Habitantes de al menos seis pueblos que se sumaron al movimiento de los trabajadores de la minera Media Luna, reclamaron que la empresa no ha cumplido los compromisos que hizo cuando comenzó sus trabajos de exploración, entre otros, la introducción de servicios públicos y la indemnización de sus tierras.
Se sumaron al movimiento, habitantes de Nuevo Balsas, Real de Limón, La Fundición y Atzcala, del municipio de Cocula; así como Mezcala, de municipio de Eduardo Neri, y Colonia Valerio Trujano, municipio de Tepecoacuilco.
Uno de los ejidatarios más veteranos, Juan Artega Medina, quien fue de los reubicados de la zona en donde ahora Media Luna explota la mina, a la nueva localidad que se asentó a unos 4 kilómetros, rechazó que la empresa de capital canadiense apoye a las comunidades de la zona, como aseguró en un desplegado este martes.
Dijo que, por el contrario, Media Luna incumplió no sólo la indemnización y el pago de derechos comprometidos con los ejidatarios para que dejaran sus tierras, sino que no cumplió al 100 por ciento con la introducción de los servicios públicos en el asentamiento donde fueron reubicadas las familias.
Este martes, pobladores de algunas de las comunidades cercanas apoyaron el plantón de los trabajadores afuera del acceso 3 de las instalaciones de la mina. Sin embargo, se rehusaron a hablar, presuntamente porque se encuentran amenazados por la empresa.
Sin embargo, Artega Medina, vecino de La Fundición, declaró que apoya el movimiento, “porque quiero que mis hijos tengan cosas buenas, que les paguen bien y que no los corran”, y denunció que la empresa “lo trató mal”, pues cuando los reubicaron (en 2010 y 2011), le dijeron que tendrían muchos beneficios, “pero fue sólo para que nos fuéramos al nuevo lugar”, se quejó.
Dijo que “ha sido al revés… a mí no me dieron ni casa y el terreno que yo tenía era grandísimo, como de 3 mil 500 metros y me lo cambiaron (por uno) como de 120 metros, sólo para construir una casa”.
Dijo que, como a él no le dieron vivienda compró una esperando que se la pagara la minera, pero que tampoco se la reconocen, y le dijeron que esa no entraba en la indemnización.
También contó que, con sus padres sembró unos árboles de ilamas en su antiguo terreno pero que la minera en vez de pagárselos a él, se los pagó a otra señora que no le dio nada, “y eso yo también lo vi mal”.
También se quejó de que la tierra que le renta a la minera como ejidatario, se le paga colectivamente a todos los ejidatarios, y los directivos le pagan lo que quieren. Dijo que ha pedido que le paguen esa renta de manera individual, pero que no han querido.
Consultado con respecto a los apoyos que, según la minera Media Luna ha entregado a las comunidades que la rodean, el ejidatario aseguró que no ha cumplido con todo. Dijo que, por ejemplo, se comprometió a que en La Fundición el drenaje llevaría las aguas negras lejos de la población, pero que quedó a la salida de la localidad y representa un foco de contaminación.
Añadió que también se comprometió a que a los jóvenes que fueran formando sus matrimonios les iban a entregar sus casas, pero que en su localidad no ha cumplido, y aseguró que hay unas 40 parejas jóvenes que no han recibido sus casas.
Reconoció que sí han construido casas, escuelas y centros de salud, por ejemplo en La Fundición y Real de Limón, pero que se trata de una compensación, porque dejaron sus tierras a la minera en los lugares donde antes estaban asentadas sus casas.
Sin embargo, recordó que la empresa se niega a pagar la indemnización por la contaminación que provocan los trabajos de la explotación de oro. Dijo que, fuera de los compromisos que hicieron los representantes de la minera, “a todo dicen que no”.