31 marzo,2023 9:37 am

Tienen los niños con autismo hasta tres veces más riesgo de sufrir depresión y ansiedad: estudio

 

Madrid, España, 31 de marzo de 2023. Un estudio del grupo de investigación Nutrición y Salud Mental de la Universitat Rovira i Virgili (URV) indicó que los niños con trastorno del espectro autista (TEA) tienen hasta tres veces más riesgo de sufrir problemas emocionales, como depresión y ansiedad.

El trabajo, llevado a cabo con cerca de 800 escolares y preescolares de la demarcación de Tarragona, apunta que si además los niños tienen déficit de atención con hiperactividad (TDAH), una comorbididad que muchas veces no se detecta a pesar de que afecta el 40 por ciento, este riesgo aumenta hasta cuatro o cinco veces.

“La posibilidad de desarrollar síntomas de ansiedad y depresión aumenta hasta tres veces en los niños y niñas que presentan una de las dos condiciones, pero si tienen el doble diagnóstico, TEA y TDAH, presentan una vulnerabilidad sensiblemente más grande”, afirmó la investigadora del estudio, Paula Morales.

La experta sostuvo que muchas veces, cuando se hace un diagnóstico de TEA, no se evalúan específicamente las dificultades en la regulación de la atención y de la conducta, más característicos del TDAH, porque se superpone la sintomatología de los dos trastornos o porque sólo se considera el diagnóstico principal “como un cajón de sastre en que cabe todo”. En este sentido, el estudio deja claro que es clave afinar mucho más en el diagnóstico y precisar si, por ejemplo, los pacientes también tienen TDAH, porque hay mucho más riesgo de presentar problemas emocionales. “Si no se detecta, no se puede tratar adecuadamente. Hay que ser más rigurosos, puesto que, si ajustamos la intervención y el acompañamiento, esta persona tendrá un mejor pronóstico y una mejor evolución”, añadió Morales.

Según el estudio del grupo de investigación Nutrición y Salud Mental de la URV, el 32 por ciento de los niños y niñas en edad escolar con TEA tienen problemas emocionales clínicamente significativos, sobre todo ansiedad y depresión, un porcentaje que es del 38 por ciento en los que tienen TDAH y que sube hasta el 57 por ciento en los que tienen el doble diagnóstico.

El estudio forma parte del proyecto Epined (Estudio Epidemiológico del Trastornos del Neurodesarrollo) y ha sido liderado por la catedrática de la URV Josefa Canals junto con Núria Voltas, Carmen Hernández y Paula Morales.

Sistematiza neurosicóloga en un libro las experiencias de quienes viven el TEA

“Hola, soy Yuriko, tengo 33 años, soy licenciada en educación primaria. Sé manejar una cuatrimoto, cambiar una llanta, amo las plantas. Ah, y vivo con autismo”.

El de esta mujer es uno de las 40 entrevistas dentro de la antología El autismo conmigo, en la que personas con algún trastorno del espectro autista (TEA), así como sus familias, expresan lo que ha representado vivir con esta condición.

“Sé que es una condición del neurodesarrollo, pero me gusta más considerarlo como una ‘característica’, me gusta humanizar al autista como a cualquier neurotípico, considerando que todos somos diferentes, autistas o no”, escribe Yuriko.

“Como si fuéramos un grupo de personas con cosas en común”.

En la publicación digital producida por el Centro Migo de Neuropsicología, mamás, papás, adolescentes y adultos con autismo cuentan cómo han vivido el estigma del diagnóstico, la discriminación en espacios públicos y el trabajo diario para lograr una verdadera inclusión en una sociedad no lista para ello.

La publicación será lanzada este domingo 2 de abril Día Mundial de Concienciación sobre el Autismo, con el que vive uno de cada 100 niños, según la OMS.

La directora del Centro Migo, la neurosicóloga Laura Rosario Arreola Martínez, comenzó a recopilar estas historias al escuchar en su consulta de más de 12 años las experiencias de los padres, así como al notar la desinformación que existe sobre el tema.

Desde la avalancha de emociones al recibir el diagnóstico, hasta la incertidumbre sobre cuál será la calidad de vidas de los hijos, así como la repentina exclusión de familiares y amigos son de las situaciones más duras que toca escuchar.

“Al principio, a su abuela paterna le costaba mucho aceptar el diagnóstico”, responde Andrea sobre alguna experiencia difícil tras el diagnóstico de su hijo, Ramsés. “Poco a poco ella fue abriéndose un poco más”.

También son frecuentes, apunta Arreola Martínez, los relatos sobre cómo, para aceptar la inscripción de un niño con autismo, los colegios exigen a los padres el uso de medicamentos o la contratación de una “maestra sombra”.

“Muchas veces la maestra sombra no es necesaria”, indica, “esta figura nos ayuda, en ocasiones a regular la conducta del niño cuando es mucha la frustración, cuando hay enojos, o situaciones en las que el niño puede agredirse él mismo. Pero no siempre es así, en ocasiones se generaliza a las personas con autismo, cuando muchas veces su grado de funcionalidad es mayor”.

El autismo conmigo podrá consultarse en facebook.com/centromigo a partir de este domingo.

Texto: Europa Press / Agencia Reforma