10 noviembre,2018 7:25 am

Se descubrirá cómo el Estado destruyó pruebas del caso Ayotzinapa, dice Volpi

La comisión de la verdad difícilmente podrá permitirnos saber lo que pasó en Iguala y dónde están los 43 normalistas, advierte el escritor. El arte no puede dar la espalda a la realidad, dice quien a días de los hechos los denunció en la apertura del Festival Cervantino del que era director. Critica la militarización del combate al narco y dice que el triunfo de López Obrador fue una respuesta a la “catástrofe” y la “violencia desatada”.
 
Acapulco, Guerrero, 10 de noviembre de 2018. El escritor mexicano Jorge Volpi celebró el proyecto de crear una comisión de la verdad para el caso de los 43 normalistas de Ayotzinapa desaparecidos en 2014, aunque estimó que lo más que pudiera encontrar dicha comisión es cómo el poder destruyó las pruebas y la verdad.
Además, recordó que el arte está hecho para discutir lo que pasa a su alrededor y que en ese sentido, cuando habló en su momento sobre la desaparición de los 43 durante la inauguración del Festival Internacional Cervantino de 2014, siendo él director, trataba de no darle la espalda a lo que pasaba en el país.
En breve charla el jueves pasado, al terminar su participación en el Tercer Festival de Narrativa Policiaca Acapulco Noir, que se realiza en el Centro Cultural Domingo Soler, recordó cuando señaló que el país estaba de luto por la desaparición de los 43 normalistas durante el festival que se celebró apenas unos 10 días después del crimen.
“Ya la desaparición, sin que en ese momento supiéramos claramente cómo había sido, bueno seguimos sin saberlo, me había parecido tan escandalosa que me parecía que había que abrir un festival como el Cervantino con ello y no darle la espalda a lo que pasaba en el país, como si enmascararas la realidad con el arte”.
Agregó que “el arte está hecho para discutir lo que pasa a su alrededor y por eso me pareció crucial hablarlo en ese momento”, y ante el paso del tiempo, dijo “yo espero que la nueva comisión sobre Ayotzinapa nos permita saber mejor lo que pasó”.
No obstante, y mientras la creación de dicha comisión aún está en análisis en la Suprema Corte de Justicia de la Nación, estimó que “me temo que pueda ocurrir algo como a mí con el tema (de mi reciente novela) de Israel Vallarta y Florence Cassez (acusados de secuestro y otros delitos durante el sexenio de Felipe Calderón): que la comisión lo que pueda detectar es la manera en cómo el poder, nuevamente, destruyó las pruebas y la verdad y sin que se pueda saber si vamos a llegar realmente qué pasó y dónde están”.
La mutación del ogro
Así, y ante casos como Ayotzinapa y la guerra contra el narcotráfico, aquel ogro filantrópico del que hablaba Octavio Paz, que no es otra cosa que el Estado mexicano en sí, que tiene actos humanitarios y de solidaridad con la población pero al mismo tiempo actúa de forma regresiva y violenta, ya no opera.
“Ya no es filantrópico el ogro, desde que empezó la guerra contra el narco la acción del Estado ha sido muy perniciosa para el país.
“Considerar que la estrategia para combatir el crimen organizado tenía que ser la militarización punitiva del país ha sido muy negativa y ahí no hay nada de filantrópico; está realmente el ogro desatado en su peor parte”.
López Obrador y los retos
Volpi resaltó que López Orador “fue elegido como respuesta a estos dos años de catástrofe vinculados con la guerra contra el narco, vinculados con la violencia desatada, con 220 mil muertos en cifras oficiales, a desaparecidos incontables, a desplazados, a un país que pensó que en democracia estaría mejor que con la época priista y no, estamos, en ese sentido, peor que nunca”.
“Esa parte es la que yo creo, él está obligado a tratar de responder con medidas fuertes, abiertas, claras y vamos a ver cuáles funcionan”.
Una de ellas, dijo, es la legalización de la mariguana “que me parece un gran paso adelante, pero hay muchas más; tenemos que saber lo que ha ocurrido en esta guerra contra el narco de 12 años, tenemos que saber la verdad, tiene que haber justicia, tiene que haber reparación del daño, un buen trato hacia las víctimas y garantías de no repetición y debe haber una reforma integral del sistema de justicia que no está ahorita en el discurso de López Obrador y que es crucial, porque si no, la pacificación sin un sistema de justicia eficaz va a ser imposible”.
La cultura, un reto
Además, destacó, otro de los retos del nuevo gobierno es el sector cultural, pues señaló que no debe estar solamente preocupada por sí mismo.
“Deberá ser un instrumento para pensar, reflexionar, caminar y cambiar esta realidad atroz; creo que la cultura debe tener apoyo, el más importante que haya tenido, para que llegue realmente a la gente y acompañe a este proceso que ellos llaman pacificación”.
El papel de los intelectuales
Por otro lado, el escritor lamentó que los intelectuales ya no tengan demasiado peso en la vida pública, “no el peso de los grandes escritores que nos han precedido, en una época donde fueron los voceros de la sociedad”.
“Ahora todo el mundo opina, de todas maneras posibles, sobre todo en internet, redes sociales, mientras la prensa sufre una contracción por la propia dinámica que estamos viviendo”.
Aun así, “ha habido un cambio y otra vez, después de una época en que hubo una enorme distancia de los intelectuales, de los escritores más jóvenes frente a la realidad mexicana, creo que ahora esa realidad mexicana es tan apabullante que el intelectual está volviendo a reflexionar sobre esto, a veces en columnas de opinión que simplemente se unen a las miles de opiniones que hay o a veces y quizás más valioso, con libros donde desde la ficción o desde la no ficción intentan, ahí sí con enorme profundidad que no la tiene los demás que opinan, sobre temas que nos preocupan.
“Es lo que pensaría de mi libro (Una novela criminal, Premio Alfaguara 2018) pero también de otros como los de Fernanda Melchor, Emiliano Monge o muchos otros que contribuyen a saber qué ha pasado con este país en estos años tan terribles”.
Texto: Óscar Ricardo Muñoz Cano / Foto: El Sur