21 julio,2021 9:45 am

Se usa la violencia como castigo contra las mujeres que reclaman sus derechos, señala Siri Hustvedt

Critica la ganadora del Premio Princesa de Asturias de las Letras las estructuras políticas y patriarcales institucionalizadas e incluso internalizadas por todos los que viven en esta cultura, incluidas las propias mujeres. Dará una charla por internet sobre equidad en la Feria Nacional del Libro de León

Ciudad de México, 21 de julio de 2021. En la época en que creció Siri Hustvedt, nacida en Northfield, Minnesota, en 1955, no era común ver mujeres en posiciones de poder.

Ni doctoras o abogadas, recuerda la escritora, quien acaso alguna vez conoció a una mujer mayor de su localidad que tenía un doctorado. No más.

“Por supuesto, no estaba casada, porque debías hacer una elección; no podías estar casada y tener un doctorado”, remarca en entrevista por internet la novelista, poeta, ensayista y académica.

Esta situación, sin duda, moldearía a quien hoy es reconocida como una de las escritoras contemporáneas más leídas en el mundo de habla hispana, cuya obra invita constantemente a repensar los roles de género y los feminismos, temas con los que se sintió identificada desde joven.

“Cuando tenía 14 años, el movimiento de liberación de la mujer apareció en Estados Unidos y salté a bordo, porque me parecía injusto y desigual que las mujeres no tuvieran autoridad o tuvieran tan poca presencia en la cultura”, subraya la autora laureada con el Premio Princesa de Asturias de las Letras 2019 y figura estelar invitada a la 32 Feria Nacional del Libro de León (Fenal), que arranca mañana en formato híbrido.

Con la lucha por la igualdad de género vigente, Hustvedt celebra la fuerza que ha cobrado el movimiento feminista alrededor del mundo.

“Siento gran admiración por las mujeres que se han puesto de pie y han dicho ‘no’.

“La violencia contra las mujeres es ubicua”, continúa. “Es, con frecuencia, una forma de castigo contra las mujeres que dicen: ‘No queremos vivir como ciudadanas de segunda clase, queremos respeto y reconocimiento de nuestra humanidad, una profunda humanidad’”.

Y es que, a decir suyo, la misoginia a menudo aparece precisamente cuando las mujeres demandan su propia autoridad, que no es otra cosa sino poder legítimo.

“Lo que las mujeres están diciendo es: ‘No, esto está mal’. Y eso puede causar una tremenda reacción, incluyendo violencia física, entre otras cosas”, expone.

Ante esto, la autora de El verano sin hombres y La mujer que mira a los hombres que miran a las mujeres apunta que, más que una mera situación de hombres contra mujeres, el problema radica en las estructuras políticas y patriarcales institucionalizadas e incluso internalizadas por todos los que viven en esta cultura, incluidas las propias mujeres.

Es decir, mujeres que internalizan el patriarcado de la misma forma en que, ejemplifica Hustvedt, ciertas formas de antisemitismo fueron incorporadas por judíos, o ciertas formas de racismo por personas de color.

“Afortunadamente, tenemos una autoconciencia reflexiva, y eso nos permite, pienso, poner un alto a hábitos inconscientes, a todas esas cosas que sólo se vuelven parte de tu forma de pensar.

“La única forma de defenderte a ti mismo de las ideas es pensando en ellas, estudiándolas y haciendo preguntas”, subraya la escritora, quien ve en este resurgimiento del feminismo una clara intersección con otras formas de opresión, como la de clase o la de color.

Durante su participación en la Fenal, Hsutvedt, una de las principales impulsoras del movimiento Writers for Democratic Action, sostendrá un diálogo virtual el 26 de julio con la narradora Daniela Tarazona, abordando la política de Equidad Racial, Diversidad e Inclusión (REDI, en inglés).

Un reto que la autora ha identificado es que las ideas cambian muy, muy despacio.

“En las culturas occidentales seguimos atados a los griegos, y con griegos me refiero a Platón y Aristóteles, y en ambos hay mucha misoginia; en Platón un poco menos, pues admitió mujeres en La República, pero se alegraba todos los días de no haber nacido como esclavo o como mujer, y Aristóteles en verdad reforzó eso al convertir el principio femenino en un asunto de muerte y lo masculino en una forma de animación superior.

“Y esto nos ha seguido a lo largo del tiempo; no podemos sólo anularlo fácilmente. Y es aún más difícil cuando pensamos en el racismo, que es un fenómeno más reciente; porque siempre ha habido miedo y odio tribal hacia el otro, como sea que esa persona luzca, pero la idea de raza no era parte de ello. Sólo eran personas que no son tú”, detalla.

Específicamente, en cuanto a las mujeres, sugiere derribar esa idea acerca de que la crianza, y en general la vida doméstica, es un asunto femenino; fuente de una misoginia cultural que espera de ellas, únicamente por tener vagina y senos, que cumplan un rol maternal.

Una mente curiosa

La obra y pensamiento de Hustvedt también ha estado marcada por una fuerte inquietud filosófica y una fascinación por el funcionamiento de la mente.

Cuestionada sobre el origen de ello, la escritora se remonta a su propia infancia, pues, estima, el ser curioso es parte inherente del animal humano.

“Recuerdo de niña mirar a otras personas, al pasto, al paisaje, y pensar: ‘¿No es extraño que sea así?’. Por ejemplo, recuerdo mirar el rostro de las personas y decir: ‘¿No es extraño que tengamos dos agujeros en nuestra nariz?’.

“Pienso que cada niño es un filósofo. Así es como somos los seres humanos”, refrenda, trayendo a cuenta que, en su caso, su amor por la lectura desde muy joven y la pasión por estudiar y conocer cosas nuevas ha sido fundamental. “Creo que soy de esas personas que son estudiantes perpetuos. Eso me impulsa: la curiosidad por saber”.

Y una pregunta eventualmente conduce a otras, prosigue la doctora en literatura inglesa por la Universidad de Columbia, cuya disertación sobre Charles Dickens y algunos personajes suyos que nunca utilizan el pronombre “yo” –cuestión filosófica sobre la identidad– la guió al lingüista Roman Jakobson y su estudio de pacientes neurológicos con lesiones en el cerebro y en quienes el pronombre en primera persona desapareció.

A partir de aquí se hicieron manifiestos algunos de los intereses que la han acompañado a lo largo de su carrera: la neurociencia, la siquiatría, el sicoanálisis y los problemas de la sicología práctica.

Admiración por Boullosa y Poniatowska

Por su ascendencia, Siri Hustvedt creció hablando, además de inglés, noruego. Pronto sumaría el alemán, otra lengua germánica fácil para ella, y el francés.

Hoy día, de ser un poco más joven, asegura que el idioma que empezaría a estudiar tan pronto como fuera posible es el español.

“Porque caminas por la calle de Nueva York o te subes a un taxi, y el español se habla por todo el lugar. Esto es parte de nuestro futuro”, sostiene la autora de Memorias del futuro y Los espejismos de la certeza.

Más que nada, lo aprendería por la falta de traducciones al inglés de escritoras hispanoparlantes, algunas de las cuales la han cautivado enormemente.

“Desafortunadamente, no todos sus libros han sido traducidos, pero Carmen Boullosa es alguien a quien admiro profundamente y quien es una de las escritoras más imaginativas, dinámica y original”, comparte.

“Y, por supuesto, está Elena Poniatowska, a quien tuve la buena suerte de conocer en México, y nos hicimos amigas; nos escribimos, no todo el tiempo, pero sí de vez en cuando. Soy una gran admiradora de ella y creo que casi toda su obra ha sido traducida, así que la he podido leer. Pero en Estados Unidos no hay mucha traducción de obras en español”.

Hustvedt estima que tanto en España como en Latinoamérica hay una cultura literaria muy seria, contrario a lo que sucede en Estados Unidos, donde todo se rige por el dinero y lo que está de moda.

Actualmente, si bien ha tenido la oportunidad de escribir mucho durante la pandemia, no ha sido precisamente sobre ficción. Pero recién ha empezado con una historia que, aunque no la considera del género policiaco, contiene el elemento del misterio, el suspenso y la idea de un posible crimen.

Una novela que guíe al lector por una determinada idea y trayectoria, sin que sea capaz de saber exactamente cómo resultará todo.

Texto: Israel Sánchez / Agencia Reforma