Según el nuncio apostólico, el huracán Otis creó solidaridad y apoyo entre los ciudadanos

El nuncio apostólico Joseph Spiteri consideró que las afectaciones del huracán Otis trajeron a Acapulco, la solidaridad y el apoyo entre los ciudadanos y esa es “la belleza” que no se vio por las afectaciones causadas por el huracán.
Joseph Spiteri está en Acapulco y ayer encabezó la misa dominical de medio día en la Catedral de Nuestra Señora de la Soledad del Zócalo, donde llamó a tener fe en la resurrección luego del huracan Otis.
El representante diplomático del Vaticano estuvo acompañado por el arzobispo Leopodo González González, cuya oficina de prensa no informó a los medios de la visita a Acapulco de tan importante personaje de la jerarquía católica.
Spiteri mencionó el huracán Otis como ejemplo de la fe en la resurrección, ofreció disculpas por referirse a esa tragedia que “no nos dejó ver la belleza natural que hace famoso a Acapulco, hacía falta la solidaridad entre ustedes y la de muchos mexicanos con ustedes, hacía falta el amor de tanta gente para poder empezar a ver la vida nuevamente mas allá del dolor y del sufrimiento y poco a poco ir retormando fuerza para seguir contemplando la belleza de la naturaleza aunque profundamente herida esa naturazleza capaz siempre de renacer, de brotar”.
Este lunes el nuncio apostólico hará un recorrido por la bahía y una visita a la Virgen de los Mares, acompañado por el arzobispo. (Daniel Velázquez).

 

Dialogar con la delincuencia para pacificar al estado, recomienda también el nuncio apostólico

El nuncio apostólico y representante en México del papa Francisco, monseñor Christophe Pierre, dijo ayer en esta ciudad que se debe dialogar con quien sea necesario, incluso con los delincuentes, para alcanzar la paz.
Ayer en esta ciudad, Christophe Pierre ofició la misa al mediodía en la parroquia de San Francisco de Asís, la principal de la ciudad, por Semana Santa y para dar la bendición a Iguala que dejó en su testamento antes de ser sacrificado el mártir San David Uribe, canonizado el 21 de mayo del 2000 por el papa Juan Pablo II en Roma.
Estuvo acompañado por el obispo de la diócesis de Chilpancingo-Chilapa, Salvador Rangel Mendoza, más de 15 sacerdotes de las diferentes parroquias de esta diócesis y más de mil personas que llenaron la céntrica iglesia.
Efectivos de la Policía Federal vestidos de civil resguardaron en todo momento al representante del Vaticano y el perímetro de la parroquia.
El obispo Salvador Rangel dio la bienvenida al nuncio apostólico en nombre de todos los sacerdotes, seminaristas y religiosos, y le pidió que les diera la bendición que dejó san David Uribe.
Sin mencionar la violencia o el caso Ayotzinapa, el obispo Rangel Mendoza dijo al nuncio que en la diócesis Chilpancingo-Iguala, y en particular en esta ciudad de Iguala, “se han visto varios encuentros inconvenientes, pero nuestra fe no enclava, la esperanza en Dios no termina y estamos seguros que con esta bendición Iguala será diferente, la diócesis será diferente y nuestro estado de Guerrero será distinto. Por eso, excelencia, le damos con el corazón en la mano la bienvenida”.
En declaraciones a reporteros al término de la ceremonia religiosa, Christophe Pierre expresó a pregunta expresa que “la violencia existe en el corazón de las personas y existe en la forma de cómo nosotros nos comportamos, hay muchas violencias escondidas”.
Agregó que para la iglesia y para los cristianos el modo de luchar contra la violencia “es eliminar la violencia de nuestro corazón y trabajar para que tengamos una sociedad más justa, más fraterna y más solidaria. La violencia existe pero no hay que ser esclavos de la violencia y al contrario, hay que cambiar a la sociedad”.
A pregunta de este reportero sobre el llamado que hizo el obispo Salvador Rangel, de dialogar con los grupos e la delincuencia organizada para pacificar al estado ante la violencia, externó que “yo pienso que el diálogo, el papa (Francisco) nos lo dijo durante el viaje que hizo hace un mes, que el diálogo es el método de los cristianos, diálogo con todos para el bien, porque cuando no se dialoga, hasta dentro de una familia si no hay diálogo la familia fracasa, si no hay diálogo dentro de un municipio fracasa”.
–¿Sería válido entonces dialogar también con los delincuentes? —le planteó este reportero.
–Claro, cómo no, cómo no. En todos los lugares, el diálogo es el método para la paz —respondió.
Informó que su visita a Iguala fue por una invitación del obispo Salvador Rangel, para estar en la parroquia donde fue sacerdote San David Uribe, uno de los tres santos guerrerenses, y que en el año 2000 fue canonizado por el papa Juan Pablo II en Roma.
Su visita, dijo, fue para impartir la bendición que San David Uribe dio a Iguala a través de su testamento antes de ser sacrificado el 12 de abril de 1927, y que consideró algo muy importante de hacer memoria en la Semana Santa de los santos guerrerenses: san David Uribe, san Margarito y el beato Bartolomé Laurel, “para hacer memoria de ellos y pedir su intercesión para ayudar a las personas para vivir su vida cristiana conforme al llamado de Dios, y pedir por esta tierra, para que tengamos la fuerza y la capacidad de luchar contra el mal y contra la violencia y la corrupción, contra todos los males que puedan afectar nuestra sociedad”.
En la misa, el nuncio llamó a “abrir la puerta” de los corazones para “dejar entrar la misericordia en nuestras vidas y lograr una comunión con Dios y como consecuencia con nuestros hermanos”.
En broma, Christophe Pierre dijo que al iniciar la Semana Santa, “que para algunos es una semana para ir a la playa a Acapulco”, para ellos es una semana de reflexión y ponerse en contacto con el hijo de Dios, “por lo que no podemos perder esta semana, este momento tan importante”.
Dijo que le daba mucho gusto iniciar en Iguala el camino de la Semana Santa hacia la pascua, pasando por la pasión, la muerte y la resurrección de Jesucristo, y lanzó la invitación a todos a pedir perdón.
Dio lectura al testamento de san David Uribe, que fue párroco de la iglesia de San Francisco de Asís de esta ciudad, y detenido y sacrificado el 12 de abril de 1927.
“Declaro delante de Dios que soy inocente de los delitos que se me acusan. Estoy en las manos de Dios y de la santísima virgen de Guadalupe. Me despido de toda mi familia, amigos y feligreses de Iguala y les mando mi bendición. Pido a dios perdón y a quien yo haya ofendido”, decía el testamento.
El 21 de mayo del año 2000, el padre David Uribe fue canonizado en Roma por el papa Juan Pablo II.
Al finalizar la misa, después de la 1:00 de la tarde, el nuncio hizo el sacramento junto al obispo Salvador Rangel y los párrocos de la diócesis, y posteriormente se retiró saludando a los asistentes con los que permitió en algunos casos tomarse fotografías.