En Hornos Insurgentes y la Progreso siguen vecinos limpiando sus casas y calles

Vecinos de la colonia Progreso caminan entre la basura acumulada de arboles y escombro; la imagen, en la calle Jalapa Foto: El Sur

Aurora Harrison / Ramón Gracida Gómez

A un mes del huracán Otis, en el fraccionamiento Hornos Insurgentes y la colonia Progreso los vecinos siguen con labores de limpieza en sus viviendas, que resultaron dañadas por los fuertes vientos que rompieron ventanas y la lluvia mojó muebles; además, reabren pequeños comercios en medio de montones de basura.
En la calle Tesoro Perdido, en Hornos Insurgentes, hay escombro y troncos de árboles caídos, que fueron tirados por los vientos de más de 300 km/h que provocó el huracán, también hay láminas y bardas colapsadas.
La colonia se encuentra cerca de la avenida Cuauhtémoc, frente del Ayuntamiento. Ahí hubo árboles caídos, postes de luz y algunos vecinos de esa colonia hicieron guardias nocturnas, cuando no había luz, para que no se metieran a sus casas.
Por estos días ya cuentan con el servicio de energía eléctrica y los vecinos ya no hacen las guardias, pero todavía hay escombros tirados, láminas y acumulamientos de basura.
Los vecinos están levantando sus escombros y rehabilitando los daños que tuvieron en sus casas.
Es el caso de América del Río, quien vive en esa colonia, y desde hace un mes está limpiando su casa. Por ello levanta los muebles que mojó la lluvia, pero no ha podido cubrir las ventanas que tiró Otis.
Cuenta que este huracán “los acapulqueños, los que sobrevivamos, con el tiempo nunca se nos va olvidar. Como yo, que viví el ciclón Tara en Zihuatanejo, que no dejó ni una casa, nada más que aquí fue en todo Acapulco”.
En los cuartos de su vivienda se rompieron las ventanas por la intensidad del aire, pues en su mayoría tienen ventanas grandes de vidrio. Un árbol de mango también se cayó, tiró una parte de la barda de su casa y movió un librero grande que estaba en uno de los cuartos.
Recordó que desde el anuncio del huracán “sabíamos que iba estar intenso, pero nunca pensamos que fuera ser tan intenso y que afectará toda la infraestructura de Acapulco”.
“Nos salimos a tiempo de la casa, que tiene cristal en todas las habitaciones. Mi hijo estaba en su cuarto con su esposa, y ahí fue donde el primer vidrio explotó. Fue muy feo”, recordó de esa noche en que impactó el huracán.
Agregó que se salió de su casa con su hijo, su nuera y sus nietas, que se refugió con una vecina y al siguiente día, el miércoles 25 de octubre, cuando salió “no se podía pasar, había troncos de árboles. La puerta de la cochera se daño, fue muy duro”.
Aunque ha pasado un mes, todavía la invade la tristeza, “no por las cosas materiales, porque esas, aunque con mucho trabajo se pueden reponer. La casa, la estás viendo, se cayó la cantina de allá arriba. El árbol que está aquí adentro, no lo quise tirar porque soy ambientalista, defendí el parque Papagayo. Siempre me dijeron que tirara el árbol, ¿cómo lo voy a tirar? Cuando todo mundo sabemos que los árboles son vida”.
“No hay ni una casa que no tenga daños, esto es imborrable para las generaciones que vienen. Van a pensar que nada más estamos exagerando. La verdad que en Acapulco cuando dicen el Paulina, lo viví también y hubo daños, pero fue una franja. Aquí fue en todo Acapulco”, dijo América del Río.
Dijo confiar en que este huracán “nos enseñe a todos ser más solidarios, más hermanos, más comprensivos, no estar peleando, discutiendo. Mucho menos por rencillas políticas, porque cada quien tiene su forma de pensar, su forma de sentir”.
Mencionó que su amigo “Armando Carmona. Él me contó que se atrincheraron en un cuarto y que metieron un mueble, para que no se les viniera la puerta. Fue una cosa muy fea. Ojalá que se entendiera que desnudos venimos y desnudos nos vamos”.
La vecina agradeció a los trabajadores de la Comisión Federal de Electricidad, “porque vinieron de todas partes, el gobierno federal y estatal nos apoyaron muchísimo”.
Pretenden normalidad en la Progreso

En la colonia Progreso los vecinos pretenden regresar a la normalidad, con pequeños comercios abiertos en medio de montones de basura, que obstaculizan calles enteras y expiden olores fétidos insoportables.
Las avenidas principales, como Baja California y Niños Héroes, están despejadas de los desechos de las casas y los escombros. Pero en otras vialidades importantes, como la calle Oaxaca, se reducen a un solo carril por los pequeños cerros de bolsas, ramas y hojas acumuladas, que se extienden por varios metros.
Ahí, en la calle Oaxaca, que es una prolongación de la Baja California y que desemboca cerca del mercado de la Progreso, tiene un movimiento constante de personas, que son los vecinos que viven en las calles aledañas y que van a comprar tortillas de un pequeño puesto, que apenas y resalta por el ruido de la máquina entre los montones de hojas y ramas tiradas.
En un recorrido a mediodía de este viernes, cuando se cumple un mes del paso de meteoro que devastó el municipio, se pudo observar que pepenadores de un camión de basura recogían los desechos en la esquina de la calle Jalisco con Ignacio Vallarta, cerca del mercado chilapeño.
En esa misma calle hay desechos de basura, también esparcida en pequeños puntos negros en la vialidad, donde la gente camina a un costado y acude a comprar paletas de hielo en helados Koldi, para refrescar el paladar en estos días de intenso calor. Un camión de la CFE interrumpió el paso por varios minutos.
En este mercado aún se observa la acumulación de basura, que convive con los puestos de fruta y las carnicerías que están abiertas, donde ofrecen sus productos a unos metros de los desechos del mismo mercado y de los vecinos de la colonia Progreso.
El olor fétido se intensifica en la calle Durango, a un costado de la iglesia de San Cristobal, donde hay puestos de frutas y verduras, así como de artesanías y plantas.
Las moscas rondan en las bolsas de basura, que están manchadas de color blanco por la cal puesta sobre ellas, para aminorar el proceso de descomposición de los productos lanzados a la intemperie.
Un caso contrario es el mercado de la Progreso, que a pesar de tener un enorme contenedor a un costado, luce limpio y este viernes había mucha gente comprando diversos productos y desayunando adentro, de forma que no parece estar dañado por el meteoro de hace un mes.
Sin embargo, en la calle Jalapa, que conduce a la Unidad Deportiva de Acapulco, es tanta la basura a lo largo de la vialidad que cruza con otras calles, que los carros deben esquivar los montones de desechos como un pequeño laberinto hacia el final de la calle.
En la esquina con la calle Durango se encuentra abierta una pequeña fonda de comida, de la que salió un trabajador a comentar que nadie ha pasado recoger la basura y cuando un camión se llevó las bolsas de la otra esquina, no se quiso llevar los desechos de esta parte de la calle, sin un costo de por medio.
Otro escenario es el de la avenida Baja California, que en el primer día después del huracán, tenía un poste atravesado casi en la esquina con la avenida Michoacán, que impidió el cruce de los coches. Ahora, los pequeños comercios que se encuentran a lo largo de la vía, que conecta con la zona de hospitales, están abiertos, y son purificadoras y juguerías, como la conocida Susy.
La limpieza de las avenidas principales también se repite en la Niños Héroes, donde hay un intenso tráfico en el sentido hacia la avenida Cuauhtémoc. Ahí se observó el constante paso de las personas, en los primeros dos días tras Otis, que acudían a llevarse los productos de los supermercados Aurrerá y Soriana de la avenida Costera.
En la avenida Cuauhtémoc, en el tráfico que siempre se ha formado cerca de la Vía Rápida, la basura se acumula en ciertos puntos, como en la calle Manuel Acuña, donde están abiertos los puestos de venta de ropa. Las bolsas están en la orilla y no interrumpen el paso de los vehículos.
En la calle Tamaulipas vive Daniel Chavarría, quien aeveró que el huracán fue “catastrófico”, porque afecto a todos los acapulqueños en sus viviendas, por la intensidad de los vientos.
“Como siempre se hacía lo mismo, que Protección Civil decía que no salieran, que porque iba a llover, que habría un ciclón, y no pasaba nada, la gente se confío y no tomó precauciones. Si hubiéramos tomado las precauciones, hubiéramos recuperado más de lo perdimos”, dijo el vecino, quien mostró su vivienda dañada.
En varios puntos de esta colonia popular, a un mes de Otis, hay zonas en donde todavía no tienen servicio de agua potable y todavía hay escombros.
“Para mí fue espantoso. Yo me encontraba en una funeraria, me toco ver cómo unos cristales blindados los quebraba, los colapsaba. El viento fue tan fuerte, que nos tuvimos que introducir en el área donde estábamos velando a la persona. Quiero decir que para mí fue un miedo terrible”, dijo el vecino.
Su casa, de más de tres pisos, resultó afectada porque toda la parte de arriba se le voló, el techo, las ventanas y también se mojaron sus muebles y colchones. Además, se cayó un árbol que estaba cerca de su casa.

Funciona un templo sin permiso en una calle de Hornos Insurgentes, denuncian

Karina Contreras

Vecinos de la calle Mediterráneo, del fraccionamiento Hornos Insurgentes, piden la intervención de la Dirección de Gobernación municipal para que acuda a cerrar una casa habitación que funge como templo, llamado Vida Abundante, pues causan mucho ruido afectando a las demás personas que habitan ahí.
Los vecinos comentaron que en la misma calle, que es cerrada, ya hay una iglesia. Señalaron que los fines de semana hacen mucho ruido, sobretodo los domingos, cuando lo que quieren es descansar.
En un oficio enviado a la alcaldesa Abelina López Rodríguez, los vecinos señalan que en ese fraccionamiento se encuentran la “absurda cantidad de cinco lugares destinados para culto, sin contar con el indebido establecimiento, de los autodenominamos Vida Abundante, ubicada en la casa habitación marcada con el número 16 de la calle Mar Mediterráneo, mostrando que no es una necesidad de los habitantes, dando indicios de que es una especie de negocio”.
Los vecinos, en el documento, se quejan de que en ese templo sus cultos lo hacen en horas de descanso para los que viven en la zona, pero, además, los que acuden al lugar invaden con automóviles las calles.
Los vecinos señalan que tienen conocimiento de que no cuentan con ningún permiso para la instalación de esa Iglesia, pero aún así hacen sus cultos.
Agrega el oficio que ya ha acudido personal del Ayuntamiento, pero no saben porqué no han clausurado este establecimiento, cuando no cuenta con licencia de funcionamiento o permiso alguno que otorga el gobierno municipal.
Para finalizar, piden a la alcaldesa su intervención para que se dé solución al problema que aqueja a los vecinos de dicha calle, cuando las personas celebran sus cultos.
La vecina Lorena Sánchez comentó que ya han acudido a Gobernación, para entregar oficios y poder una respuesta, pero es la hora que no les hacen caso y por eso piden la intervención de la alcaldesa, porque en esa calle vive mucho adulto mayor y personas enfermas que necesitan estar en tranquilidad.