No se recupera familia de panaderos de La Venta luego del impacto de Otis

El panadero Aldo Osuna Gómez introduce las últimas piezas de este martes en su horno artesanal del poblado de La Venta donde se elabora el pan dulce que consumen los acapulqueños Foto: Jacob Morales

Jacob Morales Antonio

A 91 días del devastador impacto del huracán Otis en la panadería La Güera de la comunidad de La Venta, la familia del señor Aldo Osuna Gómez sigue sin recuperarse, y producen la mitad de los panes que hacían antes del huracán.
En una visita el 30 de octubre, a seis días del impacto del huracán, el hombre junto a su esposa e hijos sacaban de su vivienda a la calle el espeso lodo que que arrastró la corriente del río de La Sabana, cauce que pasa a unos 40 metros de su casa.
Este martes el señor Aldo, de 57 años, estaba horneando las últimas piezas de pan, de las 600 que hace a diario junto a su esposa e hijos, que desde hace 22 años han abastecido del producto a las colonias de la periferia de Acapulco y la zona suburbana.
Pero a un día de cumplirse tres meses del devastador impacto del huracán, la familia no se repone por completo en su casa, ni el espacio que ocupa la panadería. El señor Aldo mostró su vivienda, en uno de los cuartos aún hay tierra seca, y en las paredes se aprecia el nivel donde la corriente del río llegó.
En la habitación contigua a la panadería, colocó los dos refrigeradores que tenían en el área de procesados, uno quedó inservible, el otro sirve pero tiene fallas, este último dijo que sobrevivió al huracán Ingrid y la tormenta Manuel.
El hombre y su mujer dicen estar agotados, porque el proceso de elaboración del pan lo hacen totalmente manual, desde el amasado de la harina, porque la mezcladora se dañó, al igual que la cortadora, y siguen a la espera de que ambos equipos lleguen en los que invirtieron 45 mil pesos.
“Tenemos que activarnos para trabajar, y aún así seguimos con la limpieza y esto no acaba, sigue el polvo. Estamos agradecidos con la ayuda que nos dieron y nos siguen dando, y no queda de otra para seguir trabajando”, expresó.
Luego de aquella traumática experiencia del 25 de octubre, el señor Aldo tardó aproximadamente 20 días para poder sacar todo el lodo de la panadería y su casa. Para su fortuna dice que a pesar de que el agua cubrió unos 40 centímetros el horno artesanal de tabique y barro, éste no se derrumbó.
Pero poder volver a echar andar el horno no fue nada fácil, el señor Aldo dice que una vez que lo limpió, tuvo que calentarlo con fuego por días hasta que se secó. Luego esperó que enfriara de nuevo y arregló su interior, por fuera aún le falta resanar las partes donde el barro se desprendió, pero no consigue albañil, y su consuegro que puede hacerlo, no ha tenido tiempo de tanto trabajo que tiene.
En la panadería del señor Aldo antes del huracán producían dos bultos de harina con un total de mil 200 piezas de pan, ahora sólo hace 600 piezas. Dice que es porque todo lo hacen a mano y no tiene el equipo de antes, también porque no todos los repartidores han regresado a surtirse.
El hombre dice que otro factor es el precio de los insumos, en azúcar pasó de mil 200 a mil 600 pesos el bulto de 50 kilos, así como la cubeta de 20 litros de manteca que pasó de 500 a 700 pesos, mientras que un bulto de harina de 44 kilos se mantuvo en 800 pesos.
Para justificar y poder cobrar el segundo pago del apoyo de reconstrucción, la familia pintó su casa, y la fachada, además de comprar arena, y cemento. Ahora están a la espera de que sean citados para que puedan recibir los electrodomésticos.