Hay un “fanatismo rebasado” que lleva a la violencia a los feligreses de Apango, dice el obispo

El obispo de la diócesis Chilpancingo-Chilapa, Salvador Rangel Mendoza informó que la inconformidad de la reubicación del sacerdote de Mártir de Cuilapan es por un “fanatismo rebasado” de los feligreses que lo apoyan, quienes bloquearon la parroquia de Apango y seis capillas más de la cabecera municipal, pero será cambiado.
Recordó que hace un mes en su visita a Atliaca, los feligreses lo retuvieron durante 3 horas dentro de una capilla para exigir que el sacerdote Carlos Cristino Luna no sea reubicado, “me parece preocupante, ya que el fanatismo de los feligreses los está conduciendo a una conducta de violencia extrema”.
Entrevistado en sus oficinas del obispado en la capital, Rangel Mendoza dijo que la decisión de reubicar al sacerdote Cristino Luna de Apango es irreversible, y será trasladado en los próximos días a la parroquia de San Martín Caballero de Acamixtla, municipio de Taxco.
Explicó que la decisión de remover al sacerdote fue a causa del fanatismo que manifiestan los feligreses hacia Cristino Luna, y sostuvo que durante una reunión privada le comunicó el decreto, “sin embargo, el sacerdote se lo reveló a la gente”.
Recordó que hace un mes durante una visita a Apango para realizar una procesión de dos horas en el pueblo, al terminar y retirarse a los ornamentos en la sacristía “los feligreses entraron y me encerraron”.
Indicó que solicitó salir de la oficina para ir al sanitario, “y me percaté que el sacerdote estaba cerrando las cadenas del portón de la sacristía, mientras los pobladores me exigían que el párroco se quedara, todo estaba orquestado y calculado”, expuso.
Rangel Mendoza reconoció que este incidente influyó en la decisión de remover al párroco, así como el “exagerado” fanatismo que los feligreses profesaron en ese momento al sacerdote, “escuché las oraciones que hacía todo el pueblo, ya que era la procesión del Santísimo Sacramento, pero escuchaba a la gente echarle porras al padre en vez de hacer oraciones, es ahí donde confirmé que hay un excesivo fanatismo”.
Recalcó que si sigue el fanatismo en Atliaca y Apango será peligroso, ya que las mujeres acuden a la iglesia con la cabeza cubierta, se hincan para recibir el sacramento y hay separación de hombres y mujeres, “esto ya me está sonando a un cierto fanatismo, incluso los de Atliaca me entregaron cartas con mensajes groseros y ofensivos, según son personas evangelizadas, pero a mi se me hizo un acto totalmente ofensivo”.
Agregó que la conducta de los feligreses no es la correcta, ya que la iglesia no actuará por presiones y tampoco con amenazas, aunque reconoció que detrás de los protestantes hay intereses ajenos, “que desconozco por qué ocurran”.
Del bloqueo en la parroquia de San Francisco de Asís en Apango y en capillas de las comunidades de Zotoltitlán, Hueyitlalpan, Ahuexotitlán, Xicomulco, Tebernillas y Aixcualco, desde el domingo pasado, donde fueron suspendidos los servicios religiosos, Rangel Mendoza dijo que esta reacción obedece a “movimientos primarios”.
Señaló que en su visita a Apango comunicó a los religiosos el cambio del nuevo sacerdote del Santuario de los Mártires de Taxco, “cuando necesiten alguna celebración yo tengo el personal que los atienda, los sacerdotes deben disciplinarse como en el ejército o en la escuela”.
-¿Entonces, debido a los conflictos no teme por la integridad de los nuevos párrocos en Apango?
-En mi opinión los feligreses que protestan no pertenecen a una autentica evangelización, ya que deberían ser tolerantes, honestos y perdonar al prójimo, personalmente sí temo por la integridad del párroco nuevo, le daré posesión en otro lugar, posiblemente en Tixtla.
Rangel Mendoza expuso que el “modus operandi” en Guerrero es protestar, “sin embargo, ellos no tienen autoridad para cerrar las iglesias, son edificios federales y el responsable de esas iglesias es el obispo y el párroco que yo pongo, de cierta manera están quebrantando las normas federales, pero también son católicos y cristianos y yo estoy dispuesto a escucharlos, a dialogar con ellos, siempre y cuando acaten lo que yo estoy ordenando porque hay un orden en la iglesia, yo no caeré en su juego”, dijo.
-Pero siguen tomadas las capillas y la parroquia de Apango ¿Cuál es la solución?, preguntó este reportero.
-Si verdaderamente son católicos todos deben tener disciplina, si ellos quieren un servicio tengo a los sacerdotes preparados para lo que quieran consultar, sin embargo, yo fui a hacer la procesión y descubrí que era una trampa.
Acerca de la petición de los inconformes para reunirse con él, Rangel Mendoza dijo que la única manera será dialogar con una comisión, ya que una multitud generaría violencia, “si ellos solicitan reunirse conmigo, de manera decente y ordenada, yo estoy con las puertas abiertas a dialogar, pero piden que Atliaca no pertenezca a la parroquia de Apango, y que se quede el sacerdote, quieren dialogar pero ya tienen las soluciones, y no estoy de acuerdo”.
-¿Y no teme usted un conflicto armado?
-Hay un grave problema de inseguridad, donde muchos delincuentes están infiltrados, tengo el conocimiento de que en esa zona están irrumpiendo grupos armados, y en asuntos como éste puede mezclarse el fanatismo y la delincuencia, yo veo esto como posibilidad muy real y ante todo debo deslindar a la iglesia.
Reveló que a causa de todos los problemas surgidos, el sacerdote hace pocos días solicitó su reubicación de Atliaca, “ya que no aguantaba a los feligreses”.
-¿Entonces por qué hay tanto fanatismo, si el párroco finalmente se quiere ir? ¿Cuál es su interés?
-Es un doble juego y una irresponsabilidad del padre, públicamente él me dijo que quiere salir de Atliaca y aún permanece ahí, yo creo que le falta sinceridad y está jugando doble.