EL-SUR

Viernes 26 de Abril de 2024

Guerrero, México

Opinión

Viviendo el coronavirus en Italia

Domitilo Soto

Marzo 14, 2020

 

La bella Italia súbitamente se convirtió en víctima de la maledetta (maldita) pandemia infectada por el coronavirus, que inició el 21 de febrero in crecento (en aumento) a los días de hoy del mes de marzo con el primer infectado masculino de 38 años de edad de nombre Mattia en la ciudad de Codogno (se pronuncia Codoño) localizada a 60 kilómetros de Milán, ciudad de la moda donde laboró tantísimo el genio Leonardo da Vinci a las órdenes del duque Ludovico Sforza, Il Moro.
El virus se incubó en Lombardía, la región industrial más próspera del norte de este país, que sostienen gran parte de la economía de la Roma de Rómulo y Remo. Le siguió la región vecina del Benetto dónde se localiza la Venezia de las máscaras de carnaval suspendido y de la Verona amorosa de Romeo y Julieta; los contagiados ahora se localizan de norte a sur en todo el territorio de lo que fue un gran imperio; todas estas ciudades reciben a diario un saco (un montón) de turistas diariamente.
Italia recibió a dos chinos de la ciudad infectada de Wuhan, donde brotó inicialmente el virus, declarada desde el primer momento como la zona cero. La numeralia del Ministero Della Salute es alarmante. Al momento de escribir este artículo ya se contabilizan 10 mil 590 contagiados, 827 víctimas, mil 41 personas en terapia intensiva de un total de 16 millones de italianos en cuarentena; la mayoría de los muertos son personas adultas de 60 a 80 años de edad que sufren de enfermedades crónicas pulmonares, diabetes o presión arterial que caen en crisis por tos dolor de garganta, fiebre y secreción nasal que vulnera los cuerpos longevos.
Los jóvenes por su vitalidad logran soportar, ser inmunes al coronavirus. Lo que en México pareció un chiste del encargado de salud de no abrazarse y no besarse, en la televisión italiana es una de las reiteradas recomendaciones de salud.
Entre otras medidas aplicadas está el mantenerse a un metro de distancia entre personas en los centro comerciales que son los únicos que permanecen abiertos.
No tocarse la cara, nariz ni boca y por decreto nacional está prohibido salir de sus municipios y de sus regiones por muy pequeñas que sean para evitar que se siga propagando el Covid-19.
Sólo se autoriza la movilidad ciudadana en las vialidades por motivos de salud, de indispensable asistencia laboral o alguna urgencia comprobada. Si el ciudadano incurre en una declaración falsa, se hace acreedor a una multa elevada o tres meses de cárcel; nada tiene que ver con la época fascista de Benito Mussolini ni con la época medieval de los ghettos (ciudades encerradas), sino por la situación delicada que se vive en esta nación.
Esta situación encapsulada me recordó la frase de Cristina Pacheco Aquí nos tocó vivir.

De la Italia de la dolce vita, al país de la epidemia

Yo, que emigré a Europa con recursos propios por la inseguridad en Acapulco por defender La Ceiba Amorosa, la recuperación de la banqueta de la central camionera Estrella de Oro, de los árboles del Zócalo y de las ventanas ecológicas del puerto al ser amenazado por un par de sujetos que me dieron un levantón y me pusieron una pistola en la cabeza para intimidarme si seguía en mi activismo ambiental y urbanístico, hoy estoy en diferentes circunstancias de riesgo, pero me hace fuerte mi permanencia en este país porque descidí vivir aquí por amor y casarme con una bellísima mujer y modelo en su tiempo, llamada por sus amigos Chene de nombre Selene Salas Fox, nieta de la emprendedora Rosita Salas y del empresario hotelero Alberto Salas Villalvazo.
No sabemos cuánto tiempo puede durar esta difícil situación sanitaria en Italia y si la vamos a librar para retornar a nuestro lugar de origen o si también seremos contagiados, pero por el momento los italianos permanecen en casa y en las redes sociales los artistas y jugadores de futbol promueven el # io resto a casa (yo me quedo en casa) porque es la mejor estrategia para no propagar el virus.
Por decreto las escuelas están cerradas, lo mismo bibliotecas, gimnasios, iglesias y locales comerciales. Los partidos de futbol son a puerta cerrada, con las gradas vacías y sólo aficionados virtuales.
En estos días las ciudades de Italia son pueblos fantasma, desoladas, sin alma y sin vida social.
Esperamos que la gráfica no siga en salida (subiendo) y el punto de inflexión venga in sotto (a la baja) para volver a la normalidad.
Si nos mantenemos a salvo, ci videamo presto (nos veremos pronto) y si no, arrivederci! (Hasta luego).

* Arquitecto y urbanista acapulqueño residente por motivos familiares y académicos desde hace tres años en la región de Lombardía, al norte de Italia.