24 agosto,2018 6:12 am

¿Y Guerrero cuándo, presidente AMLO?

Ángel Aguirre Rivero
La Política es así
He seguido con mucho interés los principales anuncios formulados por lo que será la nueva administración federal que encabezará Andrés Manuel López Obrador.
Dentro de los grandes proyectos es de destacarse el Tren Maya, cuya inversión ascenderá a 150 mil millones de pesos para comunicar mediante un sistema ferroviario de mil 500 kilómetros a Mérida, Yucatán con Palenque, Chiapas, pasando por Tulum y Bacalar, en Quintana Roo, y Calakmul, en Campeche.
El proyecto se pretende financiar con recursos públicos obtenidos del impuesto al turismo que genera por el orden de 8 mil millones de pesos anuales, sólo que ese recurso tradicionalmente ha sido utilizado para la promoción, lo cual evidentemente ya está propiciando malestar en este sector, especialmente en aquellos destinos que no serían beneficiarios de esta gran obra de infraestructura, dígase Acapulco, Vallarta, Los Cabos, Huatulco y Mazatlán, entre otros.
La otra parte provendría de la iniciativa privada –lo cual se antoja difícil–, pues la experiencia en trenes de alta velocidad no ha sido grata, incluyendo el famoso AVE (Alta Velocidad Española) que tuvo que cerrar algunos de sus tramos por no resultar rentables.
En el gobierno que está por fenecer se pretendió algo similar con el proyecto del tren transpeninsular, el cual fue cancelado por falta de recursos, no obstante haber despertado el interés de grandes empresas como ICA y OHL.
Otro de los grandes proyectos anunciados es retomar la idea del Corredor Transístmico –que ya se acariciaba desde los años 80 pero no se concretó–, y según el nuevo gobierno competirá con el canal de Panamá, modernizando los puertos de Salina Cruz, Oaxaca y Coatzacoalcos, Veracruz.
Un tercer gran proyecto se refiere a la construcción de dos grandes refinerías que producirían por el orden de 300 mil barriles diarios. Su localización sería en Atasta Campeche y Dos Bocas, en Paraíso, Tabasco. No me voy a detener sobre la polémica que se ha generado en torno a estos proyectos, sobre todo ante la perspectiva de una baja en la producción de petróleo en los próximos años.
Sólo diré que la suma de estos proyectos, más los programas sociales comprometidos, como el incremento a la pensión de adultos mayores y el programa de becas de 10 mil pesos anuales a todos los jóvenes del país de nivel medio superior, significan 35 mil millones de pesos anuales adicionales.
Por ello hay quienes afirman que los ahorros que se han anunciado mediante el combate a la corrupción y otras acciones no alcanzarán para varios de los compromisos asumidos, y que ascienden ya a más de 1 billón de pesos, según un análisis llevado a cabo por economistas de la revista Nexos recientemente.
De todo corazón deseo que todos estos proyectos se lleven a cabo para bien de mi país, pero también es tiempo de levantar la voz para decir: ¿y Guerrero cuándo, Presidente AMLO?
Hasta hoy no hemos escuchado si se dará continuidad como Zona Económica Especial a Lázaro Cárdenas-La Unión, en donde se han identificado sectores con potencial de desarrollo como agroindustrias (valor agregado a frutas, por ejemplo), rama automotriz (automóviles, camiones, carrocerías) e industria metal-mecánica y siderúrgica.
Tampoco se nos ha confirmado de qué manera Guerrero tendrá un trato especial para La Montaña y la Sierra, según palabras de Andrés Manuel López Obrador. Le creemos, pero también le pedimos que desde ahora vaya diseñando la estrategia económica y social para nuestro estado.
Hace unos días Alfonso Romo Garza –quien fungirá como jefe de la Oficina de la Presidencia de la República–, dijo literalmente: “La relación de López Obrador con los empresarios, no es de luna de miel, es de matrimonio”.
Ojalá ese matrimonio se vea reflejado en inversiones para Guerrero, siempre he afirmado que ya es tiempo de que el gobierno federal nos vea y hoy esa esperanza renace ante la llegada de López Obrador a la Presidencia. Así sea.
Del anecdotario
–Paisano, ayúdame a pavimentar el tramo carretero de Juliantla a Tlamacazapa, me trae muchos recuerdos tristes de mi niñez, cuando veía a los pobres indígenas cargar sobre sus hombros los productos que llevaban a vender a Taxco.
Era Joan Sebastian (QEPD), el mejor canta-autor que hemos tenido en Guerrero.
–Déjame ver si hay proyecto y si no lo hay, lo elaboramos a marchas forzadas para incluirlo en el Presupuesto Federal 2003 –le contesté.
Yo fungía como presidente de la Comisión de Presupuesto y Cuenta Pública de la Cámara de Diputados de la 59 Legislatura federal.
De inmediato le pedí a funcionarios de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes que le dieran celeridad al estudio, y a los pocos meses estábamos etiquetando los recursos necesarios para la pavimentación de esta carretera.
Llamé a Joan para decirle:
–Estamos listos para dar el banderazo de salida de la obra que me solicitaste.
–¿De verdad paisano? ¡No lo puedo creer!
Convenimos la fecha para el evento con el entonces delegado de SCT y se corrió la invitación al entonces gobernador del estado Zeferino Torreblanca Galindo, quien nunca llegó por una cuestión de celos políticos, no obstante haber confirmado su asistencia.
–¿Qué hacemos paisano? El gobernador no va a venir, ¿le damos el banderazo?
–¡Pues se lo damos mi Joan!
Y de esa manera se inició una obra que por tantos años había sido ignorada, hacia la única comunidad indígena en el municipio de Taxco.
–Oye licenciado, estoy muy agradecido contigo y pues te preparé una comidita en el rancho a la que quiero que me acompañes.
–Desde luego que sí –le conteste–, ¿pero vas a cantar?
–Las que quieras querido paisano.
La comida fue espléndida: una crema deliciosa, luego ensalada y rematamos con langostas traídas de Punta Maldonado, municipio de Cuajinicuilapa.
Luego vino la sobremesa, los digestivos de lo mejor de la cava de nuestro orgullo guerrerense. Y la bohemia empezó.
–¿Cuál quieres que te cante? –me dijo generosamente.
–Pues a mi me gusta mucho Tatuajes.
–Va.
–¿Oye a quién le compusiste esa canción Joan?
–No me pongas en aprietos paisano, pero la verdad, a Maribel Guardia. Pero ahora ya tengo una nueva musa en la que me inspiro.
–¿Sí?, ¿quién es?, si se puede saber.
–Salma Hayek…
–¡Qué cosa!, no me digas…¿Y ya le hiciste su canción?
–Sí, se llama Eso y más, te la voy a cantar a ver qué te parece.
–Está hermosa…
–Sí, está bonita…
–Oye paisano te quiero presumir algunos caballos y potros que tengo aquí en el rancho, ¿podemos bajar al redondel?
–¡Claro!
Su hijo Julián, que era muy pequeño se encontraba por ahí, y le dijo: “A ver Julián, monta un caballo para que le presumas a mi amigo”.
Al montar el caballo se puso nervioso y la verdad me preocupé que lo tirara, entonces Joan le gritó: “¡Sin miedo hijo, usted puede con eso y más!”… Hoy Julián se ha convertido en un gran jinete siguiendo la tradición de su padre.
Luego le pide al caballerango que saque un hermoso potro negro que había traído de España por esos días-
–A ver qué te parece paisano.
–¡Uff!, sencillamente hermoso, hermoso!
–Pues es tuyo paisano, te lo quiero regalar.
–No, de ninguna manera, supongo lo trajiste para tu espectáculo.
–Así es, pero quiero que tú te quedes con él, ¿sabes por qué?, pues pensé qué regalarte y me fui a mi fábrica de caballos –así le llamaba él a uno de sus ranchos– y me encontré con este potro que lo dice todo. ¿Ya viste las letras del fierro marcador que tiene en su pierna?
Era una R y una T (RT).
–Ya le encontré su significado paisano…
–¿Cómo?, le contesté.
–RT (Recuerdo de Tlamacazapa), por eso quiero que sea tuyo.
Me dejó sin palabras.
Hoy el RT goza de cabal salud en el rancho que me heredaran mis padres, El Pantano, muy cerca de Ometepec.
Ya está viejo, pero todavía monta una que otra yegua de vez en cuando…
¡La política es así!