Advierten falta de apoyo jóvenes católicos que promueven la cultura de la paz

Zacarías Cervantes

Chilpancingo

Jóvenes de distintas diócesis de la Iglesia en Guerrero, que consideran una “necesidad crucial” la prevención de la violencia, iniciaron actividades desde hace tres años para dar acompañamiento integral al sector juvenil, mediante acciones para promover la cultura de la paz y la reducción de la violencia.
Sin embargo, se han encontrado con obstáculos y dificultades, como la carencia de recursos económicos y materiales para dar continuidad a su proyecto. Por ello, llamaron mediante un pronunciamiento a las autoridades civiles y eclesiásticas, a brindarles las facilidades necesarias.
Encabezados por los presbíteros José Filiberto Velázquez Florencio, Francisco de Asís de la Rosa Patrón y René Carrera Sánchez, un grupo de más de 20 jóvenes se proponen fortalecer las habilidades personales y la resiliencia de sus coetáneos, mediante la capacitación para el reconocimiento y manejo de sus emociones; además de abordar aspectos del desarrollo personal y social de los participantes en círculos de paz y talleres.
En su documento explicaron que capacitan a jóvenes en proyectos emprendedores, para ofrecerles alternativas de empleo, disminuyendo así el riesgo de su involucramiento en actividades delictivas. Además, proponen ferias de empleo, días del emprendedor y programas productivos.
Otras actividades que organizan son la utilización de las redes sociales, para difundir mensajes de paz y la transformación social, mediante retos y videos virales; así como explorar la comunicación a través de plataformas como podcasts enfocados en temas de interés juvenil y construcción de la paz.
Organizarán también jornadas de sensibilización comunitaria, para crear conciencia y promover el conocimiento sobre temas relevantes en la comunidad. Buscan involucrar a las comunidades en diálogos constructivos, actividades interactivas y espacios de reflexión, que les permitan comprender mejor aspectos y desafíos que afectan a su entorno.
Se proponen desarrollar proyectos de economía social y solidaria, con el propósito de empoderar a los jóvenes y promover valores de paz y cooperación.
También buscan iniciar actividades lúdico-recreativas, como rallies, para fomentar la construcción de lazos a través de un ambiente de convivencia saludable y la promoción de la cultura deportiva. Asimismo, caminatas por la paz para unir a la comunidad en torno a mensajes de solidaridad y paz, dirigidos especialmente a las víctimas de la violencia.
Dentro de su programa de actividades está la realización de “callejoneadas por la paz”, en áreas donde han ocurrido actos violentos, con el fin de fortalecer la resiliencia comunitaria y generar un sentido de unidad.
La postura que plantean los jóvenes en su escrito es que están convencidos de que esto no sólo fortalece las habilidades individuales, sino que nutre la cohesión social y la empatía.
Mencionan que actualmente están en proceso de consolidar cooperativas y la formación de agentes de paz.
“Estamos dedicados a fortalecer nuestras relaciones con las organizaciones de la sociedad civil, instituciones públicas y otros actores clave, para incentivar en mayor medida nuestra incidencia comunitaria”.
Sin embargo, indican que se han encontrado con obstáculos internos y externos que dificultan su labor.
Entre los internos mencionan la escasez de recursos, “que impacta en nuestras posibilidades de expandir el alcance de nuestras acciones”, así como la falta de espacios adecuados para llevar a cabo sus actividades, la desinformación en el tema, la falta de compromiso y la apatía hacia el cambio.
Los obstáculos externos son la falta de disponibilidad de los jóvenes por las responsabilidades escolares y laborales que enfrentan, así como la “desmotivación generalizada en la sociedad, que genera una falta de consistencia en las actividades que llevamos a cabo”.
Derivado de estos obstáculos, llamaron en su pronunciamiento a “sensibilizar y movilizar a la comunidad para que unamos fuerzas en la promoción de la paz”.
Explican que su propósito es involucrar a un número creciente de individuos en este camino hacia la paz, “mediante la difusión de nuestro compromiso y la movilización conjunta”.
Consideran que “cuando nos unimos para abordar la violencia, estamos sembrando las semillas del cambio positivo en nuestra sociedad, la colaboración y la cohesión son claves para lograr un impacto duradero y sostenible, en la prevención y erradicación de la violencia”.Es por ello que hicieron el llamado “ferviente” a todas las instancias involucradas, desde las autoridades eclesiásticas, agentes de pastoral, instituciones educativas, hasta los líderes comunitarios y los gobiernos, en sus diferentes órdenes, “para que unan esfuerzos y prioricen la construcción de un entorno de paz duradera”.
Solicitaron, “con humildad y determinación”, que se destinen recursos, tiempo y atención a iniciativas que promuevan la reconciliación, el diálogo y la resolución pacífica de conflictos.
Derivado de su trabajo, los jóvenes han identificado que “la persistente presencia de la violencia en las comunidades se manifiesta desde los conflictos interpersonales y la doméstica, hasta situaciones más amplias, como la violencia urbana y el crimen organizado”.
Cuestionan la falta de atención y reconocimiento, incluso una falta de priorización por parte de algunas autoridades.
“La falta de justicia se erige como un obstáculo importante para el establecimiento de procesos de paz en nuestra sociedad. Sin un sistema de justicia sólido y equitativo, la construcción de la paz se vuelve una tarea titánica”.
El grupo de jóvenes se comprometió con seguir tejiendo una red de esperanza y solidaridad, “enfrentando los desafíos de la violencia, con la firme determinación de construir puentes de paz en cada rincón de nuestras comunidades”.
Por separado y consultado por teléfono, el sacerdote Velázquez Florencio, quien a su vez es director del Centro de Derechos de las Víctimas de Violencia Minerva Bello, mejor conocido como Centro Minerva Bello, informó que el proyecto comenzó en su primera etapa hace tres años, con un grupo de jóvenes en la parroquia de Santiago Apóstol de Zumpango, a quienes les impartieron los talleres Catando a los Leones y Círculos de Paz.
Explicó que con esos mismos jóvenes promovieron un proyecto productivo, que permitiera tener un medio alterno de trabajo, para evitar que se involucren en actividades ilícitas y crearles un espacio sano para difundir la paz. Informó que este año contarán ya con una cafetería que les financió Caritas.
Además, dijo que firmaron un convenio con las autoridades municipales, para que trabajen en las colonias con mayor índice de violencia, para que en estas vacaciones impartan un curso de verano con la temática de paz.
Pero dijo que requieren que el gobierno estatal voltee a ver este tipo de iniciativas y ver cómo se coordinan, “porque son muy efectivos este tipo de trabajos. Ya lo vimos en este laboratorio, como le llamamos, en Zumpango”, insistió.