1 diciembre,2022 4:58 am

Libaneses acapulqueños

Anituy Rebolledo Ayerdi

Cuarta parte

 

Duelo por el deceso de Héctor Bonilla , uno de los más grandes actores mexicanos de todos los tiempos. Fue un gran defensor de la escuela Normal Rural de Ayotzinapa, fundada por su padre, profesor Rodolfo Bonilla Cortés, junto con el profesor Raúl Isidro Burgos. QEPD

 

San Chárbel

Chárbel Mahklouf (1828-1898), el santo de los libaneses fue un asceta y religioso menonita ingresado como novicio en el monasterio de Mayfouq, donde a los 20 años recibió el nombre de Fray Chárbel. Ocho años más tarde hará votos solemnes y se ordenará sacerdote en el monasterio de Annaya, destacándose por su amor a Cristo, su vida de oración, ayuno, sufrimiento y predicación. Se significará particularmente por sus dones taumatúrgicos (sanar enfermos), acrecentados después de su muerte.

El padre Chárbel muere en el mismo monasterio de Annaya la nochebuena de 1898. Ahí yacen sus restos incorruptos, emanando de su tumba una secreción acuosa considerada por sus fieles como una milagrosa emanación de sangre o licuefacción. Similar, se dice, a la de San Genaro en Nápoles y a la de San Pantaleón en España. Fue beatificado en 1965 y canonizado en 1977, siendo el primer santo de Líbano.

Hoy San Chárbel es venerado no solo por la congregación menonita , también por muchos mexicanos.

La Moda y La Cita

La Moda fue otro símbolo comercial del puerto en pleno Zócalo, propiedad de don José Nader, establecimiento en el que laboraron muchas de las más guapas acapulqueñas de su tiempo. Ahí se forjaron Samuel, José y Emilio Villareal.

Por su parte, don Yawed y doña Leonor Nacif establecieron dos tiendas La Cita, una en el Zócalo y otra en la Costera, en las que el turists adquiría la más novedosa y atrevida ropa de playa

Jiménez Mabarak

Carlos Jiménez Mabarak pertenece al grupo de compositores mexicanos de la transición entre el nacionalismo y la vanguardia. Se estima que su producción fue de las mayores durante el Siglo XX, abarcando todos los géneros. Fue hijo de la escritora veracruzana Magdalena Mabarak, de ascendencia libanesa, y de Antonio Jiménez Rojo. Sus estudios musicales los realizó en Bélgica y en México tuvo como maestro a Silvestre Revueltas.

Jiménez Mabarak vivió en Acapulco en el edificio con su nombre, en Manzanillo. Su pequeña figura fue familiar caminando todas las tardes de su domicilio al Zócalo y viceversa. Saludaba a todo mundo.

Resulta comprensible que el compositor no gozara de fama pública por sus sinfonías, conciertos y óperas. La tendrá, sin embargo, por la “Fanfarria Olímpica México 68”, compuesta por él para los juegos de la XIX Olimpíada celebrada en nuestro país e igualmente por la música de la película Veneno para las hadas. Esta le mereció un Ariel de la Academia Mexicana de Cine. El Premio Nacional de Bellas Artes se le otorgará póstumamente en 1994..

La familia Sadala

“Mi bisabuelo Juan Sadala fue de los primeros libaneses que llegaron a Acapulco  narra José Franco Sadala– legó con el propósito de trabajar duro y ganar dinero para traer a la familia de su lejano Líbano. Lo logra más tarde recibiéndola en Veracruz integrada por la esposa María Habib y los críos Julián, Abraham y Naguib. Aquí procrearán a Raquel, Naviha, Esther, Falamín y Adela. Don Juan murió en 1962 y Doña María en 1985.

Julián Sadala labora algún tiempo en la tienda “La Sevillana”, de don Aniceto Goraieb, en Escudero y Posada, para luego radicar en San Luis San Pedro, Costa Grande, donde procrea con una lugareña dos hijos: Yamil y Roberto. Con muchos años de trabajo alcanzará una posición bonancible dedicado, entre otros negocios, al expendio de gasolinas. Fue precisamente en su estación de servicio, a la vera de la carretera, donde muere durante un asalto.

Naguib Sadala

Naguib, el tercer hijo de don Juan Sadala, abrirá con su esposa Tomasa Serna un almacén de petacas y mochilas en Velásquez de León, contraesquina de la hoy farmacia Moderna. No la bautizará como “La Perla de Oriente”, como se identificaba a Líbano, sino como “La Perla del Pacífico”, apodo de Acapulco. Su hijo Juan continuará el negocio en el mismo sitio, pero con el nombre de “El Rey de las Petacas”.

Héctor Azar

Héctor Azar (1930-2000), dramaturgo, director de teatro y ensayista nacido en Atlixco, Puebla, fue otro descendiente de libanés ligado sentimentalmente a Guerrero. Siendo consejero del gobernador Francisco Ruiz Massieu nacen las Jornadas Alarconianas de Taxco (1978), que él mismo dirige por un tiempo. Se crea entonces el Premio Nacional de Dramaturgia “Juan Ruiz de Alarcón”, un galardón todavía vigente al que Azar se hará acreedor por méritos propios en 1993.

El autor de Olimpia, Inmaculada, La cantata de los emigrantes y Los juegos de Azar, entre otras obras dramáticas, recibirá otros muchos premios y reconocimientos. Entre ellos el nacional Xavier Villaurrutia, las Palmas Académicas de Francia y la Orden del Cedro del gobierno de la República de Líbano. De su pluma:

Quiero decir que uno de los brazos de la X de México corresponde a Líbano y el otro al cordial país que acogió a nuestros ancestros. El país que les permitió sumarse a la raza, integrarse a la nacionalidad, sin oponerles mayores impedimentos. Precisamente en el cruce de esa X nos encontramos aquellos cuyos padres nacieron en el Líbano, el país de la blancura, tan encarnizadamente ensangrentado”.

Los Pheres

Pedro y Tere Pheres atendieron su propia tienda de ropa llamada “La Reforma”, en Velázquez de León, enseguida de la farmacia Moderna. Fueron padres de Yamel, esposa de Pedro Kuri, quienes atenderán la tienda para llamarla más tarde “Driles y Casimires”.

Don Jorge Daoug

Jorge y Alicia Daoug atenderán con su hijo Jorge la tienda Dominó, en la Costera.

Juan Vidal

Las Cuatas fue una tienda de ropa favorita de las familias acapulqueñas por su ropa “buena, bonita y barata”, según la oferta de Juan Vidal, un libanés con apellido español. Oferta nada novedosa pues Los Muñúzuri le habían ganado el lema precisamente para su tienda Las 3 BBB, en Escudero. Las Cuatas ocupaban la planta baja de un edifico de Cinco de Mayo, precisamente frente al cine Tropical. La parte la ocupaba otra familia libanesa integrada por Foad, Tomás, Jorge y Salim.

Yamil Dib

Yamil Dib abrió en Escudero, entre Carranza y Posada, una zapatería llamada “El Tigre” que rugía fuerte en materia de calzado fino. El establecimiento quedará por muchos años como referencia urbana. Lo mismo que “Las tres BBB” , “La Balanza” (ferretería) y “ El Vaquero Norteño”. Referencias como lo sigue siendo hoy el Cine Río (“me bajo en el Cine Río”) desaparecido hace más de medio siglo.

Don Miguel Abed

Miguel E. Abed es considerado como una de los benefactores de la comunidad libanesa desde los años 30 del SXX, cuando muchos de sus miembros tuvieron gran actividad comercial en el centro de la ciudad de México. La filantropía del empresario se recuerda con un hermoso reloj donado a su tierra, localizado en el centro de la ciudad de Beirut, Líbano. Mismo que significó para sus habitantes la resurrección de esa ciudad mártir.

Don Miguel levantará en Acapulco el edificio azul bautizado con su nombre y con accesos por la Costera y la calle Morelos. Ocupa una parte de la enorme superficie ocupada por el antiguo Palacio Federal, reducido por el aumento de pisos. La otra la ocupa la tienda y restaurante Sanborns, centro..

Ingenuos e ilusos, como siempre, los acapulqueños creyeron en la pregonada bondad del presidente Adolfo Ruiz Cortínes (1952-1958), y por eso le pidieron que convirtiera aquél solar público en un necesario pulmón verde para la ciudad. Cuando ya se hablaba del “parque presidente ARC” se escuchará un alvaradeño “¡tengan su parque!”, para surgir enseguida las dos moles . Más tarde, Don Adolfo recibirá el beneficio de la duda cuando se conozcan los negocios inmobiliarios de la primera dama, Doña María de los Dolores Izaguirre Castañares. A ella se culpara de la privatización de aquella superficie, culminando su empresa con el hotel El Presidente, para el cual se buscó un prestanombres gachupín, Balsa.

Hablando de moles de concreto , don Miguel construyó una torre con su nombre en la Ciudad de México –Eje Central Lázaro Cárdenas– que presentaba orgulloso como el más alto de la capital. (25 metros de altura). Lo será, en efecto, hasta que le pongan de vecina a la Torre Latinoamericana (183 metros). 

Pepe Abed

Youssef Gergi Abed abre en Beirut , Líbano, un complejo turístico con el nombre de “Acapulco” que lo convierte en un empresario de leyenda en su tierra. En tal medida que será conocido como el “Hugh Hefner (Playboy) de Medio Oriente”. Esto último por ser el anfitrión en su cabaret Byblos con el atractivo de las mujeres más bellas del mundo.

El “complejo Acapulco” estaba integrado por un hotel cuyas suites llevaban los nombres de ciudades mexicanas, un club de playa, un cabaret y el citado club Byblos, su refugio. Instalaciones todas propicias para el ocio y la recreación del exigente jet set internacional. Fue, sin duda, el lugar preferido por los millonarios del mundo. Allí la canción mexicana los hizo vibrar en la voz de Lola Beltrán. La aplaudieron estrellas como Anita Ekberg, Kim Novak, Brigitte Bardot, Ginger Rogers y Ann Margret; el crooner Johnny Halliday, el poeta Said Akl y los presidentes checo Václav Havel, el libanés Camile Chamoun y mexicano Miguel Alemán Valdés.

El Pirata de Byblos, como era conocido Pepe Abed, perderá todo durante la guerra. Su emporio fue convertido en un campo de refugiados palestinos al quedar ubicado en el sector musulmán de Beirut. Pepe morirá en 2006 sin poder rescatar ninguna propiedad. Roger, uno de sus hijos, logrará recuperar después de 22 años un pequeño restaurante al que bautizará con el nombre veracruzano de Alvarado.

El reloj otomano

Obsequio al país de los libaneses radicados en México, en ocasión del Centenario de la Independencia nacional, un hermoso reloj fue inaugurado por el presidente Porfirio Díaz el 22 de septiembre de 1810, en Carranza y Bolívar. Reloj llamado Otomano o Turco por dos cosas : porque la comunidad libanesa era conocida entonces como “colonia turca” y porque sus miembros habían llegado al país portando pasaportes del imperio Otomano, al que había pertenecido Líbano.

Un gesto similar se repetirá durante los fastos del aniversario de la Consumación de la Independencia, el 23 de septiembre de 1921. Esta vez los libaneses iluminarán la calles del reloj con artísticos y hermosos candelabros, además de ofrecer una cena de gala al presidente Obregón, en el restaurante Chapultepec.

La recompensa no se hará esperar. Por decisión presidencial y acuerdo del Episcopado mexicano se entregó a la colonia libanesa la parroquia de N.S. de Balvanera, en Uruguay y Correo Mayor de la CDM, para la práctica de su rito menonita. El sacerdote Juan B. Kuri se hizo cargo entonces de la misma oficiando matrimonios y bautizos. Entre estos últimos fueron los primeros Margarita Kuri Zaiter, María de los Angeles Fares, Alberto Mahfud y Virginia Gostine Chebain. Hoy está dedicado a Nuestra Señora de los Mártires de Líbano, donde los libaneses y sus descendientes veneran a San Chárbel.

Tres campanas doradas

El reloj está formado por cuatro carátulas de bronce, dos marcan la hora en números arábigos y dos en números hindúes. El contorno está hecho de cantera rosada y cada esquina está recubierta con mosaicos. La cúpula es una pequeña corona de estilo bizantino adornada con más mosaicos, así como tres campanas doradas colocada en forma vertical. Incluye símbolos de las tras naciones , el escudo de México, la Medialuna de Turquía y el cedro de Líbano. Las campanas tocan cada 15 minutos.