“Creo que no hacen caso porque ellos no sienten”, reprocha la mamá de un chofer de colectivo desaparecido en Chilapa

Las vidas de Benita Morales y su nuera Isabel Morelos cambiaron el 18 de marzo, cuando desapareció Bertín Lucas de 29 años de edad, sustento de sus familias.
Benita tiene 53 años; después de la desaparición de su hijo quedó desempleada; su nuera, Isabel de 29 años regresó a su lugar de origen en Atlixtac para trabajar y mantener a sus dos hijos, de 10 y 3 años.
Bertín Lucas es originario de Ajacayán Oriente, municipio de Chilapa, su madre contó que llevaba tres meses trabajando en una camioneta del servicio colectivo de la ruta Chilapa-Ajacayán cuando desapareció.
Antes, Bertín era campesino. En noviembre de 2014 aprendió a manejar y acordó con su mamá que trabajaría su camioneta, a ella le entregaba la cuenta y con lo que le quedaba mantenía a su familia.
En diciembre, Bertín empezó a trabajar como chofer. Isabel recordó que le gustaba pasar tiempo con sus hijos y ayudarlos a hacer la tarea. Su madre y su esposa lo consideran una persona “sencilla y tranquila”.
El 17 de marzo, Isabel y sus hijos se fueron a Atlixtac; Bertín se quedó a arreglar la camioneta y acordaron reencontrarse allá, recordó Isabel.
El 18 de marzo, como las 2 de la tarde, Bertín se encontró con su hermano en la base de camionetas, platicaron y le comentó que la camioneta seguía fallando.
El 19 de marzo Benita, su madre, llegó a la casa de su hija en Chilapa y preguntó por Bertín, ella dijo que la última vez que lo vio fue un día antes, durmió ahí y salió a trabajar, pero no regresó.
Benita creyó que su hijo se había ido a Atlixtac a ver a su familia, llamó por teléfono, pero no lo encontró.
Un conocido le dijo a Benita que acordó verse con Bertín un día antes, en el crucero conocido como Los Ajos, rumbo a Atzacoaloya, a las 4 de la tarde, pero Bertín no llegó; le marcó a su celular y no contestó.
Benita se preocupó y empezó a buscarlo, fue a tres talleres mecánicos preguntando por su hijo, en uno le dijeron que ahí había estado un día antes, como 3:30 de la tarde, que la camioneta quedó lista y se la llevó.
El 20 de marzo acudieron al Ministerio Público del fuero común a interponer la denuncia.
También recurrieron a gendarmes que entonces se encontraban en la ciudad, les dijeron que investigarían, pero no fue así. Después, cuando regresaron a preguntar les dijeron que aún no pasaban el reporte a México, a sus superiores, para empezar la investigación.
Acudieron al Hospital General de Chilapa, y dos veces al Servicio Médico Forense, pero no encontraron a u familiar.
Cuando pobladores de su comunidad se enteraron de la desaparición de Bertín, se unieron para buscarlo, “lo apreciaban”, explicó su madre, pues “les ayudaba a hacer solicitudes que necesitaban y era amable con la gente”.
Los vecinos quisieron buscarlo, pero no supieron cómo; hicieron una colecta y llevaron dinero a su familia, sabían que él era el sustento tanto de su madre como de su esposa Isabel y sus dos hijos.
También vecinos de la comunidad de Apozonalco cooperaron, reunieron 600 pesos y se los llevaron a la familia.
A finales de mayo pasado, Benita e Isabel se enteraron de que familiares de desaparecidos se organizaban en la cabecera municipal para exigir la presentación de sus parientes, y que se encontraban con el equipo multidisciplinario de la Procuraduría General de la República (PGR) que incluye peritos en criminalística, genética y derechos humanos, y con el Ministerio Público federal. Acudieron a interponer su denuncia y les tomaran muestras de ADN.
Han pasado nueve meses de la desaparición de Bertín, “y hasta ahorita no hay nada. Venimos aquí y nomás nunca hay nada de investigación, de información, que nosotros sintamos que están investigando, que ya saben dónde están nuestros familiares”, reprochó Benita.
“Para qué tenemos autoridades, para qué dicen que tenemos quien nos defienda; vemos que esas autoridades ya no defienden, a ellos no les importa si a alguien lo van a estar matando enfrente de uno, creo que no hacen caso porque ellos no sienten; a lo mejor, como ellos nunca han perdido familiares, sus papás, sus hijos…”.
Benita no trabaja y su nuera tuvo que irse a Atlixtac a vender comida en el mercado, pero cada semana, ambas acuden a la cabecera municipal de Chilapa para ver si ya tienen alguna información de su familiar o si les requieren algún trámite, ambas esperan a que las autoridades “hagan su trabajo” y pronto tengan de regreso a Bertín.