Para levantar a Acapulco “se requiere de todo México”, dicen turistas en las playas

Vacacionistas el viernes en la playa Tlacopanocha de Acapulco Foto Jesus Trigo

Jacob Morales Antonio

“Se requiere de todo México para levantar Acapulco. El mar, las playas están limpias, y la gente es muy amable”, dice el visitante del Estado de México, Eric de la Cruz Torres.
El hombre y su familia llegaron al hotel Villa Los Pescaditos, ubicado en la colonia Progreso, llegaron el miércoles y se irán el domingo, pagaron 2 mil pesos por noche, en una villa donde tienen todos los servicios de un departamento.
El hombre dijo que vienen dos veces por año, pero que ahora no tenía pensado vacacionar en el puerto, pero como vio en la televisión que había condiciones, de último momento junto a su familia tomó la decisión.
Comentó que una ventaja que observó es que la autopista es gratuita y eso ayuda a ahorrar, a que más personas lleguen al puerto.
El hombre dijo que observó que la ciudad quedó muy mal, “pero veo que la gente le echa ganas, y está limpia. La atención es muy amable, todos agradecen la compra. Estamos agradecidos también por la atención”.
Luego dijo: “Se requiere de todo México para levantar Acapulco. El mar, las playas están limpias, y la gente es muy amable”, y confió en que para las vacaciones de Semana Santa esté de vuelta en las playas de la bahía.
Este viernes, el hombre y su familia disfrutaron la playa Hornos. En el acceso y en la playa había dos montones de basura, que no habían sido retirados desde la mañana, por parte del personal de la Promotora de Playas.
Otro de los visitantes que llegó a esa playa fue Alfredo Balcazar, de Ciudad de México, y ocho integrantes de su familia, que llegaron a casa de unos amigos, para ahorrar.
El hombre también comentó que no tenían pensado viajar a Acapulco, pero como vienen cada año, esta vez, luego de ver e informarse de que habían condiciones, decidieron viajar en su automóvil.
Dijo que gastarán lo justo, porque la visita no estaba planeada y fue de último momento. Comentó que en la playa los precios del mobiliario estaban muy accesibles, al igual que la comida y los productos que venían los ambulantes, que a cada rato pasaban a su mesa.