EL-SUR

Jueves 18 de Abril de 2024

Guerrero, México

Opinión

¿Y las familias de periodistas asesinados? El informe de Griselda Triana

Silber Meza

Mayo 15, 2021

DE NORTE A SUR

 

La periodista y defensora de los derechos humanos Griselda Triana nos cuenta un panorama tan real como desolador de las familias de periodistas asesinados o desaparecidos en México.
Este 15 de mayo se cumplió el cuarto aniversario luctuoso de su esposo, el periodista fundador del semanario Ríodoce, Javier Valdez, que fue asesinado en Culiacán, Sinaloa, y apenas el día anterior, viernes 14, Griselda publicó el informe En el olvido. Situación de familiares de periodistas asesinados y desaparecidos en México.
Griselda nos voltea la mirada a los problemas que padecen personas poco visibilizadas.
No fue fácil para la autora publicar este reporte. Sorteó obstáculos institucionales, amenazas a su seguridad y desgaste en su salud al revivir el trauma del homicidio de Javier a través de estas historias. Fue un trabajo de casi un año de documentación de experiencias de familias de periodistas desaparecidos y asesinados entre 2008 y 2018. El trabajo contó con el apoyo del Fondo Resiliencia de The Global Initiative Against Transnational Organized Crime.
En la investigación documental Griselda Triana nos cuenta que como parte de la metodología se aplicó un cuestionario de 150 preguntas a 11 integrantes de las familias de ocho periodistas de Guerrero, Michoacán, Chihuahua y Veracruz, cinco de ellos asesinados y tres desaparecidos. Los tópicos fueron: condiciones económicas, de salud, de seguridad y de acceso a la justicia de las víctimas indirectas, así como la atención recibida y redes de apoyo.
Los testimonios son desgarradores. La viuda de un periodista asesinado en Uruapan, Michoacán, relató: “Lo comento con familiares y me dicen que estoy loca. No entienden (…) Hasta ahora sigo sintiendo miedo cuando tocan a la puerta de mi casa, sentía que ya habían llegado por nosotros, un terror. Prefiero callarme lo que yo siento para que no me digan eso. No quiero que mi hijo salga, es algo que no logro soltar”.
Otro testimonio de una viuda de periodista en Ciudad Juárez, Chihuahua, narra cómo se dificulta conocer la carpeta de investigación del crimen de su pareja: “El subprocurador local me dijo que no servía la fotocopiadora y nunca me lo dieron (el expediente) hasta que me ayudó un abogado, dos años después. En la (Fiscalía) federal ya pude ver todo el expediente”.
En En el olvido, la activista nos cuenta que: 1) Las amenazas, hostigamiento e intimidación que sufren los periodistas alcanzan a sus hijos, parejas y padres cuando aquellos sufren una agresión y se inician las investigaciones. 2) Las condiciones laborales de la prensa desconocen los derechos de seguridad social y patrimonial de quienes ejercen el periodismo, afectando a su vez los derechos de sus hijos y demás familiares cercanos. 3) La deficiente aplicación de las leyes de protección a favor de las víctimas por asesinato o desaparición de periodistas trastoca principalmente el derecho a la verdad, a la justicia y a la reparación integral. 4) El recorte al presupuesto público para atender a las víctimas y una política pública vulnerable a la corrupción y a la impunidad debilita los compromisos asumidos por México en los tratados internacionales. 5) El Estado mexicano atiende parcialmente las necesidades de las familias de los periodistas asesinados o desaparecidos, y las redes de apoyo individual y colectivo son escasas.
Hay datos que estrujan por la vulnerabilidad en la que se hallan las familias de periodistas. Por ejemplo, ninguna de las familias contaba con un plan previsor, por eso seis recibieron apoyos para gastos funerarios: cuatro por parte del gobierno, una por una asociación civil de periodistas y otra a través de una colecta; sólo dos familias reciben la pensión por muerte del trabajador a través de sus derechos de seguridad social; a siete de las familias la víctima les dejó deudas pendientes por pagar; cinco de las familias vieron afectado su patrimonio después del homicidio o desaparición del periodista, lo que ocasionó que su condición económica empeorara.
El trabajo de Griselda Triana es revelador y valioso en un momento donde la prensa no ha dejado de estar en peligro en México. Los ataques no disminuyen y las fuentes de trabajo y los salarios escasean ante la crisis en los medios y los efectos de la pandemia de Covid-19.
Que nos duela y nos indigne el asesinato y desaparición de periodistas, y que también nos duelan y nos indignen las condiciones de vulnerabilidad en las que quedan sus familias.