25 junio,2020 9:08 am

 La violencia en los pueblos indígenas es más mortal que el Covid-19, señalan en foro

Las comunidades “han resistido todo, no es la primera vez que nos llega un golpe o una enfermedad grande”, lo que afecta es “el maltrato que hemos tenido siempre con el gobierno”, critican en el encuentro digital “Voces Indígenas de Guerrero”

Chilapa, Guerrero, 25 de junio de 2020. La violencia ha matado a más gente de nuestros pueblos que el Covid-19, denunció el poeta Martín Tonalmeyotl durante el foro virtual Voces Indígenas de Guerrero, en el que también estuvieron el antropólogo y político Marcos Matías Alonso y el académico de la Universidad Autónoma de Guerrero (UAG), César Augusto Pérez. El encuentro fue transmitido en vivo en las plataformas de Youtube y Facebook.

También participaron Sandra Silva Bello, del Laboratorio de Arte Tetl, con sede en Acatlán, y el profesor José Izoteco Palemón.

Así como el documentalista originario de Acatlán, José Luis Matías Alonso; la promotora cultural de Zitlala, Yesenia Tomatzin Alejo y el coordinador del colectivo Suljaa’ con sede en Xochistlahuaca, César Catsuu López.

El escritor Martín Tonalmeyotl dijo que por la pandemia ha realizado trabajo para su programa de radio Ombligo de Tierra en comunidades de Guerrero y Puebla, donde ha observado que la gente sigue cosechando y vendiendo para subsistir, además de que los niños continúan jugando.

“Nuestros pueblos originarios, desde hace 500 años, han resistido todo, no es la primera vez que nos llega un golpe o una enfermedad grande; siguen permanentes para buscar el acceso a la alimentación y a la educación.

“La pandemia no nos afecta, lo que si es el maltrato que hemos tenido siempre con el gobierno, en las comunidades no hay acceso no hay alcantarillado, agua potable, hay centros de salud sin médicos ni medicinas, las escuelas están en malas condiciones, no hay pavimentaciones ni comunicación con los alcaldes ni con el gobierno federal”.

Agregó que además del saqueo a los pueblos, en Guerrero les ha pegado la violencia, que no se detiene.

“La violencia ha matado a más personas que el Covid. Y eso sigue pasando y la violencia pega de manera directa a los jóvenes y a padres jóvenes”.

También comentó que hacen falta crear universidades para formar a profesionistas comprometidos con los pueblos.

Sandra Silva Bello comentó que la pandemia trajo la cancelación de talleres de serigrafía, dibujo, encuadernación y la elaboración de murales dirigidos a niños y jóvenes para el rescate de la cultura y tradiciones que le dan identidad a la comunidad.

José Izoteco Palemón externó que la nueva enfermedad ha afectado a los pequeños comerciantes, que se tienen que arriesgar a salir a vender a los centros comerciales como Chilapa sin protección.

También explicó la dificultad de maestros y alumnos que tuvieron que sacar el ciclo escolar con señal de internet limitado, comprando fichas para conectarse y con fallas en el servicio de energía eléctrica.

José Luis Matías manifestó que en la presente pandemia se habla mucho de las afectaciones en las grandes ciudades pero no de los pueblos indígenas como si fueran invisibles.

La contingencia sanitaria, dijo, mostró que el derecho a la salud en los pueblos originarios no existe o está desmantelado.

“Las clínicas y centros de salud no existen y si hay, no hay doctores ni medicinas o los pobladores no pueden comunicarse en su lengua porque el personal no habla náhuatl”.

Los fantasmas de la pobreza y del racismo, los fantasmas del saqueo disfrazados de proyectos extractivistas y de la violencia están recorriendo las comunidades y siguen azotando a las familias, dijo el cineasta.

Yesenia Tomatzin señaló que la actual crisis sanitaria está golpeando, además de la inseguridad, a los pequeños productores agrícolas en municipios como Zitlala que dependen del comercio y que tienen que viajar a tianguis como el de Chilapa.

“Nuestra forma de vida ha cambiado mucho, la cuestión de los muertos y desaparecidos nos duele y nos ha afectado todos los días. Con la contingencia no ha afectado más”.

Dijo que para los trabajadores del campo y pequeños comerciantes es difícil atender las recomendaciones porque su necesidad prioritaria es comer todos los días.

César Catsuu, de Xochistlahuaca, en la Costa Chica coincidió en que la pandemia ha alterado la vida de las comunidades en sus ceremonias, festejos y comercio que tienen la función de cumplir con una armonía y un equilibrio, además de las afectaciones económicas.

A los artesanos de las comunidades, dijo, se les están impidiendo acudir a la cabecera municipal de Xochistlahuaca los domingos para vender sus blusas, servilletas y huipiles.

Los músicos de viento ya no trabajan porque las fiestas se cancelaron y ya no hay contratos para ellos, añadió.

“Parece que la cultura no importa ahora, hay otras cosas que se están realizando detrás de esta cortina de humo como el Tren Maya o los proyectos mineros”, recriminó el promotor cultural.

Texto: Luis Daniel Nava