27 julio,2020 4:12 am

Debe considerarse a migrantes en EU en las políticas públicas, plantea concejal guerrerense

Julieta Altamirano-Crosby destaca el papel de las remesas en la economía del estado. Fue elegida en Lynnwood, condado de Snohomish, en el estado de Washington. Pide que no solamente se tome en cuenta la voz de las organizaciones radicadas en Chicago o California

Chilpancingo, Guerrero, 27 de julio de 2020. Los guerrerenses radicados en Estados Unidos deben ser considerados en las políticas públicas, pues las remesas que año con año envían son de gran ayuda para la economía de un estado pobre como Guerrero, señaló la primera concejal guerrerense y latina de la ciudad de Lynnwood, condado de Snohomish, en el estado de Washington, Julieta Altamirano-Crosby.

Originaria de El Ocotito, municipio de Chilpancingo, migró hace 11 años a Estados Unidos. Años antes había conocido a su esposo, en Troncones, municipio de La Unión, a quien decidió seguir hasta el estado de Washington, en el noroeste de Estados Unidos donde tras dos años aprenndió el inglés.

Terminó sus estudios de licenciatura en Ciencias de la Comunicación, en la Universidad Autónoma de Guerrero. Se dice orgullosa de pertenecer a la segunda generación de la entonces ECO. Tiene una maestría y doctorado por la Universidad de La Habana.

Vive en un estado de 7 millones de habitantes, donde apenas el 10 por ciento es latino. Sin embargo, pocos saben hablar inglés y desconocen por completo sus derechos o la asistencia que pueden tener. Todo esto se agudiza al no tener ni la idea de que pueden votar para elegir al presidente de México, estando allá.

Entrevistada en la casa de su papá en El Ocotiro, dijo que irse a Estados Unidos fue para ella un reto, “renovarse o morir”. La primera barrera: no saber inglés, y la nueva culturización en ese país, donde tuvo que recurrir a asistentes traductores para poder inscribir a su hija en el equivalente al quinto año de primaria. Ahora tiene 21 años y está por terminar la carrera en ciencias políticas, internacionales y educación.

Consideró que para las políticas públicas en Guerrero y los programas para migrantes, no sólo se debe de tomar en cuenta la voz de aquellos líderes guerrerenses de organizaciones asentadas en Chicago o California, donde hay una muy importante cantidad de paisanos; ello porque en los 50 estados del país vecino hay guerrerenses y todos envían remesas, la principal fuente de ingresos del estado por arriba del turismo, la agricultura y la minería.

También dijo que quien dirija la Secretaría de los Migrantes y Asuntos Internacionales, debe conocer el camino de los migrantes, hablar inglés y que no se limite a los lazos con organizaciones muy reconocidas, porque en todo Estados Unidos hay guerrerenses.

Expresó que el puesto tampoco se debe de ver cómo una área de menor importancia, porque los secretarios podrían incluso firmar convenios con los alcaldes, o en su caso, gobernadores o hasta con las universidades de aquel país, para ayudar a los migrantes o impulsar programas binacionales.

Altamirano-Crosby afirmó que ha estado en contacto con otros dirigentes de migrantes, que le han manifestado su desilusión con la exclusión de la que son objeto por parte de las autoridades de Guerrero; incluso, la comunidad que allá radica desconoce la existencia de una dependencia que atiende los asuntos de los migrantes, y menos que ahora hay la intención de tener un diputado migrante en el Congreso local.

En esto no quiso abundar y sólo dijo esperar que quien llegue no sea impuesto, y ella se postularía “si hay esa oportunidad, porqué no”. También espera que el próximo gobierno estatal nombre a un migrante que se identifique con las necesidades y que haya caminado las mismas dificultades que otros, pero sobre todo que tenga corazón y pasión.

La guerrerense destacó el caso de Guanajuato como uno de los estados con grandes avances en la atención de la población migrante en Estados Unidos, y que el gobierno de Guerrero debe de retomar sobre todo el acercamiento y la comunicación con los de allá.

Su fundación

En 2012 se dio a la tarea de formalizar la Fundación Wagro, que busca beneficios para la comunidad migrante en Estados Unidos; no sólo de los mexicanos, sino de todos los latinos. Por la pandemia, la organización apoya en la repatriación de cenizas a familias de Oaxaca y Jalisco, además de dos guerrerenses.

Reclamó que una de la madres que recogió el pasado 6 de julio los restos de su hijo que murió por Covid-19 en Estados Unidos, haya pedido dinero prestado para viajar a Chilpancingo, donde llegaron 23 urnas con los restos de igual número de personas. Lamentó que la Secretaría del Migrante no le haya prestado la atención, a pesar de tener presupuesto para ello.

La mujer dice que no tiene  cifras exactas de cuántos guerrerenses viven en el estado de Washington, pero un 3 por ciento de la población es mixteca de Oaxaca, Guerrero y Puebla que trabajan en los campos de manzana, en Yakima, Mount Vernon, que corresponde al condado de Skagit Valley.

Hace dos semanas estuvo ahí y llevó 2 mil 500 cubrebocas, porque hubo muchos casos de Covid-19 entre los jornaleros; incluso así, se logró un aumento de salario por la lucha que hubo para tener mejores condiciones, por la pandemia y las medidas sanitarias; y de eso nadie se enteró de las autoridades de Guerrero, porque no hay comunicación con los radicados de otros estados, fuera de Chicago o California.

Su fundación tiene permitido trabajar con maestros y niños con capacidades diferentes, en Zihuatanejo; incluso han ido de intercambio maestros de ese municipio a Washington, para aprender y después aplicar nuevas técnicas en la atención a los menores.

El inglés la ayudó para apoyar a más latinos

Luego de la frustración por no poderse comunicar, decidió estudiar inglés y al poco tiempo se convirtió en ayudante de intérprete en escuelas y hospitales; ahí fue donde se relacionó con la comunidad y conoció a representantes de la Iglesia católica y otros sectores.

De 2012 a 2016 participó como voluntaria. Después buscó ser directora de escuela para ayudar a la inscripción de estudiantes latinos en los planteles católicos –hay 80 de ese tipo en el estado– en donde también ofreció conferencias y talleres.

Gracias a su trabajo, se dedicó a dar conferencias nacionales e internacionales sobre competencia cultural y creó una caja de herramientas de ayuda. Después formó una consultoría, donde da talleres de capacitación cultural y trabaja con otras organizaciones sobre la pérdida de identidad.

En 2018 fue nombrada por el gobernador Jay Inslle, del Partido Demócrata,  comisionada de Asun-tos Hispanos. En 2019 decidió participar como candidata a concejal y salió electa. Ahora pertenece a comités como el de educación, donde se crean políticas y proyectos de ley para 270 distritos escolares.

Destacó la importancia del estado de Washington, porque ahí se localizan los centros de operaciones de empresas como Microsoft, Starbucks, Boeing, Costco, Amazon y la fundación de Bill Gates.

Durante su campaña, como mujer y candidata, tuvo dificultades por ser parte de las minorías, pero eso la fortaleció para poder acercarse a otros sectores de la sociedad, que la apoyaron. Incluso fue a dar con comunidades de Medio Oriente, donde la participación de la mujer en cargos de poder no es bien recibida.

Como concejal, que se podría comparar a ser regidor o síndico en un Ayuntamiento, ve junto con otros seis colegas proyectos de ley, gastos de administración en carreteras y otros proyectos. Reconoció que “la comunidad anglosajona es individualista, pero son leales”.

Indicó que el único contacto que ha tenido con el gobierno estatal fue el apoyo que ella y otros siete poetas radicados en Estados Unidos y Guerrero recibieron para presentar el libro Poética sin fronteras, donde narran la vida de los migrantes.

Altamirano-Crosby dice que urge concretar con las autoridades locales de Estados Unidos una vinculación diplomática que permita impulsar programas de atención para los migrantes del estado en temas como repatriación, salud y salud mental, entre otros.

Texto: Jacob Morales Antonio / Foto: Jessica Torres Barrera