EL-SUR

Jueves 25 de Abril de 2024

Guerrero, México

Opinión

¿Volveremos a la normalidad?

Silber Meza

Julio 17, 2021

Es pregunta, casi un reclamo. Aún no sabemos cuándo volveremos a la normalidad que teníamos antes de la pandemia de Covid-19; es más, ni siquiera tenemos la certeza de que vayamos a regresar a esa normalidad.
Veo las series de televisión de hace unos años donde la gente charla sin parar en cafés, donde brindan con una cerveza en la mano, donde dan mensajes de amor frente a frente con las miradas concentradas a solo unos centímetros de distancia, y las siento un tanto irreales. A veces hasta pienso que algunos personajes deberían de portar cubrebocas.
Y es que esta “nueva normalidad” parece no tener fin. Al principio de la pandemia se creía que esto duraría unos meses y que, ni de lejos, tendríamos los muertos y el sufrimiento que nos ha descorazonado el alma en casi un año y medio de pandemia. Los meses se fueron alargando y empezamos a hablar de un semestre. Después se vinieron datos más crueles y supimos que podría durar todo 2020. A fines del año pasado y principios de 2021 la pandemia nos dio otro duro golpe, se multiplicaron las muertes, sobre todo de personas de la tercera edad.
En el primer trimestre del año por fin accedimos a la vacunación. Empezaron con los adultos mayores y el personal de salud, después fue bajando con los mayores de 50, los de 40, los de 30. En algunas zonas ya han vacunado a los de más de 18, como en pequeños municipios de diversos estados y en la línea fronteriza con Estados Unidos para reactivar la economía.
En México se han recibido más de 70 millones de dosis, y se han aplicado 53 millones. El camino es más lento de lo que quisiéramos, pero en realidad ha sido una tarea titánica para nuestro gobierno federal, y para todos los gobiernos del mundo. Según Our World in Data, México tiene 16.8 por ciento de su población totalmente vacunada, un avance importante, pero muy lejos de los líderes mundiales, como Reino Unido, con 53.5 por ciento; Estados Unidos, con 48.7 por ciento, o Chile, con 59.9 por ciento.
Aunque avanzamos de a poco, la pandemia nos ha lanzado un tercer latigazo de contagios y el país, en pocas semanas, ha pasado de los alegres colores verdes y amarillos que indican una baja cantidad de contagios, a anaranjados y rojos, que nos muestran un crecimiento sostenido de la incidencia.
En Baja California Sur, Sinaloa, Yucatán y Quintana Roo la tercera ola ya supera por mucho a la primera y segunda, sin embargo registra menos cantidad de muertos porque el virus ha encontrado refugio en personas que van de los 25 a los 49 años de edad, la mayoría aún no vacunados o con una sola dosis.
La edad de las personas ha logrado que la mayor parte no llegue al hospital, o que si llega no fallezca, pero las secuelas pueden ser agobiantes y disminuir la calidad de vida de los afectados.
Todavía faltan dos o tres meses para que todos los mayores de edad tengan al menos una dosis de vacunación, y las autoridades ya han decretado el inicio de clases para fines del mes siguiente.
Es verdad que no se puede vivir encerrado, esa no es vida posible –no por nada el castigo principal para la delincuencia en vivir entre rejas durante años–, pero también es verdad que el peligro no ha pasado y no tenemos certeza de cuándo pasará.
Las variantes han iniciado su expansión; la que más preocupa, la Delta, se ha convertido en la dominante en Inglaterra y Estados Unidos, además de tener una fuerte presencia en Baja California Sur, Ciudad de México, Quintana Roo, Tabasco, Yucatán y Sinaloa.
Esta mutación del virus es mucho más contagioso y aún no queda claro si tiene mayor capacidad de infección. Las empresas Pfizer, AstraZeneca, Sputnik V y Johnson y Johnson han dicho que sus vacunas protegen contra la nueva variante, pero el porcentaje de efectividad es un poco menor.
La Organización Mundial de la Salud acaba de anunciar que es muy probable que surjan más variantes y más agresivas.
Todo indica que esto va para largo y que, aunque podamos disminuir el riesgo de una enfermedad grave, será muy difícil escapar de alguna carga del virus, aunque no sea mortal.
¿Volveremos a la normalidad? Es pregunta, casi un reclamo.