30 marzo,2018 7:44 am

Se conjugan una vez más tradición y fervor en la procesión de Los Cristos en Taxco

Texto: Claudio Viveros Hernández/ Foto: Claudio Viveros Hernández y Lenin Ocampo
 
Taxco, Guerrero, 30 de marzo de 2018. Este jueves como parte de la Semana Santa en Taxco la tradición y el fervor inundaron la ciudad desde temprana hora para la escenificación de una de las más largas e impresionantes procesiones en las calles y templos que encabezan decenas de imágenes de Cristos crucificados y que se prolonga hasta las primeras horas del viernes.
Es la procesión de Los Cristos que congrega imágenes de los principales barrios, colonias y varias comunidades del municipio, donde en este año se incorporaron, por primera vez, de Tetipac de la comunidad de Pueblo Nuevo y de la comunidad taxqueña de Huitzotitla.
Entre la mañana y pasado el mediodía el santuario de La Veracruz, que preside el Cristo al que los antiguos pobladores bautizaron como el El General, comenzó a recibir de manera paulatina la llegada de otras imágenes, entre ellas el Cristo de El Veneno y el del barrio de Pilita, a los que después se sumaron otros con grandes comitivas y seguidores que fueron trasladados desde sus lugares de origen en camiones de tiendas de materiales para construcción, todo entre la devoción y un desordenado espíritu sin freno.
Así llegaron el Cristo de la Buena Muerte de la comunidad de Tehuilotepec, después el Señor de la Agonía de Zacatecolotla y enseguida el Cristo de Xochula, que nuevamente apareció en medio de un contingente multitudinario, cuyos seguidores, jóvenes y personas adultas en amplia mayoría, evidenciaban estar empapados al haber sido presas de malosos vecinos que en el trayecto les aventaban cubetas y bolsas con agua, aparte de recibir descargas de mangueras carros-pipas colocados estratégicamente, quienes sin compasión alguna los bañaron una y otra vez.
Hubo otros mirones y fieles quienes, en un afán solidario, sólo les arrojaron naranjas o les regalaron agua o bolis de sabores para mitigar la sed y los rayos del sol que hacían sus efectos y, seguramente por eso no saltaban al ser blanco de las pipas y las ráfagas de agua.
Después de la tempestad, todo siguió en aparente calma en La Veracruz, antes llamado Tetelcingo, uno de los primeros barrios asentados en el antiguo Real de Minas de Taxco, que sigue una tradición católica viva, la cual es actualmente el mayor atractivo de este destino turístico producto del sincretismo cultural.
Entre el mediodía y la tarde continuó el trajinar de más comunidades y barrios para hacerse presentes en la procesión que inició a las 11 de la noche, que como cada año recorrió por las principales calles y el centro histórico de Taxco, con la compañía de cientos de fieles con sus velas en mano para iluminar el camino y, enfrente, miles de espectadores y taxqueños que esperaron el paso para observarla desde ventanales, un balcón, sentados en bancos o sillas en las mismas calles o en algunas bardas cual espectáculo triple equis a tono con la venta de bebidas, mezcales y singular romería por doquier.
Es en esta representación tan esperada en la que cientos de penitentes se intercalan para azotarse la espalda hasta sangrarse con un instrumento conocido como cabresto, otros integrantes optan por cargar pesados rollos de varas espinosas sobre sus hombros con los brazos extendidos a los costados y un tercer grupo arrastran pesadas cadenas atadas a los tobillos, todo ellos vestidos con solo un faldón atado con lazos y un capuchón negro que guarda su identidad y quienes caminan con los pies descalzos.
Siempre, cada uno de los cristos va en andas o estructuras de madera que cargan los vecinos y voluntarios, con grueso número de seguidores, y las sonoras notas de las chirimías, que son pequeñas piezas interpretadas al sonar de un violín, una tambora y un pequeño tambor a cargo de jóvenes y viejos músicos que les han transmitido sus enseñanzas y mantienen así la tradición.
Con el caer de la noche, la gente se arremolinó por todas las calles para esperar la procesión. Antes, entre la tarde y la noche, por las calles un grupo de vecinos con trajes de soldados romanos con el clásico personaje del Judas al frente buscó a Jesús de Nazareth para ser aprendido y después juzgarlo y ser llevado a la cruz de acuerdo con el pasaje bíblico.
Es en esa persecución, como los que hoy viven los pueblos y la lucha social, que ayer tuvo lugar la procesión de Los Cristos, un acontecimiento que mueve las fibras humanas entre la devoción la fe y la esperanza en la paz, mientras muchos seres humanos permanecen en la indiferencia en calidad de espectadores sin entender ni reflexionar lo que acontece en su entorno con la ola de violencia e inseguridad cotidiana.