Insisten en que se retire el cura de San Miguel Tecuiciapan por dividir al pueblo

Oracio Lagunas Iguala Habitantes de San Miguel Tecuiciapan pidieron al obispo de la Diócesis Chilpancingo-Chilapa, Efrén Ramos Salazar, que retire del lugar al sacerdote José Hurtado Mónica, porque con engaños dividió al pueblo y eso podría provocar un enfrentamiento entre feligreses.

El llamado también lo hicieron porque el sacerdote se emborracha y es muy agresivo, y ya atropelló con su camioneta, el 4 de mayo, a la señora Gregoria Rodríguez Guevara; asimismo en septiembre de 2003 amenazó con una pistola a un joven y le dijo a un principal que su mujer le ponía los cuernos.

Según Guillermo Alvarez Nicanor, líder del Consejo Guerrerense 500 Años de Resistencia Indígena (CG500ARI), y en representación de habitantes de San Miguel Tecuiciapan, unos pocos feligreses apoyan al sacerdote de manera incondicional.

“Pero lo hacen bajo engaños y durante sus homilías en más de una ocasión ha derramado lágrimas, diciendo que de verdad está arrepentido, pero a la vuelta de unos días vuelve a caer en lo mismo”.

De las lesiones provocadas a la mujer que arrolló, el sacerdote negó que él hubiera sido “y cuando se recurrió al comisario municipal Celso Alvarez Guevara este argumentó que se trataba del sacerdote del pueblo, que lo dejáramos en paz porque es el sacerdote del pueblo”.

Ocho días después del accidente, el 12 de mayo, el cura regañó al señor Jaime Villamar, uno de los principales del pueblo, a quien le aseguró que su esposa lo hacía tonto porque estaba curado con oreja de burro para que no protestara, “y que seguramente se iba a enojar hasta que el sacerdote estuviera encima de su mujer. Si embargo esto llegó a oídos de la señora y fue a reclamarle al sacerdote”.

Alvarez Nicanor recordó que en 2003, bajo los efectos del alcohol, Hurtado Mónica amenazó con una pistola a un joven por no ir por más bebida y continuar su borrachera.

Dijo que el sacerdote “se ha vuelto muy cizañoso al promover la confrontación entre los mismos feligreses y lo peor de todo, entre familiares”.

“Por ejemplo hace unos días provocó una confrontación, primero verbal, entre las hermanas Adelfa (incondicional del sacerdote) y su hermana Antela, de apellidos Jiménez, y luego éstas se liaron a golpes ante la complacencia del sacerdote y no intervino para nada”, reveló.

El líder indígena aseguró que en dos ocasiones han presentado testimonios y pruebas de las actitudes del sacerdote a Ramos Salazar, “pero está cerrado a todo comentario o queja de la gente”.

“Por eso hacemos un llamado desde este medio a que el obispo evite un probable enfrentamiento que puede derivar en un hecho más grave que el de Cualac, porque aquí el número de muertos puede ser mayor”, alertó.

Exigen indígenas la salida del cura de San Miguel Tecuiciapan

Bebe mucho, anda armado y en su camioneta trae pistola y una hacha, además de que ha agredido a varias personas, denuncian habitantes de esa población nahua de la zona Norte

Zacarías Cervantes Chilpancingo Indígenas nahuas de San Miguel Tecuicipan, municipio de Tepecoacuilco, emplazaron la noche del miércoles al sacerdote de ese lugar, José Hurtado Mónico, para que atienda su problema de alcoholismo que lo ha llevado a cometer agresiones, atropellos y amenazas en contra de los pobladores, o que se vaya de ese lugar.

Y es que, según el dirigente del Consejo Guerrerense 500 Años de Resistencia Indígena (CG500ARI), Guillermo Alvarez Nicanor, los habitantes de San Miguel Tecuiciapan no quieren vivir el caso del sacerdote de Cualac, Lorenzo Cuéllar Vázquez, quien asesinó a balazos al alcalde de Xalpatláhuac, Lorenzo Ruiz Villarreal.

Indicó que el cura Hurtado Mónico, que atiende la iglesia de San Miguel Tecuiciapan, actúa igual que el sacerdote Cuéllar Vázquez: se emborracha continuamente, anda armado con una pistola y en su camioneta trae un machete y un hacha de carnicero, pero que también es agresivo con sus feligreses a quienes ha llegado, incluso, a amenazar con pistola.

Alvarez Nicanor denunció que desde los primeros días que llegó, el sacerdote agredió a golpes –en estado de ebriedad– al ciudadano Jaime Villamar, y que han sido constantes sus pleitos callejeros con los jóvenes de la localidad cuando anda en borracho.

Dijo que el mes pasado el clérigo atropelló y lesionó a la señora Gregoria Rodríguez Guevara, cuando manejaba con exceso de velocidad y borracho su camioneta.

También a finales de abril, Hurtado Mónico amenazó con una pistola al joven Jorge Irineo Ortiz, a quien fue a buscar hasta su casa para agredirlo.

El dirigente del CG500ARI detalló que frente al joven, el cura cargó con los cartuchos su pistola y después le apuntó al pecho con intenciones de dispararle, pero que la abuela de Irineo Ortiz le suplicó que no lo matara y que se fuera de su casa.

El último incidente sucedió la noche del miércoles pasado, en el curato de la parroquia, donde resultó lesionada la señora Anselma Jiménez.

Según Alvarez Nicanor, quien presenció los hechos, la mujer fue a reclamarle al padre                       Hurtado Mónico por el hecho de que días antes, en estado de ebriedad, insultó a su marido, a quien le dijo que “era un burro y que se dejaba que lo manipulara su mujer; tu vas a despertar hasta que tu mujer ande montada sobre ti”, le abría dicho en aquella ocasión.

Sin embargo, dijo que una feligrés, incondicional del sacerdote, la comenzó a agredir hasta que Anselma Jiménez cayó al suelo y fue auxiliada por el propio Alvarez Nicanor, y la llevó a su domicilio.

Informó que tras estos hechos se integró una comisión de 10 personas y fueron a hablar con Hurtado Mónico, a quien le advirtieron que debe de atenderse de su problema de alcoholismo para evitar que siga agrediendo a los pobladores, o que de lo contrario se vaya del pueblo porque en esas condiciones ya no lo quieren.

Añadió que hace aproximadamente dos meses acudieron a hablar con el obispo de la diócesis Chilpancingo- Chilapa, Efrén Ramos Salazar, para pedirle que les cambie a ese cura, pero que los atendió en su representación el sacerdote Antonio Cervantes, “y o no nos creyó o esta situación es normal para ellos, porque no nos respondió nada y no se ha corregido la actitud del sacerdote”.

También señaló que en todos los casos en los que el clérigo ha agredido a los ciudadanos han acudido con el comisario, Celso Alvarez Esteban, pero que éste también se niega a intervenir con el argumento de que “no podemos hacer nada, es el padrecito, dejen que se arreglen ellos (los agredidos) con él”.

Alvarez Nicanor indicó que el sacerdote bebe ya sea en el curato de su parroquia o en las cantinas del pueblo, y que conduce su camioneta a alta velocidad, incluso por su estado alcohólico “ha dejado plantadas” a familias que van a bautizar, o a quienes van a casarse.

Dijo que en su camioneta el clérigo trae una pistola, un machete y un hacha, “de esas que usan los carniceros”.

También dijo que en contra de la voluntad de la mayoría del pueblo pretende destruir parte de la iglesia que representa un patrimonio cultural, porque fue construida aproximadamente en el siglo XIV.