
Lo mismo pasa con los castos Beatles o los cultos Rolling Stones, ¿cómo es posible que la sociedad se haya escandalizado al ver a unos jóvenes vestidos a la moda en una ciudad cosmopolita como Londres o Liverpool? Sin embargo, así fue.
Hago este ejercicio pensando precisamente en la novela Fóllame (Cógeme, en mexicano), escrita en 1999 por la brillante y potente, cada vez más, Virginie Despentes (Nancy, Francia, 1969), quien escribió esta novela a los treinta años, en 1999, que cambió la historia de la literatura francesa, y de la propia Francia, cuando salió a la luz y se enfrentó a una sociedad que siempre había intentado olvidar, sobre todo en los últimos años, temas como la prostitución, la marginalidad y la contracultura.
Cuando digo que Francia había intentado olvidar estos temas, en realidad soy injusto con este país, pues si lo habían intentado soslayar, al menos no lo hacían un delito o lo condenaban socialmente, como el resto del mundo, en especial los países puritanos.
Virginie Despentes, muy a la francesa, transforma o dimensiona el hecho de ser escritora, y de éxito, para convertirse en una activista, feminista, por supuesto, pero no de la manera ordinaria en la que usualmente se espera.
Se trata de una mujer de clase media en Francia, con educación y una vida normal de la Francia de la segunda mitad del siglo XX. La vida de Despentes transcurre con normalidad, hasta que un buen día decide afrontar un problema que no la deja vivir: el hecho de haber sufrido una violación de una persona cercana.
A partir de esta decisión, la vida de Virginie cambia por completo, pues se enfrenta al rechazo familiar y social por tener el valor de hablar del abuso que sufrió. La futura escritora, lejos de amedrentarse, reúne el valor, el coraje y el odio suficientes para plantarles cara a quienes la juzgan, al grado que termina por convertirse, por convicción y como protesta social, en prostituta.
Por lo tanto, comienza a ejercer una libertad que se identifica con el feminismo, pero con uno en particular, no como el que había permeado los últimos años del siglo XX, que era un movimiento intelectual; sino que para Despentes, el feminismo está hermanado de manera profunda, con la lucha en contra del clasismo y el racismo.
Dice en un libro brillante a caballo entre el ensayo y el panfleto, Teoría King Kong, “Escribo desde la fealdad, y para las feas, las viejas, las camioneras, las frígidas, las mal folladas, las infollables, todas las excluidas del mercado de la buena chica, pero también para los hombres que no tienen ningunas ganas de proteger, para los que querrían hacerlo pero no saben cómo, los que no son ambiciosos, ni competitivos, ni la tienen grande. Porque el ideal de la mujer blanca, seductora, que nos ponen delante de los ojos es posible que no exista”.
Por lo cual, Fóllame, es una novela que, desde mi punto de vista, plantea una especie de mundo al revés. En donde, dos mujeres prostitutas y olvidadas por el mundo, deciden, sin importar lo que esto cueste, conseguir todo aquello que la sociedad les tiene negado: el poder, el placer y la libertad.
Fóllame es una novela extraordinaria, sencilla, potente y apasionante. Digna de las reseñas que la acompañan, “Pura venganza… Subversiva y excitante”. “Una pequeña revolución”.
Una novela que, mediante la pornografía, nos demuestra lo atrasados que estamos, y que el futuro está cerca; una posterioridad en donde una novela como esta será lectura obligada. Parte del presente de días mejores.
Virginie Despentes, Fóllame, Ciudad de México, Random House, 2019. 199 páginas.