Tiene 15 días de nacida la más joven de las refugiadas en Chichihualco; escasean los alimentos

Aspecto del refugio instalado en el auditorio municipal de Chichihualco, donde llevan más de 20 días familias desplazadas por la violencia de la Sierra, quienes demandan seguridad para poder volver a sus pueblos -Foto: Jessica Torres Barrera
Recién nacida que vive en el refugio instalado en el auditorio municipal de Chichihualco, junto a su joven madre, quien 7 días antes de dar a luz huyó de la violencia en su pueblo y por la falta de médicos que la atendieran en el parto, abraza a su pequeña de 15 días de nacida -Foto: Jessica Torres Barrera

 

Asustada por los disparos que se escucharon la tarde del 11 de noviembre cuando la Policía Comunitaria de Heliodoro Castillo (Tlacotepec) tomó Filo de Caballos, municipio de Leonardo Bravo (Chichihualco), una joven embarazada abandonó su pueblo, Carrizal. Siete días después, el 18 de noviembre su hija nació y es la primera bebé nacida en un refugio para desplazados por la violencia.
Desde entonces la joven madre pasa los días en el auditorio municipal de Chichihualco igual que el resto de las demás desplazadas, sin atención médica, sin pañales para su hija, sin ropa apropiada y duerme en el piso con su bebé en brazos.
Ayer contó que el 18 de noviembre tuvo que trasladarse del auditorio municipal de Chichihualco, en donde está refugiada, a Iguala para tener a su hija en el hospital general de esa ciudad, porque allá vive su abuela y le ofreció alojamiento.
Sin embargo dijo que apenas dio a luz se regresó al refugio con la intención de estar pendiente del momento en que los regresen a sus pueblos, porque ella ya no quiere seguir viviendo fuera de su casa, “allá bien que mal nos sentimos más cómodas que aquí viviendo entre el montón”, dice mientras sentada en un banco amamanta a su hija recién nacida.
La joven madre, no mayor de 20 años, expuso que el 11 de noviembre salió de Carrizal asustada porque escuchó los disparos en Filo de Caballos, al momento que entraron los policías comunitarios, y porque muchas familias de ese pueblo pasaron por allí asustadas rumbo a Chichihualco.
Ella pensó que en cualquier momento podría dar a luz y que como en Carrizal estaba cerrado el centro de salud y a Filo de Caballos ya no podría ir, abandonó su pueblo para irse a refugiar a Chichihualco.
Su madre, que la acompañaba ayer, lamentó la situación en que se encuentran las tres y demandó a las autoridades que hagan algo para que puedan regresar a sus casas.
Dijo que a su nieta solamente le aplicaron las vacunas cuando nació y ya no la ha vuelto a revisar ningún médico, igual que a su hija recién parida, porque no hay médicos que atiendan a los desplazados. “Afortunadamente mi nietecita nació muy sana, no se nos ha enfermado, si no imagínese, cómo le haríamos”, se quejó la abuela mientras alternaba miradas de ternura a su nieta y a su joven hija, en medio del resto de mujeres y niños desplazados de sus pueblos debido a la violencia.
En el auditorio municipal ayer había desplazados que llegaron desde el 11 de noviembre, cuando irrumpieron los comunitarios en Filo de Caballos, también los que han ido llegando en los días posteriores.
Los más recientes fueron los del viernes que llegaron de Los Morros, aunque todavía ayer en la mañana dos hombres adultos se incorporaron al grupo de desplazados luego de que salieron de Filo de Caballos, aprovechando la presencia de policías ministeriales que fueron a ese pueblo, en donde los dos hombres estaban en contra de su voluntad, obligados por los comunitarios.
Entre los desplazados menudearon las críticas ayer. Denunciaron que el gobierno estatal los ha abandonado, no solamente en cuanto a la seguridad que no les garantiza para que regresen a sus pueblos, sino en cuanto a los apoyos para que sobrevivan.
Un hombre adulto dijo que después de más de dos semanas personal del gobierno del estado les llevó la noche del viernes (cuando llegó otro grupo de desplazados) 50 despensas, “¿pero usted creé que esto nos va a alcanzar?, esto nos dura apenas para un día o dos, tomando en cuenta que somos más de 500”, dijo.
También denunció que en los paquetes de despensa van muchas cosas que no comen, como el huevo en polvo, “que se nos hace masa en la boca, y no pasa, y si alguien tiene diabetes con eso se muere”.
Agregó que en los 21 días que llevan han sobrevivido gracias a la solidaridad de la gente de la cabecera municipal o de otros pueblos, “sólo así vamos comiendo a veces, pollo, frijol, arroz, sardina o atún, pero no siempre alcanza para toda la gente y los que se quedan sin comer se enojan”.
Informó que los primeros días hacían colecta entre los mismos desplazados para comprar otro tipo de alimento, pero se han quedado sin dinero y ahora se aguantan con lo que hay. Los hombres adultos han solicitado que el gobierno los apoye incorporándolos al programa de empleo temporal para que tengan algún ingreso, “podemos trabajar en la limpieza de la carretera de aquí a Chilpancingo, para que tengamos algún ingreso y nos distraigamos cuando menos, pero ni en eso quieren apoyarnos”, reprochó uno de ellos.
Otro denunció que los funcionarios están engañando al gobernador, “por eso le hemos pedido por escrito que venga personalmente a platicar con nosotros”, pues dijo que el secretario de gobierno, Florencio Salazar, el subsecretario Martín Maldonado y la delegada de gobierno, Norma Yolanda le han informado que sólo son 70 los desplazados. “Pedimos que venga el gobernador personalmente a ver cuántos somos y cómo vivimos”, exigió.