Deja Otis sin cosechas y huertas a cientos de campesinos en Sabanillas; reclaman ayuda

César Flores Arredondo, de 60 años, campesino de Sabanillas, municipio de Acapulco, que perdió su cosecha de maíz y su huerta de coco, ve con preocupación la falta de alimentos y el nulo apoyo del gobierno hacia los pueblos, donde aún no llega la luz después de casi dos semanas Foto: Lenin Ocampo Torres

Lenin Ocampo Torres

Sabanillas

El huracán Otis también destrozó la vida rural de Acapulco, dejando sin cosechas y huertas a cientos de campesinos que esperan la ayuda de las autoridades para levantar las tierras que son el sustento de sus familias.
En Sabanillas, municipio de Acapulco, la fuerza del huracán categoría 5 en escala Saffir-Simpson arrasó con el maíz, calabaza, limón y las huertas de coco, frutos que son la economía de los sembradores de los pueblos alejados del puerto turístico.
César Flores Arredondo, de 60 años, campesino de esa comunidad que perdió su cosecha de maíz y su huerta de coco, ve con preocupación la falta de alimentos y el nulo apoyo del gobierno hacia los pueblos, donde aun no llega la luz después de casi dos semanas.
“Acapulco esta allá, pero también somos parte del municipio, la gente está sufriendo; los que somos productores de coco, limón, mango, maíz no nos quedó nada, mucho producto de aquí se va para allá (Acapulco) para que la gente también disfrute a buenos precios de la producción que nosotros llevamos, pero hoy las huertas las tenemos desechas” reclamó el sábado mientras mostraba las afectaciones que dejó Otis en su huerta de coco.
“Los daños en el campo son incontables, en la parte del pueblo, la comunicación, la electricidad pasan a segundo término porque los alimentos es lo que más nos preocupa, los alimentos comenzaron a escasearse, a subir de precio a una escalada terrible que no habíamos visto, pero antes que la luz nosotros esperamos que los alimentos lleguen, que circulen, que llegue el frijol, el arroz para que la gente pueda disfrutar de un alimento” comentó.
César Flores es teniente retirado de la Marina, desde hace más de 15 años se dedica a la venta de coco que lleva al puerto de Acapulco para vender y desde hace 6 años mantiene un comedor ecoturístico llamado Casa de Campo, la Huerta en el Arroyo que también fue dañado por el huracán.
“Nunca había pasado (esto), el nivel del agua rebasó los árboles que nunca se habían tocado, tenemos una pequeña casita de ecoturismo y pues realmente era un proyecto de la familia, voy a pedir ayuda con la gente que me quiera ayudar para levantar esos árboles y darle el lugar que tenían” dijo el poblador de Sabanilla, comunidad que se encuentra a 30 minutos de la caseta La Venta.
Según sus cuentas, el 70 por ciento de los cultivos del pueblo quedaron destruidos. Su negocio era visitado por pobladores vecinos a su localidad y por algunos turistas de la Ciudad de México que cruzaban por esa ruta que conecta a Dos Arroyos y al Kilómetro 30, donde les vendía pescado y comida típica de la región.
En Sabanillas la gente no espero la ayuda del gobierno, desde el primer día se unieron para ir levantando los desastres que les dejó Otis, habilitando el puente que cruza la localidad y que es un brazo del río de La Sabana, abriendo las calles y quitando los grandes arboles que quedaron tirados bloqueando sus caminos.
“Quisiera pensar que el gobierno me ayude, pasan funcionarios y espero que alguien se le mueva el corazón, mi vida es el campo, soy teniente de la Marina retirado, me dedique a trabajar para mi pueblo porque aquí nací y aquí crecí, andamos uniendo esfuerzo para levantar esto” expresó.
Y pidió al presidente Andrés Manuel López Obrador: “que se dé cuenta que también necesitamos de ellos, que somos parte también de Acapulco, que somos parte también de esas colonias que estamos sufriendo, que necesitamos una despensa, que necesitamos que circulen los alimentos”.
“La luz llegará en su momento, el Internet llegará, las señales telefónicas llegarán, pero los alimentos son la prioridad, que realmente nos visiten los funcionarios que valoren los daños que hay aquí, que también dentro de poco debamos tener unos campos productivos como los veníamos teniendo” finalizó el campesino César Flores Arredondo, afectado por el huracán Otis.
En esa comunidad rural de Acapulco no hubo decesos que lamentar, pero la mayor parte de las viviendas se quedaron sin techos y a dos semanas siguen sin luz, escuelas y despensas. Los pobladores siguen esperando la ayuda de los tres niveles de gobierno.