Condicionan en el hospital de la capital atención a menor con insuficiencia renal, denuncian

Juan Carlos Moreno García junto a su hijo, al término de la conferencia de prensa en Chilpancingo Foto: Jesús Eduardo Guerrero

Zacarías Cervantes

Chilpancingo

Los padres de un adolescente con insuficiencia renal crónica, denunciaron a los directivos del Hospital General Raymundo Abarca Alarcón de Chilpancingo, a la secretaria de Salud estatal, Aidé Ibarez Castro y la propia gobernadora Evelyn Salgado Pineda por negarle la atención médica.
Juan Carlos Moreno García y Dulce Violeta Vázquez Rivera, informaron en conferencia de prensa que debido a las denuncias que han llevado incluso al ámbito nacional e internacional, ahora quieren iniciarle el tratamiento a su hijo, pero a condición de que retire las quejas, lo cual rechazaron.
A Kalef Moreno Vázquez, de 17 años de edad, le diagnosticaron hace un año y nueve meses insuficiencia renal crónica en el hospital Raymundo Abarca Alarcón, pero según el padre del joven lo hizo un médico general, no un especialista y le declaró fase terminal, aun así le aseguró que “ya no tenía posibilidad de vida, que se lo llevaran a su casa”.
Pero Juan Carlos contó que su familia es muy numerosa y unida y mediante cooperaciones de todos pudieron brindarle una atención privada en la Ciudad de México, debido a que aquí en el hospital y en la Secretaría de Salud municipal nunca le quisieron ayudar, “me negaron todo tipo de atención”, denunció.
El padre del joven declaró que en la Ciudad de México le colocaron un catéter a su hijo y lo estuvieron atendiendo hasta que se quedaron sin dinero y se deshicieron de sus bienes.
Informó que hace cinco meses regresaron a Chilpancingo y al Hospital General Raymundo Abarca Alarcón donde nuevamente les dijeron que ellos no atienden estas terapias porque son muy caras y que no cuentan con equipo ni medicamento.
Indicó que quisieron hablar con el director, pero nunca lo han encontrado y fueron a la Secretaría de Salud estatal, donde la titular Aidé Ibarez Castro les dijo que no podía hacer nada, que no estaba en sus manos porque es un proceso muy caro. Aseguró que la petición fue por escrito y la respuesta de la funcionaria igual.
Por enésima vez intentaron en el hospital general, y después de cinco intentos sólo le aplican suero de solución simple.
Juan Carlos Moreno aseguró que en el nosocomio nunca les hablaron ni les propusieron un trasplante o el traslado a un hospital de tercer nivel, porque “no hay coordinación ni con el área de Trabajo Social”.
Explicó que cuando la familia del paciente se enteró que del hospital pudieron hacer un trasplante o canalizarlo a un hospital de tercer nivel, presentaron una denuncia en contra del director José Antonio Ramírez Ríos, en contra del médico Bernardo Figueroa Flores, contra el área de Trabajo Social y contra la nefróloga, “que es una persona muy déspota y prepotente”.
Después de la denuncia, según el padre del paciente, del hospital lo mandaron a traer un catéter que cuesta 14 mil pesos, y lo anduvo buscando “en todo Guerrero” y no lo encontró.
Posteriormente, en Morelos, les dijeron que fuera a la clínica Humana en donde se lo podían elaborar, “y resultó que esa clínica es de la nefróloga Salinas, que trabaja en el hospital Raymundo Abarca Alarcón”.
“Nos dio un coraje, impotencia, rabia, al saber que nos estaban recomendando un medicamento que ellos si lo tienen”.
Informó que derivado de toda esa negativa de atención, negligencia, y hasta tentativa de homicidio contra su hijo, presentó una queja primero ante la Comisión Estatal de Derechos Humanos, después ante la Comisión Nacional (CNDH) y ya llegó hasta la “Corte Internacional de Derechos Humanos”.
Aseguró que también denunció el caso ante la Presidencia de la República, “así es que si esperaban callarme o hacerme algo yo hago responsable a Aidé Ibarez Castro, a José Antonio Ramírez Ríos, a Trabajo Social, a Bernardo Figueroa, a la nefróloga Salinas, así como a la misma gobernadora que nos ha negado toda atención, a pesar de que le hemos mandado oficios”.
Contó que derivado de las denuncias, el 23 de agosto los llamaron a una cita médica en el consultorio 4, pero cuando estaba en espera, resultó que los directivos habían “armado” una reunión al que lo mandaron llamar con los escoltas del director del hospital.
“Hay una reunión, mi jefe quiere hablar contigo y eres el único que falta”, le dijo uno de los guardias y cuando le respondió que él no sabía de ninguna reunión y que iba a una consulta, el médico que iba a atender a su hijo, le explicó que no lo podía recibir que mejor fuera a la reunión.
Explicó que al llegar a la sala de la reunión se encontró que hasta personal de la Comisión Estatal de Derechos Humanos había, “a quien le confiamos nuestra seguridad y nos sentíamos abrazados”.