Óscar Ricardo Muñoz Cano
Decenas de personas, a las que se sumarán más durante el recorrido, se dieron cita ayer viernes para parrticipar en el tradicional viacrucis sobre la playa y que partió de Tamarindos para llegar poco antes de El Morro en medio de la curiosidad y apatía de turistas y residentes que a esa hora se encontraban.
Dicho viacrucis, recordó el párroco Salvador Cisneros Preciado, de la iglesia de Cristo Rey que lo organiza año con año, es una manera de “agradecerle a Dios por el sacrificio de Jesucristo y a la vez reconocer que todos nosotros en este mundo vivimos un viacrucis, algunos de manera forzada como son (los casos de) feminicidios o los casos de desaparecidos, y otros por las situaciones propias de la vida como la pobreza, el hambre, la marginación”.
Así, puntualizó que, con este acto, con este viacrucis, recordamos y nos solidarizamos con Jesucristo y su sufrimiento con la esperanza de la resurrección.
Poco después de las 10 de la mañana y encabezados por el propio párroco, el grupo de creyentes católicos afectos a la iglesia ubicada en la avenida Universidad recorrió varios kilómetros en la franja de arena; hombres y mujeres cargaron por tiempos la cruz de madera, al tiempo que el resto ofreció cánticos y rezos.
Provistos de sombreros y sombrillas para taparse del sol, hombres, mujeres y niños, recorrieron las 14 estaciones distribuidas sobre el camino y que simbolizan cada uno de los momentos claves de la pasión de Cristo.
Fueron Playa Tamarindos, Golfito y Hornos las primeras estaciones entre enramadas y sombrillas, entre música que iba del reguetón? a Juan Gabriel y entre el oleaje del mar.
Luego, y tocando el turno a Papagayo, el contingente comenzó a mezclarse con las decenas de turistas, vendedores ambulantes y trabajadores turísticos que ya estaban instalados.
Así, mientras que por unos fueron vistos como una curiosidad a la que podían acercarse para tomar fotografías y videos, otros volteaban la vista cerveza en mano olvidando que estos días no son de vacaciones sino de reflexión para los que se dicen católicos.
No obstante, hubo quienes al ver la cruz se sumaron discretamente para hincarse, santiguarse y hasta para entonar algunos rezos.
Bajo el rayo del sol del mediodía, el grupo enfiló hacia El Morro y antes, un costado del restaurante Malibú –en la calle El Esclavo, según Google maps– dio la vuelta para proseguir sobre la avenida Costera.
Un par de estaciones más y la reiteración del párroco Cisneros Preciado sobre que el sentido del viacrucis es el de acompañar a Cristo y a los cristos actuales de manera simbólica luego de sus injustas condenas, dieron por terminado el viacrucis frente al Sanborn´s café, frente a la Universidad Americana de Acapulco, para después continuar tranquilamente hacia la iglesia de Cristo Rey, a la capilla, para hacer las últimas oraciones del día.