Ciudad de México, 16 de octubre de 2022. Existe un saldo de la pandemia que tal vez llegó para quedarse: el Covid-19 estableció una jerarquía social de personas que son más vulnerables, característica que no sólo responde a su genética, sino también a su clase social y a que son víctimas del racismo en la sociedad, afirmó la escritora estadounidense Siri Hustvedt.
La autora de La mujer temblorosa, quien también es doctora y conferencista sobre psiquiatría en la Facultad de Medicina Weill Cornell y doctora Honoris Causa por la Universidad de Oslo impartió en la FIL de Monterrey una cátedra sobre la salud mental después de la pandemia.
“Lo que trato de hacer es ampliar nuestro entendimiento de que las enfermedades van más allá de lo que llaman el modelo biomédico”, dijo, “Hay que comenzar a pensar en que todas estas fuerzas (la clase social y el racismo) crean enfermedades y cómo la inequidad en sí misma induce más a la enfermedad”.
Acompañada por Genaro Lozano, editorialista de EL NORTE, la ganadora del Premio Princesa de Asturias en Letras 2019 dijo que la pandemia causó que fuera más difícil de sustentar la idea de que simplemente te enfermas porque está en tus genes.
“Hay estudios sobre las personas que sufren racismo, sobre cómo esta problemática social daña su salud y los órganos del cuerpo y la gente está empezando a reflexionar”, expresó.
La novelista, ensayista y poeta agregó que el coronavirus se convirtió en un problema racista, sobre todo hacia la gente de China.
“Creo que las personas no saben cómo molestarse con un virus, porque el virus no tiene sentimientos ni es odioso, es simplemente parte de nuestro entorno”.
Agregó que con el encierro muchas personas sufrieron depresión, ansiedad o síntomas muy fuertes de más enfermedades, pero también permitió que muchas personas con ansiedad social se sintieran a salvo.
Hustvedt, que se enfermó de la variante Ómicron en marzo de este año, refirió que la comunidad científica no sabe hacia dónde se dirige la pandemia ni la cifra total de decesos que provocó.
“Lo que me interesa bastante es la amnesia de la gente, que nadie quiere hablar de eso, ponen la ‘cruz, cruz’ “, explicó.
Indicó que el motivo está asociado con el temor que tiene la sociedad hacia lo desconocido, pues siempre se espera que la rutina predecible siga su curso, sin alteraciones.
Texto y foto: Agencia Reforma
