El 90 % de las familias de la sierra se dedican al cultivo de amapola, dice ex titular de la Seder

 

El ex secretario de Desarrollo Rural (Seder), Rigoberto Acosta González, consideerá “sensata y viable” la propuesta del gobernador Héctor Astudillo Flores para legalizar el cultivo de amapola para fines medicinales, y destacó que en la sierra guerrerense habitan al menos 18 mil familias, de las cuales el 90 por ciento tiene relación directa con la siembra y producción de la planta.
Asimismo, Acosta González, quien es dirigente del Consejo Regional de la Sierra de Guerrero (Cresig) y del Consejo de Productores de Maguey y Mezcal, remarcó que en un cálculo “conservador” la sierra produce alrededor de 105 millones de pesos cada tres o cuatro meses, es decir, al menos 400 millones al año.
Consultado vía telefónica, el funcionario del gobierno interino de Rogelio Ortega destacó que el “comentario” del gobernador para buscar un mecanismo de legalización del enervante con propósitos medicinales es una opción “sensata y viable”.
Ante la infiltración del crimen organizado en las comunidades productoras del estupefaciente, dijo que la opinión de Astudillo debe aplaudirse, “ya que a grandes problemas, grandes soluciones”.
Aunque añadió que finalmente existen riesgos y reveló que “en más de 25 años no me había atrevido a declarar: no hay que cerrar los ojos, hay una actividad económica importante y es una cuestión riesgosa por los altísimos intereses que se van a trastocar en el momento de tomar una decisión como esta; yo esperaría que el gobernador matizara, profundizara y diseñara bien su propuesta, porque no es una propuesta de ocurrencia, entiendo que será de fondo y que requiere de un análisis serio para tener la información y la ruta por donde pudiera encauzarse la propuesta y llegar a los fines referidos”.
Subrayó que la dirigencia del Cresig ha analizado el fenómenodesde la llegada de la semilla a principios de los 70, proveniente de Sinaloa, para observar el número de generaciones que se han dedicado al cultivo principalmente en las zonas serranas.
Lamentó que esta actividad haya sido la única opción de los campesinos, ya que es una actividad que afecta, lastima y daña a la sociedad, “pero las familias de la sierra lo ven como la única opción para tener ingreso, algo así como un elemento cultural”.
Manifestó que a la hora de hacer cálculos “verdaderamente conservadores”, en las mil 287 comunidades situadas en la zona serrana se genera una producción de al menos 105 millones de pesos por la venta de droga cada tres o cuatro meses, dependiendo del ciclo de producción anual.
Abundó que el kilo de goma de opio es vendido a precios que varían entre 27 mil y 30 mil pesos, y quienes la adquieren “van y te la compran en el patio de tu casa o en las comunidades, es decir, es dinero en automático”.
Añadió que dependiendo de las condiciones climatológicas a que estén expuestos los cultivos, es como varía el ingreso entre 300 y 400 millones de pesos por la compra de la goma de opio recién extraída, aunque argumentó que al añadirle un proceso constructivo su valor se ubica entre los 750 y 800 millones de pesos, “y esa es la razón de la violencia de Guerrero y el país, y por tanto si se llegara a legalizar, creo que el primer efecto sería la reducción de la violencia”.
Argumentó que el gobierno estatal debe generar un plan o una política pública de sustitución de cultivos, para que en lugar de que los serranos siembren amapola se dediquen a la siembra de aguacate, durazno, agave, a la ganadería o al comercio.
Subrayó que en la asociación de mezcaleros en la que es dirigente, muchos agremiados han dejado de cultivar el enervante para establecer viveros y plantaciones de maguey, con el fin de producir mezcal, que resulta una buena opción de ingresos.
Dijo que el planteamiento del gobernador debería abrirse a una discusión con el gobierno federal, la Secretaría de Salud, académicos e investigadores y organismos internacionales que coadyuven a encontrar un mecanismo que permita erradicar el cultivo de enervantes y dar la transparencia requerida con el fin de disminuir los índices de violencia que prevalecen en Guerrero.
Planteó que el Congreso local junto con organizaciones campesinas y académicos del país y el extranjero pueden aportar ideas para vislumbrar los beneficios que resultarían de la legalización de la amapola para usos medicinales, “yo lo que sé es que la heroína que se produce en Guerrero y que va a mercados como el norteamericano es utilizada en un 90 por ciento en los laboratorios y apenas un 10 por ciento se va a consumo directo de quienes son adictos”.
–¿Entonces cree usted que todas estas familias serranas estarían dispuestas a regularizar este producto, tomando en cuenta que tal vez se reduciría el precio?
–Mira, no quisiera dudarlo y por el contrario quisiera afirmarlo y te voy a decir por qué razón: como consecuencia del cultivo de ilícitos hay también un número importantísimo de hombres y mujeres en las cárceles, a consecuencia del movimiento de droga, básicamente de heroína, es decir la gente está consciente de que es una actividad de altísimo riesgo frente a la autoridad. Ellos lo que piden es que el gobierno dé una opción distinta para frenar la producción de la amapola.
El dirigente advirtió que la sierra sigue en el abandono, la miseria y la falta de oportunidades sin apoyo institucional, “si llegan programas de vivienda, productivos y de electrificación, educación y salud, estoy seguro que mucha gente dejaría de sembrar amapola”.