3 octubre,2020 10:46 am

Se debe atender demandas de mujeres “por más corajudas” que sean sus protestas: Poniatowska

Elena Poniatowska, Moisés Pablo, Cuartoscuro, 09112017

La autora de La Noche de Tlatelolco reseña cómo se publicó este emblemático libro del movimiento del 68 y comparte sus experiencias como cronista con estudiantes del IIEPA-IMA de la UAG

Chilpancingo, Guerrero, 3 de octubre de 2020. La escritora Elena Poniatowska señaló que el Estado debe atender las demandas de las mujeres “por más corajudas, por más que indigne su indignación, la forma en que se manifiestan es su indignación”.

Reconoció que ella no está de acuerdo con la destrucción de espacios o monumentos que han caracterizado las acciones feministas de las últimas fechas en la Ciudad de México, pero explicó que se debe a su edad, pues cumplirá 89 años el próximo año: “yo jamás saldría por un acto de agresión bárbara e inútil, salir con un martillo o un marro”.

Invitada a la conferencia virtual en torno a su emblemático libro La noche de Tlatelolco, por el Instituto Internacional de Estudios Políticos Avanzados Ignacio Manuel Altamirano (IIEPA-IMA) de la UAG, opinó que los problemas de las mujeres y de los pueblos originarios son los temas que debe atender el gobierno de Andrés Manuel López Obrador.

A 52 años de la masacre del 2 de octubre de 1968 en la Plaza de las Tres Culturas en la Ciudad de México, consideró  “aterrador” que aún son pocos los jóvenes que tienen oportunidades en el país.

No abundó en los paralelismos del 68 y los crímenes del 26 de septiembre en Iguala de 2014 contra normalistas de Ayotzinapa, por los que preguntó el director de la escuela Marco A. Adame Meza.

Sólo respondió: “Tú sabes que matar jóvenes es matar la esperanza, no te voy a predicar que hay que matar un viejito, o a una viejita como yo, pero matar a alguien que no tuvo oportunidad de vivir, como pasó el 2 de octubre es doble, triple tragedia”.

En la presentación, la docente Rosa María Gómez Saavedra destacó que la lectura obligada de La Noche de Tlatelolco permitió a muchos jóvenes tener conciencia de la realidad del país.

Poniatowska relató que en esos días, a la UNAM se le consideraba “gran territorio libre de América” y en el campus “había un ambiente de júbilo, de victoria, los jóvenes eran guerreros a futuro y en ese mismo momento, y terminó en una masacre completamente inútil, como son todas las masacres”.

El 2 de octubre alrededor de las 7 de la noche, recibió dos llamadas para decirle que estaban matando estudiantes en Tlatelolco.

“No fui esa misma noche porque acababa de tener a mi segundo hijo. Fui a las 5 de la mañana y me encontré una escena de guerra. Todavía había tanques, muchos soldados con cascos, había una cola para hablar por teléfono, y me formé detrás de un soldado que decía: ‘pásame al niño, quiero oír al niño, quién sabe cuánto tiempo nos tenga aquí’”.

Su mayor impresión fue ver muchísimos zapatos en un socavón a lo largo de la plaza de Tlatelolco, de quienes seguramente huyeron y los perdieron al correr. “En la grisura de esa mañana obviamente me impresionó, me dolió”.

Recordó que a través de María Alicia Martínez Medrano que comenzó a contactar jóvenes, entrevistó en la prisión de Lecumberri a líderes estudiantiles como Gilberto Guevara Niebla, de la UNAM, y Raúl Álvarez Garín, del Politécnico.

En su celda, Álvarez Garín reunió a otros muchachos, entre ellos a Salvador Martínez de la Roca, Pino, y a una maestra. Fueron informantes para armar este coro de voces que hablan de lo que les sucedió el 2 de octubre, y en general de la vida estudiantil.

Asimismo abogados como Carlos Fernández del Real, a veces le entregaron mensajes. “Eso fue el inicio de La Noche de Tlatecololco, y no sabía que se convertiría en un libro”.

Hasta que un día, la editora Neus Espresate vio una pila de carpetas con información que no quisieron publicar los periódicos, y ella ofreció publicarlo en la editorial Era, que fundó con Vicente Rojo y José Azorín. El libro salió a la venta apenas cambió el gobierno de Gustavo Díaz Ordaz por el de Luis Echeverría.

Dijo que el libro se recogía en las librerías por el gobierno, y que eso fue la mejor campaña publicitaria, porque se vendieron tres ediciones en un mes. Don Tomás Espresate, padre de Neus y fundador de la famosa Imprenta Madero, recibió amenazas de que su editorial sería atacada, pero respondió, “yo estuve en la guerra civil de España, sé lo que es estar bajo bombardeos, sé de lo que se trata y el libro sigue publicándose”.

Subrayó que sólo en México se hablaba de la masacre del 2 de octubre, “el único momento terrible para todo el estudiantado en todo el planeta, fue de Tlatelolco”.

Sin embargo, consideró que no tiene autoridad para dar mensajes a los estudiantes  universitarios que le pidieron para esta exposición, y repitió las palabras que escuchó de Salvador Allende en Guadalajara, el presidente chileno derrocado en un golpe militar el 11 de septiembre de 1973.

“Él dijo, el papel que tienen ahora es el de estudiar, tienen que estudiar, tienen que ser los mejor preparados, los que cuando hablan lo hagan con autoridad. Eso es muy importante, se puede oír un mensaje del maestro regañón, quizá hasta reaccionario, pero sí es es cierto, si cada uno hace lo que le toca con un gran compromiso, si salvamos a nuestros país, ayudamos a que los que vienen tras de nosotros tengan una vida mejor”.

No obstante, añadió que lo aterrador en el país, es que son pocos los que van a tener oportunidades.

También señaló que los jóvenes de ninguna época son apáticos, “yo digo que los jóvenes son siempre los mismos, políticamente aparecen en la escena pública sin que uno se lo espere, sin entender muy bien por qué están ahí o qué están haciendo”.

Al final destacó a su amigo, el escritor Juan de la Cabada, quien fue maestro de la UAG, quien siempre le habló muy bien de la institución educativa. “Siempre pensé que la universidad se parecía a Juan de la Cabada, bien peinada”, terminó.

Texto: Lourdes Chávez / Foto: Archivo