EL-SUR

Jueves 25 de Abril de 2024

Guerrero, México

Opinión

¿Volverá al poder en Bolivia el Movimiento Al Socialismo?

Gaspard Estrada

Octubre 14, 2020

El próximo domingo los bolivianos acudirán a las urnas para elegir a su próximo presidente de la República, en un contexto de crisis sanitaria, económica y política inédita. Según la última encuesta de opinión divulgada el domingo pasado, el candidato del partido Movimiento Al Socialismo, Luis Arce, tendría el 42.2 por ciento de los votos, frente al ex presidente Carlos Mesa, que recibiría el 33.1 por ciento. Por su parte, el líder de extrema derecha Luis Fernando Camacho, obtendría el 16.7 por ciento. Si uno compara estas cifras con las del resultado de la primera vuelta de la elección del año pasado (llevado a cabo el 20 de octubre del 2019), en las cuales el entonces presidente Evo Morales fue candidato, es posible decir que a nivel electoral, la situación política boliviana ha cambiado muy poco: según el Tribunal Superior Electoral de Bolivia, Evo Morales obtuvo el 47 por ciento de los votos, frente al 36.5 por ciento para Carlos Mesa.
Si bien esa realidad electoral ha cambiado de manera mínima en el país sudamericano, han pasado muchas cosas en Bolivia durante los últimos doce meses: más de 137 mil personas contagiadas por el Covid-19, 8 mil personas fallecidas, un gobierno autoritario sin rumbo, una multiplicación de casos de corrupción, y el colapso del sistema de salud de ese país. Todo esto sin hablar del caótico proceso electoral, en el cual la noción misma de respeto al pluralismo político fue puesta en duda por las autoridades gubernamentales.
Dentro de este contexto tan turbulento, la economía jugará un papel fundamental en la decisión electoral del próximo domingo. Según el Instituto Nacional de Estadística de Bolivia (INE), el producto interno bruto (PIB) registra una caída del 7.9 por ciento entre enero y julio de este año. Esta tendencia negativa se tradujo por un aumento del desempleo, que llegó a un 10.6 por ciento de la población económicamente activa en agosto. Este “estancamiento” se atribuye al confinamiento vigente hasta el 31 de agosto. Además, la entidad acusa un deterioro en el déficit público y las reservas internacionales. Según datos del gobierno, el déficit superó los 2 mil 800 millones de dólares en el primer semestre y las reservas internacionales llegaron a 6 mil 600 millones de dólares debido a la caída en exportaciones de gas y soya, una notable baja en comparación con la situación en 2014, cuando eran más de 15 mil millones de dólares.
Es en esa línea, que Luis Arce, exministro de Economía de Evo Morales, lanzó como base de su campaña el “resurgir de la economía”, especialmente porque durante su gestión Bolivia alcanzó las mayores tasas de crecimiento de la historia de ese país, en 2008 y 2013, con un 6.1 por ciento y 6.8 por ciento, respectivamente. El candidato del MAS acusa al gobierno interino del retroceso económico, así como del aumento de la corrupción en el país. Y es que varios casos emergieron durante los últimos meses. Entre ellos, surgió el de la compra con sobreprecio de respiradores. El 14 de mayo, la actual presidente Jeanine Áñez recibió en una ceremonia 170 ventiladores provenientes de España por los que se pagó 4.7 millones de dólares, cuatro veces más de su valor de mercado. El caso provocó la detención del ministro de Salud, Marcelo Navajas. Días después, el personal de salud denunció que los respiradores no eran aptos para las Unidades de Terapia Intensiva y Unidades de Cuidados Intensivos. En junio, los hospitales y morgues comenzaron a colapsar ante el aumento de casos. En ese momento, la prensa local denunció que una decena de personas fallecieron en la calle a la espera de atención médica tras una “peregrinación” en los hospitales, donde no pudieron ser ingresados, ya que no había camas de hospitalización disponibles.
De tal suerte que si bien el MAS ya no compite desde el poder, lo que le dio un respaldo durante el proceso electoral del 2019, las condiciones políticas para encabezar la oposición al gobierno han mejorado sustancialmente desde entonces, a raíz de la pandemia y de los pésimos resultados de la gestión de Jeanine Añez. Sin embargo, si las encuestas están en lo correcto, el pronóstico para la elección sigue siendo reservado. En este contexto, es previsible que la polarización política aumente de aquí al día de la elección. Sin duda, la elección presidencial boliviana volverá a estar en el centro de la atención en América Latina. Esperemos que sea para bien.

* Director Ejecutivo del Observatorio Político de América Latina y el Caribe (OPALC), con sede en París.

Twitter: @Gaspard_Estrada