EL-SUR

Jueves 18 de Abril de 2024

Guerrero, México

Opinión

Woody Allen: todo es cierto

Adán Ramírez Serret

Septiembre 04, 2020

No siempre las reseñas favorables, ni las opiniones halagüeñas o adjetivos como “fantástico” o “maravilloso” son aquello que nos hace leer un libro. También las malas opiniones despiertan la curiosidad y muchísimas veces, las cualidades de una obra hubieran sido imposibles de notar sin una visión ácida y escéptica.
Esto lo sabía bien el manager de los Rolling Stones, Andrew Loog Oldham, quien se alegraba cada que alguien hablaba mal de la banda que representaba. Y a mí mismo me ha pasado por lo menos un par de ocasiones, que alguien me hable mal de un libro y me den ganas de ponerme a leerlo en ese instante.
La primera vez fue cuando una brillante amiga traductora me contó un libro que le pidieron traducir, pero no lo hizo porque lo odió; me dijo que el autor era un cretino que había puesto un poco de sexo, un poco de intriga, un poco de romance, de comunismo, Guerra Fría y los había agitado y el resultado de eso, era la novela. Se me antojó leerla al instante.
También recuerdo una vez que una amiga fanática de hueso colorado de Gabriel García Márquez, había terminado brutalmente decepcionada después de leer los relatos autobiográficos del Nobel colombiano Vivir para contarla. Cuando le pregunté qué la había decepcionado, me dijo que le pareció un fraude Gabo, porque todas sus novelas eran ciertas, todo lo había vivido. Me quedé maravillado, con la boca abierta; para mí eso hacía aún más fantástico a García Márquez, ¿cómo había podido contar la realidad con tal potencia y estilo?
Justo en esto he pensado mientras leía la autobiografía de Allen Konisberg, mejor conocido como Woody Allen (Brooklyn, 1935) A propósito de nada, que desde el título deja claro qué tanto se considera importante y en qué tono hablará de sí mismo.
La autobiografía comienza antes de que el naciera, hace un recuento breve, de su ascendencia, de sus abuelos; pero no puede dejar de aparecer él mismo todo el tiempo y de relacionar cada conducta de lo que hace con la forma en la que vivieron sus abuelos, y después sus padres. Judíos todos, naturalmente; pero su padre mucho más laxo con la religión, ludópata y cleptómano, siempre fue una extraña referencia porque se metía en empresas en donde fracasaba pero cuando hizo falta, le dio algunos dólares para ir al teatro.
Su madre era quien llevaba a la familia y quien ponía orden, a la cual, naturalmente Woody Allen odiaba.
¿Cómo debe, puede, contar su vida alguien megalómano, hipocondriaco y neurótico –por sólo citar algunas de sus cualidades–, contar su vida? Me parece que Allen tomó la decisión correcta, porque no es un libro con pretensiones intelectuales ni literarias. Se concentra en contar que lo que siempre ha sido: un humorista. Eso antes que cineasta, y sin duda, escritor.
Odiaba la escuela, el pensamiento y la literatura. Lo que le gustaba era irse de pinta para colarse al cine, ver y jugar beisbol y escuchar el radio y, por supuesto, el jazz.
Tenía el hábito de hacer chistes mientras veía las películas en el cine, y la gente que estaba sentada a su lado se reía de lo que él decía, hasta que en algún momento, alguien de entre la oscuridad, le gritó que debería dedicarse a eso, y entonces lo consideró.
A partir de aquí cuenta su brillante carrera de joven genio que intentó ir a la universidad pero nunca hizo falta porque aun antes de hacerlo, ya trabajaba escribiendo chistes. Desde los dieciséis años podía escribir ocho chistes buenos al día.
El libro tiene una constante posición autocrítica, pero está lejos siempre de tomarse en serio, por lo que es divertido y no lacerante, aunque cuando habla mal de sí mismo en sus relaciones amorosas, sí lo hace completamente en serio.
En algún momento dice de su relación con su primera esposa que estudiaba filosofía, “Me di cuenta que me había metido en problemas cuando, durante un debate filosófico, Harlene logró probar que yo no existía”.
Quien haya visto las películas de Woody Allen, descubrirá que todos los problemas de su personaje, los sufre su creador. Todo es cierto.
Woody Allen, A propósito de nada, Ciudad de México, Alianza Editorial, 2020. 439 páginas.