9 junio,2021 5:07 am

Perú, entre Castillo y Fujimori

Gaspard Estrada

 

Después de meses de campaña electoral, los peruanos fueron a las urnas para elegir a su próximo presidente (o presidenta). Durante la primera vuelta, la fragmentación extrema del sistema político peruano volvió a emerger, con casi una decena de candidatos en posibilidad de llegar al balotaje final a pocos días de la elección. Finalmente, los resultados en las urnas desmintieron de nueva cuenta a las encuestas. A pesar de no aparecer en la mayoría de los estudios demoscópicos más recientes, el profesor de primaria rural Pedro Castillo obtuvo poco más del 19 por ciento de los votos, frente al 13 por ciento de su rival durante la segunda vuelta, Keiko Fujimori, candidata del partido Fuerza Popular, fundado por su padre, el ex dictador Alberto Fujimori.

Para esta última, esa elección no es como las demás –se trata de la tercera vez consecutiva en que compite en una segunda vuelta presidencial (en 2011 frente a Ollanta Humala, en 2016 frente a Pedro Pablo Kuczynski y ahora en 2021).

Efectivamente, Keiko Fujimori se encuentra sujeta a un proceso judicial por corrupción, razón por la cual se encuentra actualmente en libertad condicional. Si no logra la victoria, lo más probable es que la justicia haga su trabajo y juzgue a la hija de Alberto Fujimori, quien también estuvo en prisión hasta ser indultado por el ex presidente Pedro Pablo Kuczynski. De allí la tensión existente en el seno del equipo fujimorista durante las últimas horas.

Y es que el resultado de esa elección se antoja más apretado que nunca: si en 2016, Pedro Pablo Kuczynski se llevó la presidencia por una diferencia mínima –de apenas 0.4 por cientio– gracias a los votos de los peruanos en el exterior, que votaron en masa en contra de la opción Fujimorista, ahora la diferencia podría ser más ínfima aún. Al momento en que se escribe esta columna, el conteo del Organismo Nacional de Procesos Electorales (ONPE, equivalente al Instituto Nacional Electoral en México) da como ganador a Pedro Castillo, con un poco más del 50.25 por ciento del total de votos válidos, con 80 mil votos de diferencia sobre la abanderada del partido Fuerza Popular. Desde el pasado domingo, la tendencia ha sido esa: conforme las actas de las zonas rurales comenzaron a ser procesadas por el ONPE, la diferencia entre Fujimori y Castillo se redujo (en un primer momento, Keiko Fujimori encabezó los resultados, porque la mayor parte de las actas computadas el mismo domingo lo eran de la zona metropolitana de Lima, que votó de manera sustancial a favor de la candidata de Fuerza Popular), hasta que durante la noche del lunes, las curvas se invirtieron en favor de Castillo, cuyos electores se encuentran de manera predominante en las zonas más pobres y alejadas del país, en particular rurales. Sin embargo, la diferencia entre los dos ha ido reduciéndose, en buena medida porque los votos de los peruanos en el exterior comienzan a contabilizarse. ¿Es posible que las curvas vuelvan a invertirse en las próximas horas? Estadísticamente, se trata de una hipótesis plausible, teniendo en cuenta que todavía falta más del 35 por ciento de las actas provenientes del extranjero por computar, y que en la mayoría de los casos, estos peruanos tomaron la decisión opuesta a la de la elección pasada, es decir que pasaron a respaldar a Keiko Fujimori. Pero según algunos modelos estadísticos que han circulado en las redes en las últimas horas, estos votos no serían suficientes para cambiar la tendencia. En este sentido, las declaraciones de Keiko Fujimori al respecto de “indicios de irregularidades” en el conteo que constituirían un “fraude electoral” deben entenderse en este contexto: la política no presentó ninguna prueba.

En todo caso, gane quien gane, los desafíos para el próximo presidente del Perú serán inmensos: encontrar una fórmula para retomar el crecimiento económico y social de ese país, uno de los más afectados en el mundo por la  pandemia de la Covid-19. Con un congreso altamente fragmentado, y con una polarización política considerable, los primeros meses del próximo gobierno no serán fáciles. Ni para Castillo ni para Fujimori.

* Director Ejecutivo del Observatorio Político de América Latina y el Caribe (OPALC), con sede en París

 

Twitter: @Gaspard_Estrada