28 agosto,2021 10:51 am

Premia la FIL a la chilena Diamela Eltit; aboga por certámenes literarios paritarios

Es autora de más de 20 libros entre novelas, ensayos y crónicas

Guadalajara, Jalisco, 28 de agosto de 2021. Diamela Eltit, autora de más de 20 libros entre novelas, ensayos y crónicas fue anunciada como la ganadora de la 31 edición del Premio FIL de Lenguas Romances, el más grande galardón que entrega la Feria Internacional del Libro de Guadalajara.

De manera remota a través de un anuncio virtual, Diamela se dijo feliz, emocionada y sorprendida.

“Fue asombroso, inesperado, emocionante porque yo estaba en México cuando se otorgó el primer premio, entonces Juan Rulfo a Nicanor Parra y precisamente me llamaron a mí para contactar a Nicanor y contarle del premio”, contó la autora tras el anuncio del galardón.

Dijo que, pensando en el tiempo que ya sabemos, que también tiene un componente ficcional, para ella este anuncio de alguna manera llega a una especie de paridad, ya que se ha entregado a dos escritores chilenos, uno poeta y la otra narradora, uno hombre y la otra mujer.

“Relaciono las dos situaciones en un hilo narrativo personal y veo también, junto con recordar a Nicanor, que ahora hay una especie de paridad en relación a Chile, estamos en esa lucha por formas paritarias una mayor cantidad de democracia y en ese sentido ese debería ser el horizonte literario que deberíamos de tener hacia un horizonte literario no biológico sino cultural, literario donde los textos habiten las plataformas de la escritura.

Lorena Amado Castro representante del jurado del premio este año dio el anuncio de manera virtual acompañada del comité organizador de la FIL, Marisol Schulz directora de la feria y Raúl Padilla, presidente de la Feria y de la Fundación Universidad de Guadalajara.

En el acta reconocen la gran trayectoria de la autora, que aborda los temas contemporáneos y urgentes de las sociedades actuales mientras ofrece “las posibilidades de una nueva humanidad”.

El premio se entregará de manera presencial en la edición 35 de la Feria que tiene a Perú como el país invitado especial y que se realizará del 27 de noviembre al 5 de diciembre de manera presencial en la Expo Guadalajara.

El Premio FIL de literatura en lenguas romances ha reconocido a 30 autores desde 1991.

Está dotado con 150 mil dólares estadunidenses.

Juan José Arreola, Nicanor Parra, Nélida Piñón, Augusto Monterroso, Juan Gelman , Rubem Fonseca Fernando del Paso, Margo Glantz, Antonio Lobo Antunes, Claudio Magris, Enrique Vila-Matas, Norman Manea y Lidia Jorge el año pasado, entre otros, han ganado este premio.

“La literatura conlleva riesgos”

De su tiempo en México, un país que ahora vuelve a abrazarla con la concesión de otro de sus más importantes premios literarios, Diamela Eltit retiene, por encima de muchos otros, dos recuerdos muy precisos.

Como Agregada Cultural de la Embajada de Chile, entre 1990 y 1994, concluyó aquí su novela Vaca sagrada, trabajando en ella cada noche, tras sus deberes burocráticos y durante las mañanas de fin de semana; “volviendo a sí misma”, dice.

“Escribía en una pieza que tenía una ventana en un segundo piso. Entonces veía los truenos en la noche, en una tempestad, que era algo extraordinario”, recuerda la autora vía telefónica.

“Y los fines de semana escribía en la mañana y veía la desbandada de pájaros; tenía como imágenes que me acompañaban en esa escritura, que tenían que ver, precisamente, con las tormentas en la ciudad, que eran alucinantes, que eran imponentes. Tengo imágenes que me pertenecen a mí, de observar, digamos, la vida cotidiana en México.

La autora recuerda su llegada a México como una de las experiencias más intensas de su vida.

Novelista, ensayista y cronista, además de performancera, Eltit hizo el primer viaje fuera de su país hacia acá apenas terminada la dictadura pinochetista, un periodo que la marcó y que ha hecho que sea reconocida como una de las principales voces de la resistencia en esos años.

Todo aquello que vive detrás de las paredes que levantan las hegemonías, ya sean sociales, políticas, o culturales, constituye el foco de su interés literario.

“Me interesan aquellos espacios, lugares, que están más obturados por las hegemonías; eso ha sido mi intento, no porque yo lo decida, sino porque son los lugares que me invaden; no sé si me habitan, pero son los lugares que no puedo dejar de pensar”, expone.

Para el jurado del FIL, su voz es una “trazada con los cuestionamientos más urgentes de la época contemporánea, en tiempos de pandemia, migraciones, depredación y devastación ambientales”.

Sobre esta apreciación, responde: “Yo creo que todas esas cosas tienen mucha urgencia; no hay épocas sin urgencia en la historia de la humanidad”.

Y añade: “Creo que en este tiempo en particular, una de las cuestiones que lo recorren en general es la inequidad, un salto de desigualdad muy, muy amplio y con una acumulación de riqueza asombrosa, en detrimento de la mayoría de la población”.

A través de más de una veintena de libros, Eltit ha creado grandes metáforas sobre las dolencias más profundas de Chile y, también, de América Latina, como lo hace con el confinamiento de una madre y su hijo en Los vigilantes (1994) o con el encierro de un barrio completo de clase trabajadora por carabineros y policías en Fuerzas especiales (2013).

Para la autora, Latinoamérica aún está sitiada por viejos males, como la desigualdad y la violencia.

“América Latina no es igual, es diferente, con distintas lenguas, con distintos pueblos originarios, pero hay ciertas cuestiones comunes, como la violencia; hay algo ahí que nos emparenta bastante, que es la violencia.

“También pensar que toda esa violencia tiene que ver también con la inequidad. En parte, el sistema produce esa violencia, estos sistemas desiguales. Entonces pienso que eso es muy complicado, especialmente para los jóvenes que están en los sectores más vulnerables, que tienen una vida un poco escrita de antemano”, reflexiona.

Ése es, en el fondo, uno de los pilares del pensamiento literario y social de Eltit, la persecución de un mundo más justo y equitativo, separado de las hegemonías que cercan a los desfavorecidos.

“Hay que seguir pensando, como un horizonte, un mundo más igualitario”, esgrime.

Al pensar en el hilo narrativo personal que ayer tuvo un nuevo capítulo, Eltit considera también afortunado que, entre la lista de ganadores del Premio FIL, Nicanor Parra y ella hayan conseguido que la presencia chilena sea paritaria, como, asegura, debería ser.

“Donde, efectivamente, se rompa la biologización y se premien obras, independientemente del sexo de sus autores”, explica.

El nuevo abrazo que ahora recibe de México, el de las tormentas y los pájaros en desbandada, habría sido improbable al inicio de su carrera, cuando se le etiquetaba como “indescifrable” por la cualidad experimental de su obra.

“En la emergencia, digamos, hace bastante décadas atrás, efectivamente fue una recepción vocal donde se hablaba de algo muy difícil, complejo, y difícil de atravesar, pero eso después fue, yo diría, calmándose y repensándose, en la medida, digamos, que efectivamente hay muchas formas literarias, y yo estaba en una también que tiene historia”, recuerda.

Al final, desde luego, como ha quedado claro con una trayectoria celebrada, se impusieron sus obras.

“Son los libros los que consiguieron un espacio en realidad, y eso me parece muy positivo”, celebra.

La literatura, para Eltit, quien acudirá a Guadalajara este año para recibir su premio, siempre será un riesgo. “Yo pienso que la literatura, efectivamente, es un desafío y, por supuesto, escribir literatura es gozo y porta riesgos”, concluye, siempre abierta a lo que venga.

Texto: Alejandra Carrillo y Francisco Morales V. / Agencia Reforma