EL-SUR

Jueves 18 de Abril de 2024

Guerrero, México

Opinión

Y después de la Guardia Nacional, ¿qué sigue?

Jesús Mendoza Zaragoza

Febrero 25, 2019

Está concluyendo el proceso legislativo que establece la Guardia Nacional como una herramienta fundamental que el gobierno federal tomará en sus manos para organizar la seguridad pública y para avanzar en la construcción de la paz. El resultado se prevé afortunado, con la participación de todas las fuerzas políticas y de un buen contingente de organizaciones civiles que incidieron para darle un perfil civil a esta corporación estrella del nuevo régimen.
La discusión política fue intensa y extensa. El mismo proceso de discusión ha tenido un alto significado democrático y anuncia la posibilidad para avanzar con las siguientes medidas necesarias para avanzar en el camino hacia la paz. Si bien la paz no se construye con la fuerza, la hace necesaria en nuestro contexto. Pero la fuerza representada en la Guardia Nacional no es suficiente. Ni debiera ser, como lo fue en los pasados gobiernos, el componente fundamental de la estrategia gubernamental. La Guardia Nacional tendrá que ser un componente del proceso de construcción de la paz en el país, pero no el fundamental.
Así que hay que pensar en otros componentes fundamentales de una estrategia integral que incluye a la Guardia Nacional pero que requiere otros instrumentos. Ya el combate a la corrupción puede ser considerado como otro componente fundamental en la medida en que pone a las instituciones públicas en condiciones para servir a la nación y no servirse de ella. Es de esperarse que este componente político que incluye, además, el combate a la impunidad y la transformación del sistema penitenciario, vaya avanzando. La política, en sí misma, tiene que convertirse en el componente que ponga al Estado al servicio del pueblo. Lo deseable es que pueda avanzarse en el sendero de la democracia participativa con una oposición responsable y propositiva y con el fortalecimiento de la sociedad.
Si la Guardia Nacional tendrá tareas específicas señaladas por la ley, aún hay un gran vacío relacionado con las policías, con todas las policías, que ha quedado al margen en el interés público. Las policías estatales y municipales, ¿cómo van a quedar? ¿Se depurarán y se profesionalizarán? Veo que están en suspenso.
En la agenda pública no ha sido valorada aún la educación como el componente fundamental y necesario para la construcción de la paz. Este componente debiera discutirse ampliamente, tal como se hizo con el tema de la Guardia Nacional. La educación es un tema trascendental para la construcción de la paz, pues puede perfilar la cultura nacional que se requiere. La educación es la gran herramienta para la construcción de ciudadanía y para avanzar hacia la democracia. Debiéramos contar con la información sobre los planes del nuevo gobierno en torno a la educación, para propiciar esa discusión nacional pendiente.
Otro componente básico es el económico, en el que se requiere poner la atención. Si el presidente López Obrador ha señalado que busca poner fin a las políticas neoliberales, se requiere que se vaya gestando un nuevo modelo en el que la economía beneficie a todos. Por una parte, hay que prever formas adecuadas de distribución de la riqueza y, por otra parte, hay que fortalecer caminos de impulso de la economía social, que signifique una verdadera alternativa para el financiamiento, la producción, la comercialización y el consumo de bienes y servicios. Hay que señalar que el reparto de dinero, de manera directa o indirecta, podría ser una medida de emergencia pero implica muchos riesgos. Por eso, el Estado tiene que poner las condiciones para que se multipliquen los empleos de calidad.
Y quiero señalar otro componente que considero fundamental. Me refiero a la sociedad civil. Se ha escuchado que el presidente López Obrador no tiene una buena opinión de las organizaciones civiles y que les ha hecho señalamientos de corrupción y de conservadurismo. No se puede negar que tenga razón, en parte. Cierto es que la corrupción ha alcanzado al ámbito de las organizaciones sociales, a aquéllas que le han hecho el juego a los gobiernos corruptos. Las hay que han vivido del erario público. Pero hay muchas organizaciones sociales que no son corruptas y que han liderado las mejores causas del país. El componente social es indispensable, al grado de que tiene que ser un contrapeso al componente político para que pueda darse una buena relación entre sociedad civil y gobierno. Hay que apostarle a la participación activa y al fortalecimiento de la sociedad civil, de manera que dé su aporte propio y específico.
Si está concluyendo el proceso legislativo relacionado con la Guardia Nacional, hay que verlo como uno de los componentes necesarios para la construcción de la paz en el país. Ahora, ¿qué sigue?