11 mayo,2024 3:20 am

Está vacía la carpeta de investigación por la desaparición de su hijo, denuncia una madre en Chilpancingo

Chilpancingo / Acapulco, Guerrero, a 11 de mayo de 2024.- A cinco años de que desapareció su hijo Alberto Fonseca Leyva, Margarita Leyva Cruz, se enteró que la carpeta de investigación que se integró por la denuncia que presentó, está vacía y los únicos datos que se integraron son los que ella aportó como resultado de sus propias investigaciones.

Alberto desapareció el 18 de mayo del 2019 después de que salió de trabajar como peón de albañil en una obra en la colonia Eduardo Neri, al poniente de la ciudad de Chilpancingo, y ayer su madre recordó que los 10 de mayo era el primero de sus tres hijos que llegaba para darle el abrazo y felicitarla.

“El 10 de mayo (del 2019) fue el último abrazo que recibí de él, fue hace cinco años, entonces para mí esta fecha es muy dolorosa porque fue el último abrazo de mi hijo, y a un hijo se le quiere más cuando convives con él y es el único varón”.

Doña Margarita asistió ayer a un mitin en el monumento a las Banderas convocado por el colectivo de madres de desaparecidos de Chilpancingo Lupita Rodríguez, con motivo del Día de las Madres, en donde coincidieron en que en este día “no hay nada que festejar”.

Previo al mitin contó que Alberto era el que siempre llegaba primero las mañanas del 10 de mayo para darle su abrazo, “por eso este día es especial para mí, recuerdo que siempre me decía: Mami, tu abrazo, te quiero mucho”.

Agregó: “yo con él la llevábamos muy bien, no era nada egoísta, él me decía: yo siempre voy a estar contigo, por eso este día es de dolor y de tristeza”.

Contó que las madres sienten más a sus hijos desaparecidos que a los hijos muertos, “porque los muertos ahí están y los desaparecidos no sabemos dónde están, como los tienen, qué les hicieron, o si van a regresar o no”.

Recordó que el día que Alberto salió de su casa a trabajar como peón de albañil, le dijo: “al rato regreso mami, y se fue para ya no regresar”.

El 18 de mayo del 2019 fue sábado, y Margarita pensó que su hijo después de cobrar se había ido por ahí a comprar algo y lo esperó hasta muy tarde.

Al día siguiente, el domingo, salió a buscarlo, “me di a la tarea de recorrer hospitales, fui a la cárcel, incluso al Semefo”, pero al no encontrarlo el lunes fue a presentar la denuncia al Ministerio Público.

Sin embargo, denunció que fue hasta al mes de que presentó la denuncia cuando fueron a realizar una búsqueda los policías ministeriales.

Dijo que antes fue ella con sus vecinos quienes lo buscaron cerca del lugar donde trabajaba, y en las barrancas de la zona.

Recordó que al principio anduvo sola y que después del 18 de mayo del 2019, estuvo recorriendo durante dos meses con la credencial de su hijo en la mano y su foto, el trayecto de la obra donde trabajaba su hijo a su casa preguntando por él, “a cada persona que encontraba le preguntaba, pero todos me decían que no lo habían visto, y si lo vieron seguramente no me lo decían por miedo”.

Denunció que también batalló para que la FGE subiera los datos de su hijo a la plataforma, y que le argumentaron que por ser un chico de 22 años, sin novia y por ser hombre, no había prioridad como a las niñas y mujeres.

Sin embargo, a pesar de la denuncia, la integración de la carpeta de investigación y sus datos en la plataforma, a Margarita no le han informado de ningún avance de las investigaciones, “las investigaciones y las búsquedas las he hecho yo con mis vecinos, ya son cinco años que se van a cumplir el 18 de mayo, sin que haya resultados”.

Informó que el jueves fue al Ministerio Público “y resulta que no hay ningún avance de la investigación, por eso yo siempre he dicho que es como si se hubiera desvanecido en el aire mi hijo”.

Indicó que las autoridades le han argumentado que por el hecho de que no tenía amigos, ni novia, se les dificulta tener datos de él, y que por eso la carpeta de investigación sólo contiene la denuncia que presentó ella de su desaparición.

Contó que para ella, ahora, la búsqueda se le dificulta más porque la obra en la que trabajaba en la colonia Eduardo Neri, ya se terminó y los trabajadores ya se fueron, “ya no hay nada, y a cinco años me parece  casi imposible que lo rastreen, si no lo hicieron en su momento, menos ahora”, pero insistió que “la esperanza es la esperanza y espero poderlo encontrar”.

Contó que su hijo era un chico trabajador y muy callado, por eso no cree que haya sido desaparecido por algún problema que tuvo.

Denunció que hace tres años, las autoridades, para no seguir buscándolo dijeron que su hijo se fue por su propia voluntad, lejos, “pero eso no es cierto porque la relación de él conmigo estaba bien, y si se hubiera ido me lo hubiera dicho, hasta me decía: mamá ya no quiero que trabajes, quiero sacarte de trabajar”.

Matilde lloraba antes de la marcha en Acapulco, mientras pensaba en su hijo Andrés Castillo Adame

Matilde Adame Santamaría ya estaba llorando antes de iniciar la marcha que organizó la asociación de Familias de Acapulco en Busca de sus Desaparecidos la tarde de este viernes, y en la que estuvo al frente sosteniendo una lona del colectivo.

Pensaba en su hijo Andrés Castillo Adame, quien se encuentra desaparecido desde el 14 de enero de 2018, cuando tenía 18 años, mientras estaba en su turno de trabajo como chofer de un taxi colectivo de la ruta Jardín, y después de seis años sigue con el dolor porque era el menor de sus hijos, “él era muy apegado a mí”.

“El traía una persona de allá de Jardín Palmas a la Farmacias del Ahorro que está aquí en Calzada (Pie de la Cuesta), lo trajo a inyectarse porque estaba enfermo de la garganta y pues ahí se quedó mi hijo esperándolo, que regresara de que le inyectaran”.

“Y pues de ahí se supo que llegaron unos hombres y le dijeron, llévanos a 5 de mayo, y se lo llevaron y ya hasta la fecha no he sabido nada de él, yo sé esto, que llegaron estos hombres porque él estaba hablando con la novia, una novia que está en Tijuana”.

Se cortó la llamada y “no supe si se lo trajeron para el centro, se lo llevaron para allá arriba a la Mira o a la Jardín, no se sabe”, compartió la mujer de 56 años visiblemente acongojada.

Matilde Adame empezó a buscar a su hijo, fue a la agencia de la Jardín para levantar la denuncia, pero los ministeriales se lo negaron argumentando que tenía que ser en Ejido, por el lugar donde supuestamente desapareció.

Las autoridades también le negaron a la madre la denuncia porque no habían pasado las 72 horas después de su última localización; en esos días, Matilde Adame aprovechó para preguntarle a los compañeros de su hijo de los taxis colectivos si sabían algo de él, quienes tampoco le supieron dar una respuesta satisfactoria.

Finalmente, Matilde Adame puso la denuncia y “supuestamente ellos (agentes de la Policía Ministerial) fueron a investigar al sitio, a los lugares donde él recorría, pero pues no hay respuestas y que según siguen trabajando y que ahí me van a avisar cualquier cosa, pero pues ya seis años”.

No hay ningún detenido por la desaparición de Andrés Castillo y el taxi que trabajaba no ha sido encontrado, aunque otros choferes le han dicho a Matilde Adame que el carro ya regresó a laborar

“Las placas ya andaban trabajando a los tres meses, pero dicen que ésas se reponen”, indicó la madre buscadora en la gasolinera de la Diana, donde se conformó el contingente de decenas familiares, que al igual que Matilde Adame, vistieron de blanco.

Después de seis años de la desaparición de su hijo,  la madre buscadora dijo que que sigue “igual con el dolor, porque no es igual, no es lo mismo, es el más chico y pues es mi bebé y pues lo extraño bastante, él era muy apegado a mí y aquí estamos”.

Matilde Adame es vendedora ambulante de tacos de guisado, durante la marcha en la avenida Costera gritó todas las consignas de protesta y presentación con vida, y prendió una vela en el Astas Bandera, donde el colectivo de familiares llevó a cabo un mitin con fotos y pertenencias de los desaparecidos.

Texto: Zacarías Cervantes / Ramón Gracida Gómez

Foto: Jéssica Torres Barrera