Destruye Otis las palapas de restaurantes en Barra de Coyuca que continúa sin luz

 

Ramón Gracida Gómez

El huracán Otis destruyó las palapas de los restaurantes de la Barra de Coyuca y “la gente está traumada”, contó la dueña de uno de los negocios devastados. Todavía no hay luz en este rincón entre la laguna y el mar.
Dos Vistas 1 es el último restaurante de la Barra de Coyuca. La cocina y la chimenea desaparecieron, afuera están las ramas de las palmeras derrumbadas.
Pilar barría el piso, y su esposo, quien heredó el restaurante de sus padres, platicaba con sus amigos sobre los estragos del huracán y la ayuda prometida por parte del gobierno federal.
La pareja no estaba en Acapulco el 24 de octubre, se tomaron unas breves vacaciones antes de que empezara la temporada alta de noviembre y diciembre.
Sus hijas, quienes sobrevivieron debajo de un colchón, se quedaron a cuidar el negocio y Pilar se preocupó de lo que iba a pasar e imaginó cómo iba a encontrar su restaurante. Cuando regresó el jueves siguiente, constató lo ocurrido: la devastación de la Barra de Coyuca.
“Nos remontó a 50 años, cuando nos alumbrábamos con candiles”, dijo Pilar mientras describía los días posteriores al huracán de categoría 5. Alrededor sólo hay palapas destruidas, los postes de cemento sobreviven y los escombros sólo recuerdan lo que hubo ahí.
La Barra de Coyuca, ubicada por el mismo acceso al que se entra a Pie de la Cuesta, todavía no tiene luz. Se alumbran con velas y paneles solares que habían sido instalados con anterioridad.
“Ya hay luz en la Costera y aquí no hay”, reclamó una joven que se refugiaba en su casa de Luces del Mar, asentamiento habitado por colonos pobres que también forma parte de Coyuca de Benítez y que es contigua a la barra.
En medio está el poblado Los Mogotes, donde el edificio del Colegio de Bachilleres muestra los daños que le dejó el meteoro: el techo de lámina está derrumbado y una parte grande y pesada voló al otro lado de la carretera. Un señor se encontraba ahí hablando por teléfono ayer al mediodía; “es el único lugar donde hay señal”, dijo.
La barra del río Coyuca estaba abierta si no, se hubiera inundado la comunidad, dijo otro vecino, que estaba acostado en su hamaca para sobrellevar el agobiante calor. Destacó que su casa ya fue censada y recibió una despensa y en la tarde comida del comedor comunitario.
Los vecinos de este punto entre Acapulco y Coyuca de Benítez han vivido algunas de las peores consecuencias de los fenómenos meteorológicos, pero aseguraron que nunca habían experimentado algo similar.
Pilar ha observado que la “gente está traumada”.
Contó que el miércoles acudió a esta zona turística la gobernadora Evelyn Salgado Pineda. Vino cun una brigada médica y se acercaron sobre todo adultos mayores que fueron a tomarse la presión. muchos dijeron a las enfermeras que los atendían que les dolía el pecho.

Restaurantes de la Barra de Coyuca que perdieron sus techos por los fuertes vientos el huracán Otis. Foto: Carlos Carbajal