Anuncia el fiscal nuevo operativo para “detener” al Tequilero; lleva despensas a San Jerónimo

El fiscal de Guerrero, Xavier Olea estuvo de nuevo en la comunidad de San Jerónimo el Grande del municipio de Ajuchitlán del Progreso y llevó despensas y en medio de un centenar de protestas por los secuestros masivos anunció un nuevo operativo para “detener” al Tequilero.
Cerca de la 1 de la tarde Xavier Olea arribó acompañado del jefe de la oficina del gobernador, Alejandro Bravo Abarca, además del secretario de Seguridad Pública (SSP), Pedro Almazán Cervantes.
Al momento de llegar ya lo esperaban alrededor de 200 personas de las cuales 100 de ellas tenían cartulinas con mensajes de protesta, había mensajes dirigidos al gobernador pidiendo que cumpliera con “el orden y la paz”, otras que exigían más seguridad, pero también había otras con mensajes directos para Xavier Olea que decían “No cumpliste fiscal”, y otras “Olea Mentiroso”.
La participación de los representantes del gobierno fue concreta y corta. Primero confirmaron que se mantendrán 20 agentes con dos patrullas que pondrán su base en San Jerónimo y harán recorridos a San Cristóbal, poblado del lado norte que colinda con Ajuchitlán.
También se anunció que el próximo viernes se reunirán varias dependencias de seguridad en Guerrero en la capital para comenzar un operativo para detener a Raibel Jacobo de Almonte mejor conocido como “El tequilero” y a quien responsabilizan de los secuestros masivos.
El fiscal reviró su versión de que le daría “pa’ bajo” al Tequilero y fue concreto en decir que la intención del operativo será “detener” pero ya no “acabarlo” ni tampoco “darle pa’ bajo” como dijo en su primera visita.
Pero en San Jerónimo la gente no reaccionó igual que la primera visita. Ahora, las participaciones eran interrumpidas por gritos de mujeres que exigían “seguridad”. En más de una ocasión el jefe de la oficina del gobernador tuvo que hacer llamados para que escucharan los mensajes y las propuestas.
También llegaron cerca de 300 despensas del DIF para repartir entre la gente. Los vecinos del pueblo confirmaron que San Jerónimo sufre de una pobreza fuerte. Vendieron terrenos, vendieron carros y sacaron sus ahorros para pagar el rescate de sus familiares.
Finalmente pagaron 200 mil por cada uno. Juntaron 1 millón de pesos en total para cubrir la deuda. “Esto nos tiene en el suelo. Estamos empeñados. No sólo vendimos todo, lo poco que vamos a ganar el siguiente año ya lo tenemos comprometido a pagar, y el del siguiente también. Todo está comprometido. Todo nos quitaron”, expresaron los vecinos.
Después de la reunión que se hizo en la cancha deportiva donde aterrizó el helicóptero, el fiscal se apartó a una casa donde se reunió con algunos de los secuestrados y con familiares. Dialogó con ellos y se anunció algunos apoyos de reactivación económica en cortoplazo pero no se dieron detalles.
Algunos de los que fueron plagiados confirmaron que en su cautiverio los tuvieron con los ojos vendados y que escuchaban voces de personas que monitorean las redes sociales, veían videos del levantamiento armado en San Jerónimo y después los sicarios los obligaban a identificar los rostros de las personas (que se levantaron en armas) e hicieron una lista y lanzaron amenazas contra ellos.
“Díganles que vamos a ir, y nos vamos a traer a sus mujeres y a sus hijas para que aprendan a respetar”, dijeron los sicarios a los secuestrados quienes sólo vieron a personas haciendo una lista de nombres.
Esto ha provocado una mayor actividad en el pueblo de la gente que sale a patrullar las calles. “Estamos saliendo en las noches, a pie y en carro. Si vemos algún vehículo extraño lo paramos y les preguntamos a donde van. Sobre todo diciéndoles con mucho respeto los motivos del problema”, dijo uno de los que forma la autodefensa en el pueblo.
Señalan que la Policía Estatal les ha pedido que si ven algo raro que mejor los llamen y no sae metan en problemas. “pero de aquí a que vengan, mejor reaccionamos”, expresaron.
Los vecinos le informaron públicamente a los enviados del gobierno del estado que el grupo de autodefensa se mantiene en el pueblo, porque no se sienten seguros ni con la presencia de la Policía Estatal.