Con granadas arrojadas desde drones atacan El Caracol, Apaxtla, denuncian pobladores

Lenin Ocampo Torres

Chilpancingo

Pobladores de El Caracol, municipio de Apaxtla, denunciaron que desde el sábado están siendo atacados con granadas que un grupo de la delincuencia les arroja en drones.
En una llamada a El Sur un poblador denunció que han marcado por teléfono a las autoridades del gobierno del estado y no los atienden.
“Hace meses vino un representante de Evelyn (Salgado Pineda), un tal Francisco Rodríguez (Cisneros, director General de Gobierno) y nos dijo que cualquier problema de violencia le marcáramos, ya le marcamos desde el sábado y no hay respuesta, nos siguen tirando bombas y la gente ya está espantada”, reclamó el ciudadano.
También señaló que hay enfrentamientos entre civiles armados en la entrada de la comunidad, donde los pobladores se refugian en las escuelas o construcciones de material.
“Hacemos un llamado al presidente (Andrés Manuel López Obrador), que envíe a sus soldados, hoy (ayer) nos aventaron 3 granadas, nos siguen atacando y el gobierno estatal no hace nada”, reclamó el poblador.
Por su parte el Centro de Derechos de las Víctimas de Violencia Minerva Bello pidió un alto al fuego a las agresiones en contra de los habitantes de Nuevo Poblado El Caracol.
“Desde el pasado jueves 10 de agosto han estado expuestos nuevamente a tiroteos y les han estado agrediendo con bombas arrojadas mediante drones, incluso refieren que el día de ayer (domingo) fueron cerca de 30 bombas las que arrojaron en su comunidad y en lo que va hoy en día les han arrojado 3”, se lee en el escrito.
El organismo exigió garantizar “de manera urgente la vida, seguridad e integridad física y psicológica de las familias que habitan Nuevo Poblado El Caracol”.
También que se investigue y deslinden responsabilidades por los ataques armados perpetrados en contra de los habitantes de la comunidad y pidieron el cese inmediato de los ataques.
En esta zona desde el mes de enero se enfrentan el grupo de Los Tlacos contra la Familia Michoacana, que pelean el control del río Balsas para seguir dominando el cobro de las extorsiones, el sometimiento de los pueblos y la venta de drogas, principalmente el cristal.