8 febrero,2019 6:00 am

La asamblea comunitaria

Héctor Manuel Popoca Boone
Con la palabra asamblea, se da a entender una reunión general de miembros de un colectivo para decidir sobre asuntos que les son comunes. Está en la naturaleza del hombre ser gregario. La asamblea es un espacio y a la vez una manifestación de la actuación en colectivo. Es un ámbito donde el individuo establece comunicación con sus semejantes; donde toma cuenta de aconteceres, delibera, reflexiona, discute, adquiere conciencia y consensúa decisiones, que se vuelven acciones resolutivas, emanadas del sentir mayoritario de los integrantes de la asamblea. En pocas palabras, es un instrumento que concreta una voluntad social.
El vocablo comunidad, se refiere a un conjunto de personas que viven bajo ciertas reglas de convivencia, donde propósitos y comportamientos individuales son también comunes en otros. Asimismo, tiene significado de identidad social; por tanto, de pertenencia grupal al generar bases homogéneas para una convivencia consensuada. De ahí que una asamblea comunitaria de carácter rural hace referencia a la instancia que tienen los productores del campo para tratar los asuntos concernientes al agro y a su devenir como pueblo.
Una asamblea comunitaria da cohesión social; en contraposición al proceso de individualización paulatina que las circunstancias cotidianas, institucionales y culturales, imponen a la ciudadanía; sobre todo en la esfera de la información parcializada y no deliberativa acerca de las precarias condiciones socioeconómicas que padecen sus miembros. Su función de instancia política también ha perdido capacidad y existencia real ante el empuje avasallador de los partidos políticos que la segmentan, dividen y minimizan. Por ejemplo, las asambleas de los núcleos agrarios hoy en día se reducen a tratar meros asuntos de tenencia de la tierra.
La asamblea comunitaria es un medio de defensa pacífico para la existencia estable en colectivo, ante situaciones graves de rupturas del tejido social, provocadas por conductas disruptivas de delincuencia y violencia constante, que en sus expresiones más extremas deviene desplazamientos forzados de pueblos enteros; fenómeno que únicamente se presenta en situaciones de guerra formal.
En su esencia, una asamblea comunitaria llámese popular, vecinal, de barrio o rural, proporciona elementos para abrir consciencia y mentalidad libertaria (Paulo Freire dixit), que da acceso al diseño de procesos propios para la sobreviviencia y convivencia; ofreciendo un marco de salvaguarda favorable para la solución de obstáculos y utilización de los mejores medios que posibiliten el progreso social colectivo; haciendo sinergia de los mejores esfuerzos individuales que actualmente se encuentran desorganizados, dispersos y estériles. El asambleísmo es un medio para facilitar las transformaciones sociales que permiten recuperar la dignidad humana y la reconversión de comportamientos antisociales y de empobrecimiento para mermar una vida digna y decorosa.
La vida campesina ha estado sobajada, hasta ahora. Por un sistema gubernamental corrupto, una delincuencia y violencia rampante y de la proliferación de lucradores sociales, que pretenden mantener una ciudadanía dócil, subyugada y sumida en la ignorancia; a través del otorgamiento de dádivas y favores gubernamentales que, por lo mismo, prohíjan control y manipulación política por unos cuantos, en detrimento de los muchos. A lo anterior hay que adicionarle la inseguridad pública que mantiene acosada la libertad del pueblo.
Para los gobernantes antidemocráticos, las asambleas comunitarias son veneno puro para sus propios estilos de gobernar, ya que en mucho están desapegados de los verdaderos sentires y afanes de la ciudadanía al verla como objeto recibidor y no como sujeto promotor del cambio.

  1. Entre una estabilidad domeñada y una inquietud transformadora, prefiero mil veces ésta última.