Para ser el primero de la fila y recibir la vacuna anti Covid se necesita más que madrugar, relatan

En el último día de la aplicación de la segunda dosis de la vacuna anti Covid para adultos de 50 a 59 años en la capital del estado conti-nuaron las largas filas y aglomeraciones en las inmediaciones del Instituto Tecnológico de Chilpancingo Foto: Jesús Eduardo Guerrero

Zacarías Cervantes

Chilpancingo

Para ser el primero de la fila y recibir la vacuna anti Covid se necesita más que madrugar. Margarita Catalán llegó a las ocho de la mañana del domingo a apartar su espacio, durmió en la entrada del Instituto Tecnológico de Chilpancingo (Itech)y sólo así, a las 10 de la mañana de ayer lunes fue la primera que entró a las instalaciones a recibir la segunda dosis del antígeno.
En el último día de la aplicación de la vacuna a los adultos de 50 a 59 años de edad en Chilpancingo, cuyos apellidos comienzan con las letras de la S a la Z, aún prevalecieron las aglomeraciones y el hacinamiento en la larga fila en la que no se respetó la sana distancia, aunque la mayoría portaba cubrebocas.
Además, aún privó la confusión y la desinformación entre las personas que acudieron por su vacuna.
“Pero vale la pena; el desvelo, el frío y el ayuno son lo de menos, esta es una muy buena inversión de tiempo y esfuerzo para tu salud”, opinó David, un adulto de 75 años que no se vacunó en la etapa que le correspondió porque en esos días falleció su esposa precisamente de Covid-19, y entre la depresión y el miedo a salir a la calle se le fueron pasando los días.
David también fue uno de los primeros, aunque en su caso su hijo se formó por él a las 9 de la noche del domingo para apartarle el espacio y ayer a las 8 de la mañana llegó para ocupar su lugar.
Margarita contó que a ella le tocaba el jueves con los de los apellidos que inician con las letras de la A a la “C de Catalán”, pero ese día llegó después de las 10 de la mañana y ya no alcanzó. Contó que el viernes pensó que habría menos gente y se fue a las 2 de la tarde pero tampoco alcanzó. Ante ello el sábado pidió permiso a sus patrones para faltar a su trabajo ayer lunes y el domingo a las ocho de la mañana se fue a plantar a la entrada del Instituto Tecnológico, y sólo así logró ser la primera.
A la hora que salió Margarita, antes de las 11 de la mañana, unas 4 mil personas permanecían formadas en una fila que serpenteaba por casi 3 kilómetros de varias calles cercanas a la institución educativa.
En las calles cercanas al centro de vacunación los vecinos habilitaron baños públicos y cobraban cinco pesos por el servicio, vendedores ambulantes ofrecían café, atole, tortas, sándwiches, tacos, tamales y aguas.
También hubo vecinos solidarios que sacaron sillas a la banqueta, otros instalaron garrafones de agua con vasos desechables y algunos ofrecieron café o té por tres pesos, sólo para recuperar el costo.
En tanto, los de la fila avanzaban cargando bancos, sillas, mecedoras, sombrillas y su fe en la vacuna contra el Covid, causante de muchas tragedias.

El mismo David contó la suya…

En casa de David vivían su esposa, él, uno de sus hijos con su esposa y dos nietos. Él y su esposa se negaron a salir a la calle desde finales de mayo del año pasado, todavía el 10 sus hijos y nietos le festejaron el Día de las Madres a Carmela, su mujer, “pero pasando eso ya no hubo fiesta ni salidas para nosotros”.
Contó que en diciembre aunque sus hijos se reunieron a celebrar por separado, él y su mujer prefirieron no acompañarlos, “Carmela le tenía mucho miedo la pobrecita a esta enfermedad, decía que quería morir de lo que fuera, ‘menos de no poder respirar y aislada como perro, a eso sí le temo’, me dijo una vez”, contó, mientras revisaba sus documentos dentro de un sobre amarillo, a unos metros de la entrada del Itech.
Dijo que se confiaron porque a finales de febrero pasado “se sabía que estaban disminuyendo los casos y pensamos que ya nos habíamos salvado”, entonces uno de sus hijos cumplió años y fueron todos a felicitarlo. Se reunieron entre 25 y 30 familiares, entre ellos su esposa y su hijo que vive en su casa con su familia.
Relató que nunca supieron quién de todos los que fueron a la fiesta iba contagiado, “el cuento es que como a la semana cayó enferma mi nuera, a los dos o tres días mi mujer y a las tres semanas murió mi nuera y a la semana siguiente mi pobre mujer”.
Con voz apagada y mirando el piso, se lamentó: “Nos quedamos solos mi hijo y yo, él, menos mal, está joven, pero yo, mejor también me hubiera contagiado y me hubiera ido, pero mire, no me pasó nada y eso que fui el que anduve llevando y trayendo a mi mujer”.
Aseguró que del resto de su familia sólo se contagió otro de sus hijos “pero leve”.
Explicó que después de la muerte de su mujer él entró en depresión, “y al verla cómo sufrió, me encerré y ya no quise salir hasta apenas que mis hijos me convencieron para vacunarme, y creo que volver a salir a la calle me dio ánimos y ahora pienso que sí vale la pena ponerse la vacuna, no importa el esfuerzo que se haga”.

No se respetan las letras por día; el trámite burocrático

Cerca de Margarita y David un grupo de personas se quejó de que los “servidores de la nación” y los voluntarios no respetan las letras que corresponden por día. Margarita, sintiéndose aludida porque la letra de su apellido ya pasó les explicó por qué vino ayer y cuánto tiempo tuvo que apartar su espacio para ser la primera de la fila.
También entre muchos de los formados privaba la confusión, algunos desconocían qué documentos debían llevar y cómo rellenar el formato del Comprobante de Vacunación contra el Virus Sars-Cov 2.
Algunos, ya casi para llegar al primer filtro, tenían que regresar a algún cibercafé o a sus casas porque no llevan su formato con el código QR que a partir de esta etapa es necesario para agilizar el trámite en el acceso a los cinco filtros por los que hay que pasar antes de llegar hasta el módulo de vacunación.
El primero es para acreditar la documentación, el segundo para recibir la ficha, el tercero para que revisen que los datos vayan anotados correctamente, el cuarto para que vacíen los datos del formato a unas sábanas para el control del Programa Nacional de Vacunación, y el quinto para que asignen el módulo de vacunación que corresponde a cada persona.
“Yo no estoy seguro si la vacuna de verdad proteja o no del Covid, más bien yo pienso que es como una prueba de los gobiernos, por eso están poniendo de muchas marcas a distintos sectores de la población para ver finalmente cuál jala y esa ponerla a la venta después”, opinó Gregorio cuando salía vacunado del Itech.
Sin embargo, dijo que después de que recibió la primera dosis se sintió con más confianza para salir a trabajar, “por lo menos da valor, ya no sale uno con tanto miedo como antes”, dijo ya cuando se apresuraba para encontrarse con un grupo de sus familiares que lo esperaban afuera de la institución.